¿Puede un león hacerse intimo amigo de un pajarillo hasta el punto de confiarle su mayor secreto? Es la fábula sobre la "fuerza" del amor que plantea Elsa Punset en su debut en los libros para niños, esos "pequeños filósofos", dice, atiborrados de estímulos, sobreprotegidos y a veces descuidados en lo emocional.

"El león jardinero", editado por Destino e ilustrado por Kim Amate, ahonda en la "fuerza de los afectos", como el amor y la amistad, al tiempo que reivindica "la magia de lo cotidiano", "de la vida misma", resume Punset en una entrevista con Efe.

Protagonista de uno de los fenómenos literarios del 2012 con su libro "Una mochila para el universo. 21 rutas para convivir con nuestras emociones", Punset vuelca ahora en el universo de los más pequeños toda su experiencia en el campo de la educación y sus conocimientos en inteligencia emocional.

Y pone con este poético texto una "herramienta" en manos de padres y maestros que espera que les sirva para "sentarse con los niños y poder hablar de las grandes emociones".

Porque si algo "apasiona" a la hija de Eduardo Punset, el famoso divulgador científico, es "ayudar a la gente a comprenderse y a cambiar", asegura.

No hay nada mejor que las fábulas, considera la autora de "El león jardinero", para abordar "temas difíciles" como el de la muerte o la pérdida en general, o para hablar de "la fuerza que tiene el afecto en la vida de la gente".

"Los niños -afirma- nacen llenos de afecto y pierden capacidad de afectividad y de creatividad a medida que crecen porque se les educa para protegerse y endurecerse, para olvidar que el elemento que va realmente a detonar su capacidad de superar obstáculos es el amor".

Para Punset, "el afecto es una capacidad extraordinaria que tiene el ser humano, que le da mucha fuerza, muchas alas" y, sin embargo, lamenta que no se enseñe a los niños a gestionar sus emociones.

"La educación emocional y afectiva es una de las grandes asignaturas pendientes", subraya la directora del Laboratorio de Aprendizaje Social y Emocional, ubicado en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, y coordinadora de un programa especial sobre esta materia puesto en marcha en escuelas de primaria de Madrid, Barcelona, Pontevedra y Almería.

"Cuando enseñas competencias sociales y emocionales a un niño, como llevarse mejor o centrar su atención, tiene un impacto en sus resultados académicos, que mejoran", explica.

Argumenta que "si no puedes poner nombre a tus emociones es mucho más difícil comprenderlas. Hay todo un proceso de alfabetización emocional que todavía no ha llegado a la sociedad de manera natural. No se enseña emociones como se enseña matemáticas".

Punset, que tiene entre manos un proyecto editorial de inteligencia emocional para la etapa infantil que se publicará en Oxford University Press en los próximos meses, está convencida de que la educación emocional acabará entrando en el sistema educativo.

"En las dos últimas décadas hemos aprendido mucho de cómo funcionamos y cómo nuestros pensamientos y nuestras emociones cambian físicamente -dice- la estructura cerebral a cualquier edad".

Con su fábula de "El león jardinero", la autora de "Brújula para navegantes emocionales" e "Inocencia radical" ha querido abrir, por ello, un espacio a la reflexión y el aprendizaje de las emociones.

Esta fábula muestra a los pequeños, indica Punset, la importancia de "saber quiénes son, de empatizar con los demás, de ponerse en su piel y ver que aunque parezcamos diferentes somos similares, que las emociones vienen de dentro y se pueden gestionar y potenciar algunas, y que pueden ser dueños de sus vidas, no marionetas".

El papel "sutil" de un padre o una madre es "dar raíces y alas" a sus hijos, añade esta colaboradora de radio y televisión. Educar es, subraya, darles una base sólida y enseñarles a ser autónomos.

Ayudarles, añade, a "encontrar su lugar en el mundo, a sentirse bien consigo mismos, a cuidar de sí mismos, física, mental y emocionalmente", y dejarles también "soñar".

Soñar, por ejemplo, en "la magia de lo cotidiano", por eso su historia de "el león jardinero" es "tranquila, la emoción está -dice- en dos seres que se descubren y se comprenden".

La madre Teresa de Calcuta decía, resume Punset, "no puedes hacer grandes cosas en este mundo, solo cosas pequeña con mucho amor".