Lo decíamos claramente en nuestro editorial de ayer: estamos en manos de unos amos que de vez en cuando dan una vuelta por la finca canaria para que los aparceros les rindan cuentas. Y esos aparceros, sumisos y aplatanados, corren como siervos, como perros leales ansiosos de que su señor les conceda la gracia de una sonrisa. ¿Cuándo va a despertar el pueblo canario de un letargo que se prolonga ya casi seiscientos años?

No nos gustan las protestas violentas porque somos pacifistas. Nuestra lucha es aquella que utiliza las ideas como arma. Por eso reprobamos los actos violentos que se produjeron el sábado en a aguna con motivo de la visita del ministro Wert. En cambio, echamos en falta una manifestación pacífica contra la situación colonial de Canarias. Debemos aprovechar todas las ocasiones para expresar nuestro rechazo a España. Es la única salida que nos queda ya que los falsos nacionalistas de Coalición Canaria no lo han hecho nunca, ni en las Islas ni en Madrid. Cada vez que venga al Archipiélago un político español, sea del partido que sea, debemos decirle que estamos hartos de ser esclavos. Estamos hartos de que nos esquilme la Hacienda española mientras muchas de nuestras familias pasan hambre y muchísimos de nuestros jóvenes han de emigrar. as cifras de paro juvenil siguen aumentando. Seguirán creciendo mientras estemos sometidos a unas absurdas leyes laborales -las que nos impone la Metrópoli- y a una presión fiscal abusadora.

Despierta, canario, porque te están saqueando. Te están tomando el pelo. Mientras no seas un ciudadano de tu propio país, mientras no seas un canario en vez de un falso español o un europeo ultraperiférico, no serás nadie ni en la Península ni en el mundo, porque nadie tiene en cuenta a los nativos colonizados. Cualquier africano que viva en un país libre es más digno que tú aunque algunos, los auténticos xenófobos y racistas que no somos nosotros, los sigan mirando como a seres inferiores. Eres un apátrida, canario, porque tienes una patria que no te dejan usar.

Acabamos de hablar de xenofobia y de racismo. En la sentencia de una juez que nos absolvió de una infundada acusación de calumnias se recoge que cierta magistrada de as Palmas calificó de xenófobo y racista al editor de E DÍA. No solo le adjudicó estos delitos; también lo acusó de incitar al racismo y a la xenofobia. Eso equivale a tacharlo de terrorista. Por lo tanto, estamos ante una prevaricación absoluta. Respetamos la honorabilidad de esta señora como persona, pero como jueza es un peligro potencial para quienes hayan de pasar por su juzgado, pues mucho nos tememos que al ponerse la toga no se pone también la venda en los ojos.

Decimos esto sin que nos importe que vuelva a arremeter contra nosotros el chiquito que dirige un digital canarión venido a menos en número de lectores y en una cochiquera del periodismo regional. Un individuo mendaz que nos acusa de cobardes. Valor nos sobra y lo hemos demostrado publicando la verdad, opinando lo que en conciencia -y libremente- pensamos que debemos decir, criticando a los políticos, incluidos los necios y despóticos políticamente hablando, porque no dependemos de ellos ni jamás hemos necesitado su ayuda para seguir saliendo a la calle. Tampoco hemos tenido que presentar una demanda civil para que nos paguen una hipoteca. Si no citamos a ese diario decadente y obligado a un ignominioso servilismo con los políticos que gobiernan para no desaparecer es porque nos repugna hacerle publicidad a un medio tan hostil a los intereses canarios. Ya bastante se aprovecha su director de las subvenciones procedentes del dinero que pagamos en impuestos -al igual que todos los canarios- para que encima lo promocionemos gratis. No somos cobardes; somos defensores de la libertad de Canarias.

Hace ahora un año decía este pajarraco mantenido que estábamos muy nerviosos ante la demanda que nos había puesto Paulino Rivero. De nerviosos, nada. Con serenidad, José Rodríguez acudió al juicio, se dictó sentencia en contra nuestra, recurrimos a la Audiencia Provincial haciendo uso de nuestro legítimo derecho y hemos sido absueltos porque, así lo entienden los magistrados, nuestras críticas, aunque duras, se han limitado a la faceta política del presidente del Gobierno autonómico. Temerosos, no; respetuosos con la Justicia y los jueces justos, sí.