Comprendo el dilema. Fueron muchos años trabajando hasta las tantas de la madrugada, corrigiendo textos, rehaciendo titulares para que cupieran en el espacio asignado, peleándome con las ortografías ajenas... Así que entiendo las agonías de quienes trabajan detrás de una mesa, en el proceso de producción de un periódico. Y me imagino al compañero enfrentado al titular y sudando la gota gorda: "Las mujeres bajan a los charcos para mojar los chochos con el agua salada". Es normal que al hombre le entraran los siete males y acabara huyendo del habla canaria como el que huye de la peste bubónica. Es mejor mojar los altramuces con el salitre y dejar los chochos tranquilos.

Lo mismo habría que titular, por ejemplo, con el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, que llevó los chochos a remojar en salado al encuentro de los cabildos con el presidente del Gobierno. Quedaría feo decir que Morales quiere que el Gobierno le moje los chochos. Pero por ahí van los tiros. Porque está tremendamente mosqueado con que le dejen fuera de juego y no hace más que hacerse notar de la manera que sea.

El Cabildo de Tenerife ha dicho que está dispuesto a pagar parte de las inversiones en carreteras. Pero eso Morales lo considera "perverso" porque supone asumir un gasto de una competencia que no es de los cabildos. No le falta razón. Pero mira tú por donde, tampoco los cabildos tienen competencias en materia del modelo energético canario y bien que el señor Morales se plantó y dijo que a él no le iban a poner una central regasificadora en su isla ni aunque le metieran todos los chochos de la Isla en la mar salada.

El problema no es que Antonio Morales sea incoherente entre lo que exige a los demás y se permite a sí mismo -que lo es-, sino que se encuentra en una especie de fuera de juego político. Estar fuera del pacto le tiene desinquieto, pensando que se la van a meter doblada dejándolo fuera de algunas inversiones. Por eso está llamando la atención y amenazando con comisiones para estudiar los desequilibrios y advirtiéndole a Clavijo que le va a hacer un estrecho marcaje para que no le sise ni un chocho, digo ni un euro.

El problema de montar un chocho permanente (montar un pollo, en peninsulero) es que a la larga acabas cansando a todo el mundo. Te desgastas. Fernando Clavijo se llevó al huerto a los presidentes de cabildos anunciándoles un reparto más justo de los fondos del ITE. Las islas menores empiezan a estar hasta el gorro de los pleitos capitalinos y el mensaje del Gobierno les llegó claro. Morales se quedó sólo con su perreta contra Tenerife a cuenta de las carreteras: un curioso cabreo porque Gran Canaria se lleva 26 millones de euros y los tinerfeños sólo 15.

Canarias siempre ha sido una discusión de dos. No en balde hay dos perros con collar aguantando el escudo de las Islas. Pero empieza a surgir una tercera voz. La de quienes nunca la han tenido y empiezan a estar hasta el altramuz de escuchar a los que más tienen quejándose siempre por todo.