Yo creo que la mayoría de las personas que están leyendo este artículo conocen a la perfección que, de todos los alimentos que componen la dieta mediterránea, el aceite de oliva es, sin duda, el más relevante. Y, todo por los múltiples efectos beneficiosos que, según todas las recomendaciones actuales, su ingesta nos aporta. Todas las investigaciones en asuntos de nutrición, apuntan a que una dieta rica en aceite de oliva reduce el colesterol, la tensión arterial y que mejora de manera significativa el metabolismo de la glucosa.

Son, por tanto, muchas las propiedades que tiene el aceite de oliva. Por una parte, es rico en ácido oleico, el ácido graso monoinsaturado más abundante en la naturaleza y, por la otra, es el único aceite que puede consumirse recién extraído, en su forma virgen, sin refinado ni procesado industrial, lo que le permite conservar un sinfín de productos, como son todas las vitaminas, que le dan un valor nutricional adicional y, sin olvidar, su agradable y exquisito sabor.

Además, debemos tener en cuenta que su proporción de grasa es, en general, similar a la que tienen los aceites de girasol y de semillas. La diferencia está en el tipo de grasas. En el aceite de oliva son básicamente monoinsaturadas y en los de semillas poliinsaturadas. Ahora bien, energéticamente, son similares. Tanto el de oliva como los de semillas, aportan aproximadamente unas 900 Kcal cada 100 cc, por lo que, en cualquier caso y dado a que tienen muchas calorías, ambos deben de tomarse con moderación.

Lo cierto es que el aceite de oliva es un alimento básico en algunos países de la zona del Mediterráneo. De hecho, histórica y culturalmente, siempre ha sido un producto muy ligado al área del Mediterráneo. Y ni que decir tiene que, en los tiempos actuales, todos los estudios vienen a corroborar que el aumento en el consumo de este aceite tan preciado y con exquisito sabor, además de la reducción en el consumo de colesterol y de grasa saturada y en el aumento en el de fruta, verdura, cereales y pescado, todo ello constituyen las principales recomendaciones dietéticas para la prevención de las tan temidas enfermedades cardiovasculares.

Pero, tampoco terminan ahí las propiedades beneficiosas de este tesoro tan preciado en nuestra cocina mediterránea. Los últimos estudios apuntan a que su consumo se asocia a un menor riesgo de cáncer de mama y de colon.