"La llorona, además de lucir un título bastante ridículo que tampoco mejora en su versión original (The Curse of La Llorona) parte de una trama previsible y pobre. Las supuestas leyendas urbanas sobre espectros y espíritus que vagan por el mundo terrenal con sus almas en pena deseando que los mortales paguen por sus desgracias dan, a lo sumo, para un cortometraje. Nada más. A poco que se extiendan, ya evidencian las reiteraciones, los tópicos desgastados y el carácter prefabricado del producto. Esta especie de versión latina de "la muerta de la curva" que pretende adaptarse al mundo anglosajón termina, al menos en mi caso, por provocar la risa ante su incapacidad de transmitir sustos o inquietudes. Tal vez sea porque la vi en versión original y me resultó bastante patético el empeño de los actores en pronunciar La llorona en castellano y en un tono lúgubre para así causar pánico a los espectadores. El resultado no puede ser peor. Con el transcurso de los minutos ni siquiera cabe reírse. Sólo queda ironizar con la denominación del filme y concluir que ambos son para llorar.

La llorona es una suerte de mito del folclore latinoamericano que, según la tradición, representa el alma de una mujer que perdió a sus hijos y pasa las noches en su busca, asustando mientras con su llanto a quienes la ven u oyen. El guion recurre a dicho cuento mejicano para conformar, sin embargo, un producto netamente americano. Una trabajadora social con dos niños y que ignora la advertencia de una madre sobre el peligro que podrían correr sus pequeños, comienza a padecer extraños sucesos sobrenaturales. Su única esperanza será escapar de la maldición de La llorona para, de ese modo, poder salvar a su familia.

Los personajes predecibles, las secuencias artificiales y las fórmulas manidas provocan que la escasa hora y media de proyección resulte eterna. Para los aficionados al género de terror existen ejemplos recientes mucho más recomendables. Sin ir más lejos, el año pasado se estrenó la muy apreciada Un lugar tranquilo, La bruja en 2015, It Follows en 2014 o la sueca Déjame entrar en 2008, demostrando que es posible abordar esta modalidad cinematográfica con un mínimo de inventiva y calidad, circunstancia que no sucede con La llorona, pues flirtea continuamente con el absurdo hasta caer en el aburrimiento.

El realizador Michael Chaves debuta en la gran pantalla con este largometraje, aunque la figura más conocida del equipo es James Wan, que desarrolla aquí su faceta de productor, pero que es el responsable de aceptables muestras del género, como algunas entregas de Expediente Warren y, por supuesto, la mayoría de las sagas sanguinarias y terroríficas de los últimos tiempos, incluidos los ocho estrenos de Saw, dos de Insidious, dos de La monja (uno de ellas, en fase de rodaje), tres de Expediente Warren y, ya como director, Fast & Furious 7 y Aquaman. Cineasta nacido en Malasia, se alza como auténtico referente en la materia, aunque sus propuestas resulten discutibles. En esta ocasión, ni ha sabido elegir bien la historia ni ha podido dotar a la producción de los mimbres necesarios para extraer cierto provecho.

Conformando el elenco figuran Linda Cardellini (a quien hemos visto en aclamados trabajos como Brokeback Mountain o la recientemente oscarizada Green Book, si bien el grueso de su carrera profesional lo ha desarrollado en el medio televisivo), Patricia Velasquez (La momia, El regreso de la momia, Cazadores de mentes), Raymond Cruz (secundario en Peligro inminente o Training Day), Sean Patrick Thomas (Espera al último baile, Crueles intenciones) y Marisol Ramirez, quien se encarga de dar vida a La llorona.