Carnaval 2025 | Bailes con artistas internacionales

Segundo Carnaval de Día, el más esperado, bajo la posma

Las canarias Gara y Loida abrieron los bailes de La Candelaria, arropadas por las comparsas que hicieron bailar hasta el asfalto.

El humorista Darío López atesora ingenio y mima los disfraces anónimos

Bambones y Diablos protagonizaron su cuarta batalla murguera en las escalinatas del Guimerá.

Santa Cruz despide su fiesta preferida con el segundo Carnaval de día

Andrés Gutiérrez

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de Tenerife

Posma: llovizna muy fina y persistente, según define el Diccionario Básico de Canarismos, que reserva ese término para situaciones como las vividas en el segundo Carnaval de Día, celebrado este sábado 8 de marzo.

La organización programó dieciocho horas de música en vivo desde el mediodía, que valen mucho más por la tensión con la que se esperó el inicio del segundo y último Carnaval en la calle, donde todos los ojos estaban puestos en el cielo. Al mediodía, desde el escenario principal de la plaza de la Candelaria, Las K-Narias marcaron los primeros compases del segundo Carnaval de Día, con las comparsas bajando por las principales calles de la capital para ambientar el Cuadrilátero festivo precisamente cuando las previsiones meterológicas no eran muy halagüeñas. 

Sin embargo, más allá de ese chipi chipi adobado con unas ráfagas de viendo por momentos, los incondicionales disfrutaron por la mañana, hasta las tres –cuidado con la mañana–, de las actuaciones musicales en la plaza de la Candelaria, con acento de mujer en su inicio, en un guiño al 8 de marzo–, así como en la plaza del Príncipe y en la calle de La Noria.

De las sorpresas más agradables, precisamente el ambiente de la calle de La Noria, donde predominaron las prendas blancas y una ambientación que traía al recuerdo a Cuba. Y la buena música, para disfrutar de la amistad y la familia.

Caía agua, pero se soportaba, además que gracias al sol hacía más llevadera la mañana en la que la AEMET había advertido que llovería sobre la una y luego a las cuatro. Pero el segundo Carnaval de día aguantó la lluvia hasta las tres de la tarde. Poco antes de que arrancara el escenario de las estrellas musicales de esta edición.

Fue subir Milly Quesada, a las tres y media, y llover. Pero con ese quiero y no puedo que permitió a los carnavaleros echar manos de sus paraguas para protegerse del agua sin dejar ni de bailar, a pesar de mojarse también.

Cinco y media y Tito Nieves se comió el escenario de la avenida Francisco La Roque. No faltó quien llegó a asegurar que había reunido 200.000 personas... y lo mejor estaba aún por llegar. Y en la terna de cantantes de las dos orillas y mayor proyección internacional... el mismísimo Pepe Benavente. Fue decir su nombre y venirse abajo el escenario de Francisco La Roche. Está claro que quien cambió el soldador por el micrófono no solo es uno de los grandes embajadores delCarnaval y de Tenerife en general y además goza de gran cariño del público canario.

Esencia de Carnaval

Pero más allá de los focos y los brillos de los artistas nacionales, digna de mención es la esencia que se vive y mantiene en la plaza de la Isla de la Madera, junto al teatro Guimerá.

Fue precisamente aquí, en esta bombonera chicharrera, donde se fabricaron las primeras galas de elección de la reina o los concursos de disfraces... Ese orgullo y sentido de pertenencia por la originalidad de las fantasías queda a salvo cada edición en la convocatoria Te lo curraste, mascarita, que promueve Darío López con la colaboración de Elena González –la hija de Enrique González Bethencourt, padre de las murgas de Canarias. A Darío le basta con una tarima y su megáfono para montar un show, como a la postre se vio en el puente Serrado cuando embutido en su coche de policía –se leía Zoyla Poli–, donde el mero hecho de colocar el plástico para proteger el vehículo de cartón ya era una fiesta. «Yo vine para esto», decía Darío, para referirse a pasarlo bien y contagiar a los demás.

Pique murguero entre Bambones y Diablos Locos

El Día

Junto al centenar de carnavaleros anónimos disfrazados que pasaron sobre el escenario, poco después de las seis, Bambones y Diablos Locos protagonizaron en las escalinatas del teatro Guimerá la cuarta edición de su batalla murguera. Carnaval en vena y este año con paragua, porque fue comenzar el pasacalle de Bambones, después de las seis y cuarto e intensificarse una llovizma molestosa. Y aún así, todos los caminos se dirigían a las 21:30 horas a la avenida de Anaga para bailar con Elvis Crespo. Suavemente, se fue el Carnaval.

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