El agua ha marcado el progreso de la humanidad durante toda la historia. Las grandes civilizaciones siempre han mostrado una gran atención por este recurso; no solo por ser fundamental para la vida, sino también por su importancia económica y social. Los antiguos egipcios, de hecho, dividían su calendario en tres grandes estaciones: la inundación, la siembra y la cosecha. El Nilo era tan importante en su cultura que toda la sociedad se articulaba en torno a las crecidas del río.

Miles de años después de que floreciera la civilización egipcia en el desierto, la administración del agua y los desafíos del preciado recurso vital están marcando cada vez más la agenda pública. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, organizó un encuentro en el Espacio Bertelsmann, en Madrid, para hablar sobre los desafíos que afronta el sector y las virtudes con que cuenta la gestión, el abastecimiento y saneamiento del agua en España.

Nuestro país tiene una infraestructura industrial muy valorada en el ámbito internacional. “España está a la cabeza en proyectos de agua y economía circular; en innovación somos punta de lanza en Europa”, señaló María Ángeles Serrano, vicepresidenta de la Plataforma Tecnológica Española del Agua (PTEA). Joaquín Pérez Novo, director de Desarrollo de Negocio Agua en Alta de Agbar, destacó la capacidad de llevar el conocimiento del sector al resto del mundo: “hemos conseguido con nuestro desarrollo exportar la tecnología a otros continentes, sobre todo a América Latina. También somos marca de primer orden en gestión y en infraestructuras. Es un motivo de orgullo”.

José Carlos Díez, director del Foro de la Economía del Agua, apuntó que gran parte de los ingenieros de España están de “erasmus permanente” enseñando la tecnología de la industria hídrica. “En 40 años este país ha pasado de no tener agua a ser líder mundial en la gestión de este recurso”, agregó.

Aunque el desarrollo de la industria en España presenta una gran resiliencia, los expertos advirtieron que el país igualmente puede correr grandes riesgos. “La sostenibilidad abarca tres dimensiones: la economía, la sociedad y el medioambiente. Estamos en una encrucijada donde lo económico tiene un peso fortísimo y hay que equilibrarlo para que los otros dos se mantengan”, explicó Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS). El especialista lanzó una advertencia: “tenemos unos buenos servicios de agua tanto en abastecimiento como en saneamiento, pero me preocupa qué futuro vamos a dejar a las siguientes generaciones”.

Díez señaló que la falta de inversiones por parte de las Administraciones ha lastrado a la industria desde que irrumpió la crisis financiera: “ha habido un recorte desproporcionado desde 2010, de más del 70%. Llevamos doce años perdidos; no podemos perder diez años más”. Los expertos destacaron que, en un área económica y social estratégica, marcada por un bien público y con una fuerte intervención estatal, la colaboración público-privada es crítica. “Las empresas españolas tienen una gran experiencia en desarrollar proyectos público-privados en lugares tan distintos como Norteamérica o Australia”, apuntó Morcillo. El presidente de AEAS cree que ese conocimiento se debe trasladar al mercado interior: “hay que sumar todas las oportunidades que se presentan: el sector público, los fondos europeos, pero especialmente el fomento de la colaboración público-privada”.

El parte hídrico

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno se ha articulado en diferentes proyectos estratégicos denominados PERTE. En el caso de la industria del agua, el PERTE de digitalización del ciclo del agua ha previsto movilizar 3.060 millones de euros y activar la creación de cerca de 3.500 empleos. “El programa tiene una característica muy importante porque es la primera convocatoria que prevé expresamente que las ayudas que se otorguen, tanto a entidades públicas como privadas, no tienen la consideración de ayuda al Estado, por ser de carácter local, pues las ayudas van dirigidas al propio servicio y los activos quedan siempre en propiedad de la Administración Pública, sumándose la digitalización de los datos del agua y la colaboración público-privada”, dijo Joaquín Pérez Novo. El Gobierno prevé una inversión directa de 1.700 millones de euros y un paquete de movilización adicional de 1.120 millones basados en la colaboración público-privada. “Es un criterio que debería prevalecer y extenderse también a otros PERTE y convocatorias de ayudas en ámbitos distintos; una colaboración entre los actores públicos y privados en la disposición y ejecución de los fondos”, agregó.

El plan del Gobierno contempla la digitalización de todo el sector, lo que ha puesto encima de la mesa la importancia de la transformación tecnológica en el campo de la gestión hídrica. Según el especialista de Agbar, hay tres puntos principales en la transformación tecnológica de la industria: el conocimiento integrado, la optimización de costes y la rendición de cuentas a la sociedad. Con el primero haremos frente al cambio climático porque tendremos un mejor conocimiento de los fenómenos extremos de forma que podamos prepararnos. Además, la digitalización nos permitirá una operación y mantenimiento centralizada, y justificar e informar a la sociedad de lo que realizamos”, explicó Pérez Novo.

