Víctor Díaz, el alma de la Negra Tomasa

Víctor Díaz (1940) da vida al característico personaje de Los Indianos desde 1992. «Se me ocurrió salir porque hacía falta colorido»

Treinta años como Negra Tomada y siete bajadas como enano en la Bajada

Víctor Díaz, el alma de la Negra Tomasa en La Palma.

Víctor Díaz, el alma de la Negra Tomasa en La Palma. / Andrés Gutiérrez

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Santa Cruz de La Palma

«Si el próximo año estoy fresco, vuelvo de Negra Tomasa». Palabra de Víctor Díaz Molina, a quién todos llaman en Santa Cruz de La Palma Sosó. El se apresura a advertir a su interlocutor: «Sosó, con tilde en la o», como no podía ser de otra manera, pues en su caso no hay otra.

Hay quien dice que para garantizarse una buena esperanza de vida parece haber firmado un pacto con el diablo, pero es que el mismísimo Víctor Díaz nació el 5 de agosto de 1940. Así que vino marcado por la propia patrona de La Palma, la Virgen de Las Nieves.

Admite que su debilidad es el personaje de la Negra Tomasa, con el que comenzó a salir al Carnaval de la capital palmera en 1992. El origen de Los Indianos se remontan al siglo XIX y con el devenir de los años sólo se han producido giros para potenciarlos, como recuerda el historiador Víctor Correa. Incluso en 1929 se inventó la boda del siglo y al final la gente prefirió los preparativos –el desfile que se organizaba la víspera– a la boda en sí. Ese desfile se retomó desde 1966 y en 1981 se añadió la batalla de polvos talco como un atractivo.

Víctor Díaz nació precisamente el 5 de agosto (del año 1940), festividad de la Virgen de Las Nieves.

Víctor Díaz nació precisamente el 5 de agosto (del año 1940), festividad de la Virgen de Las Nieves. / Andrés Gutiérrez

Los recordados actores Antonio Abdo y Pilar Rey también protagonizaron otro de los referentes del Día de Los Indianos: la Espera, que se celebraba en el atrio del ayuntamente.

Y llegó Sosó, siempre con tilde en la o, con la Negra Tomasa. «Ella es mi niña, cuenta», que agradece la acogida que encontró desde el primer año en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, que le confeccionó su primer traje. «Llevo más de treinta años de Negra Tomasa y 35 de enero», cuenta con orgullo palmero. La clave de su vitalidad, «vasito de vino y chorizo palmero»... y «¡máquina total!», como dice su grito de guerra.

La vida de Sosó es propia de una serie de Netflix. Sus inicios laborales estuvieron más vinculados al mundo del fútbol, donde llegó a jugar con los dos representativos de la Isla, tanto el Tenisca como el Mensajero, y hasta llegó a fichar por el Torremolinos, hasta que un día, frente a frente al espejo, reconoció que lo suyo no era el fútbol.

Estando en Málaga se abrió un futuro profesional en el Hotel Pez Espada, en Torremolinos, y luego incluso llegó a Dinamarca donde pasó diez años en lo que no faltaron amores y desamores, y decepciones de promesas incumplidas. Pero Sosó es mucho Sosó y cautiva y enamora.

Y La Palma tira. De regreso, volvió a su tierra, sin renunciar a su familia de Dinamarca. Ya en la Isla Bonita trabajó durante 20 años como guardamuelle en el puerto de Santa Cruz. Los años pasan aunque en Sosó ni se noten ni quiera oír hablar de la jubilación de la Negra Tomasa, que seguirá mientras siga así de fresca, cuenta. Y si no, ya teniene relevo, un sobrino que le gusta. Pero mientras, vasito de vino, chorizo palmero y... ¡máquina total!.

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