La historia del unicornio carnavalero que conquistó Santa Cruz: "Pasó de disfraz a ser un transporte durante el Carnaval"

Aitor Dorta se encontró un carruaje vaquero que acabó recorriendo gran parte de la fiesta santacrucera

El unicornio tras un largo Carnaval

El unicornio tras un largo Carnaval / E. D.

Santa Cruz de Tenerife

La vida disfraza muchas veces las oportunidades. Algunas, incluso, lo hace de manera literal. Lo que comenzó siendo un carruaje vaquero como accesorio a una vestimenta carnavalera se acabó convirtiendo en viral por redes sociales. Un unicornio como protagonista y una persona que supo ver más allá de un simple carro decorado.

Eso es lo que le ocurrió a Aitor Dorta, un tinerfeño que convirtió un disfraz que encontró en medio de la basura a casi un negocio propio. Antes, remontémonos al principio. El Lunes de Carnaval suele ser uno de los días elegidos por aquellos carnavaleros que se curran sus disfraces para exhibirlos. En la zona del Orche, fueron varios los disfraces que aparecieron con multitud de accesorios: carpas de circo en miniatura, un escenario o un carro del oeste con un unicornio tirando del mismo.

Este último es el protagonista de esta historia, pues tras estar toda la noche por Santa Cruz y siendo protagonista de numerosas fotos entre propios y extraños, terminó en manos de Aitor, que no dudó en llevárselo: "Estaba bajando solo a Santa Cruz y al verlo, mi intención era usarlo para bajar más rápido. Lo encontré el Martes de Carnaval y desde entonces me acompañó todos los carnavales".

Fiel compañero... laboral

Tras pasearlo por Santa Cruz, se le ocurrió llevárselo a casa y sacarle partido a su uso: "Se me ocurrió hacer un puesto de bocadillos y refresco para quién quisiera en Carnaval. La verdad es que en algunos puestos los precios son altos y no todos pueden permitírselo. A veces me parece un abuso. Saqué algo de dinero entre eso y algunas personas que querían fotografiarse con el unicornio".

Lo que parecía una historia que terminaría pronto, se alargó hasta el final de las fiestas carnestolendas de Santa Cruz. El carro vaquero mutó en un transporte, y siempre con el unicornio marcando el camino. Así fue su metamorfosis: "Me dieron un sillón de una plaza y, probándolo, encajaba perfectamente en el carro. Con eso, una sombrilla y varios refuerzos, acabé montando un trono durante el segundo fin de semana".

Esta invención de Aitor salvó a más de uno: "Lo utilizaba por si alguien estaba perjudicado o mal, pues lo llevaba hasta donde me dijera, habitualmente hacia donde se encontraban los transportes públicos. También me saqué un dinero por esto, pero lo hice más por la diversión. Me lo pasé muy bien".

Imagen vista en redes sociales del carro en la zona de la calle Castillo... con el unicornio cansado

Imagen vista en redes sociales del carro en la zona de la calle Castillo... con el unicornio cansado / E. D.

"Una fiesta única en el mundo"

Habría que ver en cuanto está el récord mundial de kilómetros caminados en días. Seguramente no lo supere, pero tal vez Aitor no se haya quedado lejos: "No paré de caminar, pero es que el Carnaval de Santa Cruz es una fiesta única. Diez días seguidos que cada uno es más especial que el otro".

Por ello, llevar el carro no era un asunto baladí, debía hacerse con mucho cuidado: "No bebí porque con el carro tenía mucha responsabilidad. Siempre estuvo controlado". A pesar de toda la diversión, hubo momentos de tensión, como cuando le robaron el unicornio.

El último día, le quitaron el unicornio y gracias a una chica lo encontró de madrugada en la zona del Parque Marítimo. Además, tuvo algún problema con personas que iban un poco pasadas de vueltas. Con todo esto, Aitor solo piensa en quedarse con lo bueno... y ver que pasa con el unicornio: "Me intentaron comprar el unicornio durante los carnavales y la verdad que me negué. A pesar de eso, no sé qué haré con él. Estoy abierto a escuchar ofertas, incluso tenía en mente hacer una subasta por si alguno tiene ideas para mantener su espíritu el año que viene".

Tracking Pixel Contents