En días pasados pusimos en su conocimiento las graves, y sobre todo cuantiosas, consecuencias derivadas de la puesta en marcha de la orden que liberaliza el sector las ITV en Canarias, por lo cual si nada ni nadie lo remedia habrá que prepararse para ser parte perjudicada y por tanto contemplativa del mayor paripé relacionado con la seguridad jamás visto en esta tierra. Pero tranquilos, nuestros ilustres y bienaventurados dirigentes tienen claro que esto será lo mejor para "todos". Falta saber por el resto de los mortales que no pululamos dentro de la Administración pública quién o quiénes son los denominados "todos". Por otra parte indican tener perfectamente definido el control exhaustivo de la actividad bajo el nuevo régimen, lo cual implícitamente pareciera querer decir que hasta ese momento alguien habría obviado la necesidad y obligación de velar por el correcto funcionamiento de la actividad, cuestión que ha sido asumida de facto y por iniciativa propia por los actuales operadores, aún a sabiendas de que en los despachos de nuestros "edificios múltiples" tenían tomada la decisión de ceder a las presiones recibidas de quienes siempre están detrás de todo lo que se mueve a nuestro alrededor. Ya saben aquello que siempre hemos palpado de ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro.

Sin querernos reiterar, y tal como dijimos en el anterior escrito, ejemplos análogos a este manido procedimiento hay muchos. Tan solo el paso de los años ha hecho olvidar a casi todos los que con tesón defendieron sus razones hasta el último suspiro dado que los acuerdos contractuales contraídos en su día eran su único y mejor aval ante la ley. Al final, muy al final, los tribunales, como no podía ser de otra manera, les han acabado dando la razón y al resto de los ciudadanos nos ha tocado pagar la factura de las millonarias indemnizaciones generadas por las batallas erradas de nuestros ilustrísimos al atreverse valientemente a disparar con pólvora ajena, pólvora nuestra, pólvora generada del esfuerzo y sudor de todos nosotros para el servicio y bienestar de todos los canarios. Lástima que la ley, esa que ellos mismos fabrican, modifican y derogan a su antojo y conveniencia, no les obligue a pagar con su patrimonio personal los errores que por sentencia acaban dando la razón a quien por justicia la tiene, y no corresponda este devengo al resto de los ciudadanos que en nada intervienen en dichas decisiones.

Pero, claro, hay que ser muy noble de pensamiento o tremendamente ingenuo para pensar que esto algún día pueda ser realidad y que cada palo aguante su vela. Hablando de ilusos, resultó cuando menos llamativa la manifestación y posterior advertencia realizada por parte de la consejera de Industria a los responsables de las actuales empresas concesionarias de la obligación de mantener el compromiso de asegurar los actuales puestos de trabajo en los centros que aún están en funcionamiento. Ustedes estarán pensando lo mismo que nosotros: nuestra consejera debe de tener unos pensamientos tan puros y nobles como nuestra recordada, respetada y admirada Madre Teresa de Calcuta, ya que en caso contrario ha llevado su ingenuidad a un extremo jamás conocido en un ser humano. ¿Qué empresario, sea del sector que sea, incluidos los denominados anteriormente como "todos", mantiene su plantilla de trabajadores por imposición moral de buena fe mientras su actividad se ve mermada con el paso de los días? Bien dice el refranero que no hay mayor ciego que aquel que no quiere ver, por lo que si no quiere verlo por sí misma no cesaremos en nuestro empeño de mostrar a la opinión pública el horizonte que se presenta ante esta nueva tesitura.

A todas estas, el máximo representante del Gobierno canario no se pronuncia por tal motivo. Es posible que siquiera tenga el conocimiento de que nos manifestamos día tras día por fuera de unos de sus fortines administrativos. Únicamente se le ve allí donde hay algo que inaugurar o donde asiste cantidad de gente de forma festiva para el aplauso fácil y gratuito. Coincidirán ustedes con nosotros en que su puesta en escena esta cada vez esta más próxima a nuestro estimado y admirado Pepe Benavente que a la que debería tener el presidente de Gobierno de Canarias, del cual esperamos fervientemente que en este caso nada tenga que ver con "el medio peso....". Por último, pedir disculpas a todos los usuarios y trabajadores del Edificio Múltiples I de Santa Cruz de Tenerife por las molestias que estamos causando diariamente derivado de las manifestaciones de protesta que hemos organizado los trabajadores de las ITV de esta provincia dirigidas a la "socialista" señora Luengo, a su consejería y sus desinformados asesores técnicos y no tan técnicos. El tiempo nos dará la razón, aunque seguramente, como ha sucedido en todos estos casos, será demasiado tarde.

*En nombre de los trabajadores de las ITV de Canarias