Comienzo afirmando que considero a Jorge Marichal un amigo, y a los amigos se les apoya cuando lo están pasando mal. Le aprecio y sobre todo respeto, y valoro más que nada que sea tan currante, ágil, valiente, pasional, generoso y listo. Desde hace 10 años realiza un trabajo impagable visibilizando, evolucionando y modernizando el tejido turístico canario, y desde algún tiempo, con la misma tenacidad y arrojo también lo hace a nivel nacional.

Admiro de él que siendo empresario haya quitado tiempo a sus negocios para liderar desde la Asociación Hotelera nuestro tejido turístico desde un enfoque de inmensa generosidad con todas las empresas que conformamos Ashotel, siempre presente en todas aquellas situaciones que han afectado de una forma u otra al mundo hotelero. No es fácil soportar la presión individual y colectiva de ciertas situaciones en las que nos sentimos vulnerados y le tenemos siempre apoyando, actuando con enorme responsabilidad y determinación. Estoy seguro de que si dedicase todo el tiempo que dedica a esta responsabilidad a sus propias empresas la sociedad lo admiraría más por sus logros empresariales. Pero Jorge es un líder social, siempre viendo el sector como una palanca para mejorar la sociedad canaria y no sólo como vehículo para hacer dinero.

Me he quedado perplejo estos días por el extraordinario linchamiento público al que ha sido sometido. No digo que no deba ser noticia que un representante patronal haya sido condenado por fraude fiscal, es obvio que es una información y como tal debe comunicarse. Los hechos son que hace años Jorge pecó empresarialmente, se equivocó, fue condenado y ha cumplido con las obligaciones derivadas de esa condena. Quien desee saber más tiene suficientes explicaciones generadas por el propio Jorge en tiempo y de una forma clara. Definimos unas reglas de juego desde lo jurídico que garantizan que cuando alguien cumple con su sentencia se convierte en un ciudadano libre y por tanto puede seguir desempeñando su vida personal y profesional, y sobre todo y más importante, puede ser dueño de su futuro sin que nadie le obligue a lo contrario.

Lo que me preocupa es que siendo noticia durante tantos días sea juzgado también por los destellos de los focos que se han puesto sobre su persona. Siempre reivindico el espíritu crítico y éste se forja desde la base de no dejarse seducir por la inercia fácil que emana de nuestras estructuras mentales impuestas por el entorno, estructuras como que un empresario es un explotador programado sólo para enriquecerse o que los funcionarios son unos vividores que toman cafés larguísimos.

Tenemos un canario liderando la Cehat y no sé si nos damos a cuenta de esto. No fue fácil conseguirlo. A Canarias le interesa tener ese privilegio que representa una oportunidad en un momento en el que la industria languidece, y que no podemos desaprovechar. Durante este contexto pandemia le hemos visto luchar con tesón a costa de un gran desgaste personal, y ahora que descubrimos un aspecto negativo de su persona la convertimos en una humillación pública. Deberíamos reflexionar. Yo quiero a un canario representando al sector y además no se me ocurre a nadie mejor que Jorge Marichal. Si juzgamos así jamás conseguiremos líderes empresariales no retribuidos que lideren las organizaciones empresariales, y si tenemos que juzgar no seamos nosotros desde Canarias los que destruyamos su futuro tirando además piedras sobre nuestro propio tejado, para eso están los tribunales.

Pienso que Jorge está más que habilitado para seguir haciendo el trabajo que estaba haciendo. Necesitamos gente que, desde la generosidad, asuma estas responsabilidades tan importantes que permiten, desde el asociacionismo, proteger un sector empresarial clave para nuestra tierra.