Miguel Ríos cerrará hoy su gira sinfónica por Cataluña en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, un escenario al que llega en un momento de su carrera en el que "el rock y yo ya somos un poco clásicos".

El cantante y compositor, en activo desde los años 60, ha asegurado que tocar en el Liceu representa para él "algo inesperado, excitante y, por qué no decirlo, no carente de riesgo".

"Es un teatro por el que han pasado los grandes nombres de la lírica y, últimamente, de otras expresiones de la música popular. Cantar en el Liceu no deja de ser un lujo y una gran oportunidad de actuar en uno de los templos culturales de Europa, que ya no me esperaba", añadió.

Miguel Ríos llega al teatro de la ópera barcelonés con "Symphonic Ríos", una propuesta que fusiona el rock & roll con la música clásica.

Clásicos del granadino como "Bienvenidos", "Santa Lucía" o "El Rock de una noche de verano" sonarán en el Liceu enriquecidos por más de 50 músicos bajo la batuta del maestro Josep Pons.

"El Liceo es un lugar imprescindible para el ser humano y estoy convencido de que sonaremos impecablemente", aseguró el músico granadino, quien ha reconocido que su opinión sobre esta institución cultural ha cambiado con los años.

"Cuando tenía veinte años el Liceu estaba en otro planeta para mí", explicó. "Yo llevaba dos años grabando versiones del rock&roll sajón, la música que cambió el mundo, y la juventud planetaria se preparaba para alistarse en un orden nuevo llamado contracultura".

"Yo miraba el mundo con las orejeras con las que enfocan el mundo los conversos de la fe verdadera. El Liceu era otra cultura, en otra clase social, muy alejada de la mía", recordó.

Pero las cosas han cambiado mucho durante los más de cincuenta años que han pasado desde que Ríos tenía veinte.