En los últimos meses hemos asistido a una polémica no sólo política, sino ciudadana sobre el deplorable estado de las infraestructuras viarias en Tenerife y las molestas colas que sufrimos diariamente. No es una novedad esta lamentable situación, desde Fepeco llevamos más de 20 años denunciando a todo el que lo ha querido oír, que la situación con el paso del tiempo se iba a hacer insoportable, los años pasados hasta el día de hoy nos han dado la razón y no nos alegramos de eso, al contrario, sentimos una rabia contenida, porque los que han tenido la responsabilidad de solucionar esta problemática no han sabido escuchar y poner manos a la obra. Tenemos un informe de más de 150 páginas, donde de forma demostrable ya en enero de 1992, ¡hace 24 años! estábamos apoyando al Ejecutivo regional para que se firmara el Convenio de Carreteras con el Gobierno central.

El sistema viario en Tenerife presenta un grado de colapso insostenible. Hay un problema de congestión grave que lleva aparejado dificultades de seguridad vial. Nuestra isla sufre los mayores índices de accidentabilidad en las carreteras de interés general, es decir las autopistas, de toda Canarias. Aquí radica el meollo de la cuestión, son las personas las que padecen esta desagradable tesitura.

Las carreteras y más en un territorio limitado como es una isla, es un servicio público de 24 horas al día, para que se pueda circular cuando se quiera o se necesite con seguridad y fluidez. Para eso los ciudadanos se compran sus vehículos y pagan sus impuestos, no debe haber ninguna limitación por deficiencias estructurales o que puedan poner en peligro la vida de las personas.

El cierre del anillo insular no es sólo una cuestión económica o de movimiento circulatorio, es principalmente unir la Isla en una perfecta cohesión social. Si el Cabildo está en disposición de aportar con fondos propios y ejecución inmediata las obras de finalización en el tramo entre Santiago del Teide y El Tanque, ¿pues qué estamos esperando para empezar? La Consejeria de Obras Públicas, dicho con todo respeto a un mejor parecer, debería centrar su gestión en negociar sin ceder, sabiendo que cuenta con el apoyo de los agentes sociales y de la sociedad civil, con el Gobierno de España la financiación del tercer carril en el Norte entre Guamasa y La Orotava y en el Sur entre San Isidro y Las Américas. Y entre tanto, ejecutar de manera inmediata obras menores de urgencia como puede ser el tramo entre Las Chafiras y Guaza y mejorar los enlaces en la TF-5, además de dar respuesta para los vehículos de alta ocupación, aportando otro carril entre Guamasa y el Aeropuerto de Los Rodeos en dirección a Santa Cruz, para darle mayor eficiencia a la autopista. Esa solución se hizo hace años entre Güímar y Santa Cruz y ha dado unos resultados encomiables. No se trata de llenar la Isla de asfalto como algunos mal intencionados tratan de insinuar maliciosamente, sino de tener una calidad de vida acorde al siglo XXI, respetando el territorio. Son propuestas concretas, reales y realizables.

En lo que si estamos todos de acuerdo es en que no podemos seguir como estamos. No perdamos más el tiempo, lo que haya que hacerse se hace, la solución al problema viario tiene que ser independiente de la administración que tenga la competencia, de intereses partidistas o particulares, ahí no puede radicar la parálisis. Siempre sumando, hay que suscitar espacios de encuentro de donde salgan iniciativas generosas priorizando el interés social. La ciudadanía tiene que recobrar la confianza en sus instituciones, por eso cualquier iniciativa de confluencia es bienvenida y seguro que será provechosa.

Aquí no sobra nadie, aportamos en conjunto. Como decía la socióloga Sherry Turkle "todo lo que realmente necesitamos es escucharnos unos a otros, incluyendo los pedacitos aburridos". Es la hora de unir esfuerzos y, todos a una con empeño, dejar de lado diferencias de criterios y poner un desenlace fructífero a la medida de las necesidades y demanda de movilidad viaria de los ciudadanos, que son los verdaderamente importantes. Ahora es el momento del diálogo, unido al consenso constructivo, para implementar medidas efectivas para hacer lo que no se ha sabido realizar hace años y se tenía que haber ejecutado. No miremos para detrás que nos caemos, seamos inteligentes, vamos a tener una visión y acción de presente y de futuro. Así circularemos todos más rápido.

*Presidente de Fepeco