Morcillo considera que la rendición de cuentas que permite la digitalización es clave para el futuro de este recurso en España: “generalmente el agua lo representamos como una gota circular, pero en realidad es poliédrica. Tiene un montón de aristas y muchos vértices. Por ello, hay que trasladar a la ciudadanía y a las autoridades la necesidad de ponerla en valor; es un bien primario básico y universal”.

Cambio climático

La mesa centró una parte de sus mensajes en las dificultades presentes y futuras que sufrirá la gestión hídrica en las próximas décadas, marcada por el cambio climático. “Los dos principales retos del agua en el futuro son su escasez, 25% menos de aportaciones, y un incremento del 30% de riesgo de inundación por fenómenos extremos, como las DANA”, pronosticó Pérez Novo. “España sufre una grave amenaza: garantizar la seguridad hídrica. Por eso la digitalización va a jugar un papel importante”, añadió el especialista de Agbar. José Carlos Díez advirtió del riesgo que supone la fuerte reducción en las precipitaciones -entre el 20% y el 30%- y la mayor asiduidad de momentos meteorológicos adversos, que impiden recoger el agua con seguridad: “cuando hay menos recursos, hay que gestionarlos más eficientemente”.

“La innovación es clave en el presente y futuro. Estamos realizando una revisión de la estrategia de I+D porque las próximas vías de actuación van en línea con la economía circular y la transición ecológica”, explicó Serrano. La experta destacó que, a diferencia de lo visto en los últimos años en materia de inversiones insuficientes, en el campo de la sostenibilidad cada vez hay mayor apoyo de la Administración. “Ahora hay una voluntad política en la movilización de fondos en innovación”, dijo. La vicepresidenta del PTEA señaló, además, que el agua es nexo de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), además de contar con uno propio, lo que está llevando a que las políticas europeas se orienten hacia el horizonte 2030 propuesto por las Naciones Unidas. “El agua tiene un papel principal en el Green Deal”, indicó.

Fernando Morcillo cree que perseguir una mayor sostenibilidad en el sector requiere que el agua esté presente en la agenda ciudadana y política de la sociedad. “Hace falta un pacto para que no se utilice como un instrumento de lucha y se vea como un bien vital que haga consciente al ciudadano de lo que supone abrir el grifo y que salga agua”, apuntó.

Economía circular

La principal estrategia para mitigar el cambio climático es transformar nuestro modelo socioeconómico en un nuevo sistema que integre la transición ecológica. En el caso de la gestión del agua, la economía circular y la descarbonización se han convertido en un objetivo crítico para el avance del sector. Reutilizar los recursos hídricos y optimizar su administración son las principales vertientes que la mesa de expertos apuntó como objetivos futuros. “Cuando hablamos de economía circular, debemos centrarnos en tres verticales: energía, reutilización y residuo”, enfatizó Joaquín Pérez Novo.

El agua es un elemento crítico para la transición energética. La potencia instalada en España en tecnologías de producción hidráulica es de 17.000 MW, lo que representa el 15% de todo el sistema, según datos de Red Eléctrica Española. “Algunas redes de agua están instalando microturbinas de generación eléctrica para aprovechar la energía que utiliza una válvula en la disminución de la presión”, explicó Morcillo. “La energía y el agua están ligadas y por eso aprovechamos saltos de agua, como en las depuradoras, para colocar turbinas, y generamos biogás en nuestras depuradoras para buscar la autosuficiencia energética del ciclo del agua”, agregó Pérez Novo.

Los ponentes hablaron de la enorme importancia que tiene la reutilización de los ciclos de agua. En España, se recicla el 15% del agua consumida. “La optimización en el consumo es altísima. En la agricultura, se consume un 30%-40% menos de agua por hectárea que en Israel”, señaló Díez. El director del Foro de Economía del Agua apuntó que la eficiencia en el gasto en España es superior a la de Israel, país con una fuerte industria hídrica famosa por su administración del preciado recurso.

Con respecto al biogás, se une al horizonte de la economía circular y la descarbonización a través de la Hoja de Ruta del Biogás que busca aunar la generación de energía renovable y la obtención de biosólidos aprovechables en la agricultura a partir de residuos y donde las depuradoras de aguas tendrán un papel relevante. “La hoja de ruta busca producir más de diez TWh anuales de biogás, y seguramente la ambición será fuertemente incrementada. Actualmente producimos casi tres TWh anuales en España de biogás, de los que un TWh es a través del agua”, apuntó Pérez Novo.