Es una persona que se proyecta con claridad, la que traza desde perspectiva humana y profesional. Argeo Semán Díaz, reelegido el pasado jueves decano del Colegio de Arquitectos hasta el año 2023, ama profundamente a su ciudad: hasta los cimientos.

Martín Chirino mantenía una relación muy especial con el Colegio de Arquitectos.

De hecho, tenemos el privilegio de contar en la plaza Alberto Sartoris con la escultura Lady Tenerife, que me atrevo a calificar como una de sus mejores obras. Además tuvimos la fortuna de poder organizar su rehabilitación, porque se encontraba seriamente dañada.

Singulariza el espacio.

Cuando se proyectó el edificio que hoy es sede del Colegio, obra de Javier Díaz-Llanos y Vicente Saavedra, ellos ya tenían claro que en aquella plaza había que instalar una escultura con la suficiente potencia. Creo que entonces hubo eso que llaman alineación de planetas, en cuanto a conseguir un magnífico edificio, con una magnífica plaza y rematada con un símbolo perfecto para Santa Cruz.

De fondo, late la estrecha vinculación del Colegio con las exposiciones de esculturas en la calle.

El Colegio siempre ha estado participando desde sus inicios en estas iniciativas, con Vicente Saavedra a la cabeza. Después de tantos años, estamos a punto de firmar un convenio con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para poner en marcha una tercera edición, trayendo a la ciudad una serie de esculturas que no vinieron ni en la primera ni en la segunda. También vamos a disponer de una partida presupuestaria para la rehabilitación de algunas piezas y para rehacer otras que hubo que desmontar. Ese espíritu permanece vivo.

¿Qué destacaría de la personalidad de un genio como Chirino?

Su sencillez. Cuando estuvo en aquel acto de presentación de la remozada escultura se mostró como una persona cariñosa y es que cuando uno ha hecho las cosas bien, aunque pase el tiempo, siguen manteniendo ese sello de geniales. Fue una especie de homenaje a sí mismo, al propio Colegio de Arquitectos y, por supuesto, a la escultura.

Lady Tenerife está hecha y concebida para ese lugar, ¿no?

Creo que, además de su magnífica factura, también destaca su posición, porque tanto se puede ver delante del lienzo que representa el fondo de la montaña, ese hueco abierto, como cuando la miras de lado, proyectada junto al edificio colegial, un bellísimo contraste entre el rojo vivo e intenso de la pieza y el hormigón.

¿Cuánto sueño le quitan los Planes Generales y sus avatares?

Lo sufro de dos maneras. De una, porque he estado participando en siete planeamientos y los vivo desde dentro y, de otra, porque me dedico a la edificación. El urbanismo busca la excelencia y la perfección y sobre todo en el aspecto jurídico hay decisiones que, si bien pueden ser buenas para la ciudad y los ciudadanos, sin embargo, por prestarse a la duda jurídica y a la interpretación desde el Derecho, se quedan sobre la mesa o sobre planos. Creo que sería recomendable aflojar un poco esa tuerca y para eso considero que hay que pensar más, razonar, debatir y no necesariamente acabar en los tribunales argumentando si un plan es anulable o nulo o si debe hacerse de nuevo... Esa dinámica hay que romperla.

A la ciudad de Santa Cruz ¿se le abre un nuevo horizonte con los terrenos de la Refinería?

La primera vez que escuché hablar de esa posibilidad, la idea que se me vino de inmediato a la cabeza fue la de oportunidad. Muy pocas veces a lo largo de la vida de un profesional tienes la posibilidad de ver cómo se hace un trozo tan grande de ciudad. En las Islas siempre nos hemos movido con actuaciones pequeñas y ahora, de repente, en lo que será el centro de la ciudad vamos a disponer de 600.000 metros cuadrados de suelo disponible en los que se van a poder hacer un montón de cosas: una oportunidad increíble.

Y ahora hay que cristalizarla...

Hemos llegado a un acuerdo con la Sociedad de Desarrollo y desde el 25 al 28 de marzo celebraremos las jornadas Más Ciudad. Vendrá gente de fuera a explicar sus experiencias y la intención no es que de ahí salga una solución, sino una tormenta de ideas que ponga sobre la mesa lo que se está haciendo en el mundo para que así creamos que podemos tener una magnífica ciudad con parques, viviendas, hoteles, equipamientos comerciales, dotaciones públicas y privadas... Que tengamos un trozo de ciudad bien pensada para el futuro.

Santa Cruz está cargada de referentes arquitectónicos. ¿Acaso es tiempo de volver a reconocerlos?

Creo que hace falta contar las cosas buenas que tenemos. Parece que se le dan más importancia a los problemas que a las soluciones, a las cosas malas frente a las buenas y en Santa Cruz hay ejemplos de arquitectura racionalista y moderna que son espectaculares. Desde la junta directiva pretendemos generar una mayor relación entre el Colegio y los arquitectos con la sociedad, pasar de los escándalos y las megalomanías para hablar de la pequeña escala. Debemos reconocer el paisaje que tenemos y disfrutar de él.

¿Y qué opina sobre las pugnas entre Cabildo y ayuntamiento por criterios patrimoniales?

Es un debate complicado. Creo que se han radicalizado las posiciones. Hay que luchar y defender aquello que tiene valor patrimonial, pero no puede ser que la carga de la recuperación, rehabilitación y mantenimiento recaiga solo en el propietario, cuando lo hemos decidido entre todos. Ahora bien, esos valores patrimoniales no pueden estar por encima de todo. En la gran bronca con Miraflores se produjo un quebranto de la seguridad jurídica porque había suelo y edificaciones sin catalogar y luego llegó el Cabildo y, aprovechando un resquicio, metió una serie de obras. Esas cosas hay que hablarlas previamente y respetar las reglas del juego y no tanto imponer en función de las competencias que a cada uno le haya dado la legislación.