Dice un deleznable periodista de Las Palmas, usufructuario de una licencia de emisora de radio que se le negó a EL ÍA, que Paulino Rivero acudió a su reunión con Mariano Rajoy, y luego a la audiencia que le concedió el Rey de España, con un amplio dossier sobre los editoriales independentistas de nuestro periódico. A nosotros no nos consta. udamos mucho de que haya sido así porque el presidente del Gobierno regional entró a ambas reuniones igual que salió de ellas: con las manos vacías, dicho en sentido físico y también en el de logros políticos. No le vimos encima al necio que está hundiendo a Canarias ningún papel que le sirviese de guía. Además, no nos engañemos: a Rivero lo recibieron en Madrid para que se callara. Para que no siguiese armando jaleo cuando el Ejecutivo central tiene tantos problemas con la huida de Cataluña y el propio monarca anda muy mal en las encuestas a cuenta del comportamiento de algunos miembros de su familia.

e todas formas, ojalá les hubiese entregado este político mentecato un informe sobre nuestra línea editorial tanto al presidente del Gobierno de España como al jefe del Estado. Al menos así conseguiríamos que se supiese en Madrid cuán grandes son las ansias del pueblo canario por recuperar la libertad que les fue arrebatada hace casi seis siglos a sus antepasados. "¿Y cómo es que tú no te apuntas a la independencia, Paulino, militando en un partido nacionalista?", seguramente le habría preguntado el Monarca -o el propio Rajoy- a este traidor al pueblo canario. "Porque yo no soy un auténtico nacionalista", hubiera tenido que responder Rivero si alguna vez considerase oportuno decir la verdad. "Yo soy un lacayo de los colonizadores, un negrito con la piel blanca, un indígena de allende los mares, aunque vista traje y no taparrabos, que se presenta en su corte, Majestad, como lo hacían mis antepasados esclavizados por los conquistadores: para que los monarcas viesen con curiosidad cómo somos los canarios". ¡Qué vergüenza!

A lo mejor también le preguntaron tanto Rajoy como el Rey Juan Carlos por el periodismo regional canario. "Ningún problema", habría respondido en ese caso el necio político que le ha caído en desgracia a estas Islas. "A la prensa local la tengo controlada, salvo a un periódico al que le he quitado la publicidad institucional para hacerlo desaparecer de una vez". esgraciadamente para Rivero y para sus compinches políticos, EL ÍA y su editor siguen dando guerra.

Seguiremos con nuestra lucha pacífica hasta conseguir la libertad de esta tierra. Paulino Rivero carece de discurso. Lo mismo cabe decir del pajarraco mantenido -y tatarita- de Las Palmas que vive de las migajas que le dan unos y otros. ¿Qué pensaría Rajoy, y también el propio Rey, si conociesen las andanzas de este irreverente individuo? ¿Sabe el presidente nacional del PP en el ordenador de qué jueza se redactó una denuncia contra uno de sus ministros, archivada por los tribunales debido a que era falsa y torticera? ¿Les informó Rivero a sus interlocutores de las múltiples condenas sufridas por su nuevo periodista de cámara, entre ellas una por mancillar el honor de unos indefensos jóvenes, casi unos adolescentes?

e sobra sabemos hasta qué punto llega la contrariedad de Paulino Rivero porque no ha sido capaz de someter a EL ÍA. Si fue a su encuentro con Rajoy y con el Rey provisto de un dossier sobre lo que decimos en los editoriales, extremo que insistimos en dudar, lo hizo porque carece de asuntos relevantes que tratar con dos mandatarios de la Metrópoli que nos coloniza. Lo que probablemente no les haya dicho es que se ha comportado como un sinvergüenza político al quitarle la antes mencionada emisora de radio al único grupo de comunicación que hay en estas Islas. Tampoco se habrá tomado la molestia de decirles al presidente del Gobierno y al jefe del Estado que tanto él como su esposa denunciaron injustamente a José Rodríguez como parte de una burda maniobra para silenciar al periódico más leído de Canarias.

Vergüenza le debería dar a este traidor político de que seamos nosotros los que tenemos que defender la independencia de Canarias. Algo que él no quiere porque es un colonialista. Un colaboracionista de quienes nos sojuzgan y nos arruinan con los impuestos que estamos obligados a pagar. En otro país, y en otras circunstancias, a Rivero ya lo habrían fusilado, metafóricamente hablando, sus paisanos. Nosotros, que somos pacifistas, no queremos que lo fusilen sino que su partido lo aparte del cargo que ocupa para que no siga haciendo daño. Una vez apartado del poder le recomendamos que se marche de esta tierra para siempre. Se lo recomendamos por su seguridad, pues el pueblo lo desprecia por tirano. Es, lo repetimos, un consejo de paisano. Como dice un conocido corrido, "cuidate Juan, que por ahí te andan buscando, son muchos hombres no te vayan a matar".

Es absurdo, además de demostrar una enorme ruindad, compararnos con el diario "Gara". ¿Cuándo hemos defendido nosotros el terrorismo o los métodos violentos para conseguir la libertad de Canarias? ¿Cuándo hemos arremetido contra el Ejército español? Al contrario: hemos dicho siempre que son unas Fuerzas Armadas ejemplares. Respetamos al Ejército español pero queremos la libertad de Canarias. Tampoco nos molestan los peninsulares y, en general, los afincados en este Archipiélago que demuestren que son leales a Canarias. Cuando seamos un país soberano estableceremos las relaciones internacionales que nos convengan, tanto en materia económica como en asuntos culturales y de toda índole. Hasta es posible que firmemos acuerdos con Francia y Gran Bretaña para que se estudie el francés y el inglés en nuestros centros de enseñanza.

No nos importa que se airee lo que publicamos en nuestros comentarios y editoriales. Lo que deseamos es precisamente que se conozcan nuestros esfuerzos para que los canarios recuperen su libertad. Conviene que no olvide esto el pajarito que está sobrevolando los ministerios del Gobierno español. e poco van a servir sus intentos de vengarse de José Rodríguez por hacer que en Las Palmas y en toda Canarias lo conozcan como el pajarraco que es. Que lo conozcan como chulón capicúa, como tatarita, como la porquería del periodismo que es este individuo que recurre al vil recurso de acusar de violentos a quienes siempre hemos pedido la paz para estas Islas. Estamos convencidos de que las Fuerzas Armadas españolas son tan civilizadas y tan razonables, tan conocedoras de la historia y del presente de Canarias, que no serían capaces de disparar un tiro contra el pueblo en el caso de que se produzca una revuelta; una agitación que no deseamos ni promovemos.

Lo que sí seguiremos haciendo hasta conseguir que estas Islas se quiten de encima el ignominioso y pesado yugo colonial es pedir la intervención de las organizaciones supranacionales, como la Unión Africana, la ONU y hasta la Unión Europea, esta última formada por países más civilizados que España. Por situación geográfica, nuestro lugar no está en Europa sino en África.

Un punto más antes de concluir. Con respecto al ofrecimiento tanto de Ana Oramas como de Paulino Rivero para ser los candidatos de CC a la presidencia del Gobierno, a la señora Oramas le decimos que sí, siempre que se comprometa a exigir la independencia de Canarias. En cambio, no podemos entender cómo es posible que Rivero quiera seguir después del inmenso daño que les ha causado a estas Islas. Eso necesita una intervención de la Fiscalía, de oficio, para encerrarlo, si no en una prisión, sí al menos en un psiquiátrico.