En poco tiempo ha conseguido ser la fruta más deseada y estar en boca de todos. Lo ha hecho no solo en la cocina, también en la moda y en las redes sociales, que han ayudado a impulsar las ventas. La tendencia de meter un anillo de matrimonio dentro del fruto se hizo viral, y los instagramers no paraban de presentarlo en la red. Pero más allá de su fama mediática, este alimento ya se consumía hace siglos por su sabor y sus propiedades saludables.

Es una especie originaria de Mesoamérica, especialmente de las partes altas del centro y este de México y de Guatemala con evidencias de su uso en Coaxcatlán (México) desde hace unos 10.000 años. La Persea Americana da como fruto el aguacate, palabra que proviene del náhuatl "ahuacatl", y que llamó la atención de los españoles durante el Descubrimiento de América. Martín Fernández de Enciso (1470 -1528) fue el primer europeo que describió aguacates cuando los mencionó en su libro Suma de Geografía, publicado en Sevilla a principios del XVI. El propio poeta y soldado Garcilaso de la Vega describió el aguacate como "delicioso y muy saludable para los enfermos; con azúcar, es comer de una conserva muy regalada".

Tras experimentos en varios países el aguacate no se convirtió en un cultivo comercial hasta principios del siglo XX. Con el tiempo, España se transformó en una potencia exportadora de este fruto verde, con los primeros ejemplares obtenidos en una finca experimental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la comarca malagueña de la Axarquía.

Y aunque hoy no se cuestionan sus muchas propiedades, el aguacate sufrió altibajos en los ochenta, cuando comenzó la moda de los alimentos bajos en grasas. Una vez demostrado que sí las hay buenas -las monoinsaturadas-, esta fruta recuperó su apogeo. A ello contribuyó también la creciente popularidad de la comida mexicana. Lo cierto es que la Persea es una de las frutas más nutritivas, con alto contenido en fibra, más potasio que los plátanos y rica en ácido fólico y vitamina E. También destaca su alta proporción de proteína, y sus aceites son buenos para la piel y el organismo en general.

En la cocina es tan versátil que va con todo. Su textura suave y cremosa permite combinar el aguacate con ensaladas y sandwiches, postres, helados, salsas, carnes, pastas... Es también el perfecto sustituto vegano a la mantequilla y otras grasas animales.