La semana comenzaba en el Parlamento con el debate sobre el Estado de la Nacionalidad y proseguía en Bruselas, donde el presidente Fernando Clavijo, desde la Presidencia de turno de las Regiones Ultraperiféricas (RUP), mantenía ayer un encuentro con Mariano Rajoy, Antonio Costa, primer ministro del Gobierno de Portugal y Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa.

Toda vez que de las nueve regiones ultraperiféricas seis son francesas, (Guadalupe, La Reunión, Mayotte, Guayana Francesa, Martinica y San Martín), dos portuguesas (Madeira y Azores) y las Islas Canarias. Cada una de ellas comparte las peculiaridades de la lejanía, la insularidad y la dependencia del exterior por el número reducido de materias primas y productos locales. Unos factores que limitan su desarrollo económico y social y que, en el contexto actual, siguen enfrentándose a los mismos desafíos de siempre agravados aún más por la globalización, el cambio climático o las incertidumbres derivadas del "brexit" y su previsible incidencia en la financiación comunitaria.

De estos retos surge la necesidad de reforzar las acciones conjuntas en defensa de las RUP para el mantenimiento de las políticas de cohesión, la dotación de medios financieros suficientes y el encaje de estas regiones en el marco financiero plurianual de cara al periodo post-2020 para lograr la igualdad de oportunidades.

Las políticas de la Unión Europea, con medidas específicas adaptadas a las realidades de las regiones ultraperiféricas y reconocidas en el artículo 349 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, nos recuerdan el concepto aristotélico de la igualdad: justicia es tratar de forma igual a los iguales, y de forma desigual a los desiguales. Las injusticias surgen cuando se trata a los iguales de forma desigual y a los desiguales de forma igual.

Por eso son tan necesarias las compensaciones y las discriminaciones positivas para hacer frente a nuestras desventajas estructurales.

Más allá del reconocimiento formal, plasmado en el Tratado de la Unión, en Canarias siempre hemos percibido la protección de Europa. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con los gobiernos de España, ya fueran del Partido Popular o del Partido Socialista. No siempre han sido sensibles a nuestras singularidades. Unas veces incumpliendo nuestro REF, otras vulnerando planes como el de empleo o de infraestructuras, faltando a convenios como el de carreteras, o castigándonos con una financiación muy por debajo de la media.

Ante esto hemos tenido que estar ahí los nacionalistas de Coalición Canaria, para recordarlo y hacer valer nuestra posición, para que España reconozca que somos una tierra distinta, fragmentada en ocho islas a miles de kilómetros del continente, con necesidades diferentes y por tanto merecedoras de un trato también diferente.

Del mismo modo hemos de aplicar en Canarias un amparo y un trato diferente a las islas con mayores dificultades, a las de menor población y menores posibilidades de desarrollo económico y social.

Los mismos conceptos que predicamos en el marco de las regiones ultraperiféricas o en nuestro discurso frente al Estado hemos de plasmarlos en las políticas en el Archipiélago, para que ninguna isla se quede atrás.

Equidad, proporcionalidad, equilibrio, solidaridad, cohesión, acciones de discriminación positiva son las recetas que hay que aplicar en todas las islas para hacer de Canarias un solo pueblo. Una tierra única de ocho realidades distintas.

En esa idea ponía el énfasis el presidente Fernando Clavijo en su discurso del Debate sobre el Estado de la Nacionalidad Canaria, celebrado esta semana en el Parlamento: "Ni una isla por encima de otra ni una isla por debajo de otra. Siete islas iguales, ocho con La Graciosa. Ocho realidades que deben caminar a la par. Cada una con sus características, cada una con su modelo económico, pero todas en igualdad de condiciones."

*Diputada autonómica de CC