Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona e ideólogo de Ciudadanos, se ha descolgado en un medio de comunicación con un articulo de opinión sobre "La creencia en una identidad colectiva es el hilo que conecta feminismo y nacionalismo". Resalta (y derivo hacia el camino del nacionalismo) que es este el espacio cerrado y dogmático que no admite discusión alguna porque todo está asentado en las creencias, en el sentimiento y en la identidad, a la que considera como la piedra de toque que no hay que someter a debate porque si se hace por aquellos que no van por la senda del nacionalismo, se les demoniza y condena. Para el mencionado catedrático, "se ha pasado de la Ilustración al Romanticismo, de las ideas a las creencias".

Disiento totalmente de esta consideración porque habría que tener claro el nacimiento de las naciones, su consolidación en el mundo de muchas y el deseo de lograrlo de otras. El nacionalismo moderno comienza con el periodo crucial de la Revolución Francesa , con la Ilustración desde el pensamiento de Locke, afianzado por Rousseau, pero que no termina en ese espacio de tiempo que dura el Siglo de las Luces, sino que se implementa , profundizándose aún más en lo que llegó después, que fue una reacción contra la sobrevaloración del racionalismo que dio lugar al Romanticismo.

Se considera entonces que habría que alejarse del racionalismo ilustrado y que la naturaleza, el hombre, los grupos humanos que por cultura han decidido constituirse en nación que no se está en un tiempo acabado, sino que tanto la naturaleza como los pueblos están en un continuo proceso de transformación.

El Romanticismo en contra del cosmopolitismo de la Ilustración defiende el espíritu del pueblo, exalta a sus tradiciones y recrea su historia.

Con esto pretendo manifestar que el nacionalismo está considerado una ideología que legitima la existencia y la permanencia de una nación y que fundamenta al mismo tiempo su derecho a la autodeterminación; en ambos casos el nacionalismo se vale de la historia, de la cultura, de la educación como elemento cohesionador, inscribiéndose el nacionalismo en aquellos procesos políticos e históricos en los que se asume bajo formas distintas la representación política de un pueblo representado por aquel.

O sea, que la ideología en el nacionalismo es fundamental y no pone en juego la categoría de clase, sino la categoría de nación. Y también como un impulso que en muchos pueblos está situado en el imaginario, o como un proceso inacabado donde la fuerza del sentimiento y de un deseo junto con la razón política para conducir los pueblos a la meta final, cual es su construcción nacional no está reñido ni con la Ilustración ni con el Romanticismo. Lo que quiere decir que no hemos pasado de la Ilustración al Romanticismo, o de las ideas a las creencias, como dice el ideólogo de Ciudadanos. Simplemente el nacionalismo se encuentra en el camino de su historia, impulsado por su ideología y también por sus creencias y sentimientos.

No han cambiado los conceptos, que continúan impertérritos, solo la pretensión de algunos en tergiversar y reconducir la historia a la medida que interesa a sus componendas políticas e ideológicas.