Más de setenta mil personas disfrutan del día soleado de Los Indianos en Santa Cruz de La Palma

«Santa Cruz y Los Cancajos están llenos de chicharreros y canariones». Así lo asegura Julián, que comienza el Lunes de Carnaval recogiendo pasaje en los Apartamentos para adentrarlo en el Lunes de Indianos que se vive en la capital palmera. El taxista tiene datos y presume del tirón de esta edición. El domingo, desde las seis de la mañana a cuatro de la tarde, y luego de cinco a diez de la noche hice medio centenar de viajes. «Es que había fiestas en Casa Goyo, también hicieron una los chicos del Tiuna, además de la fiesta que había en la calle». 

Con el tópico que acuñó Mara Caballé, cuando Los Indianos salían de tarde, tal día como hoy Santa Cruz se viste de blanco. 

La hija de Chona, de La Laguna, se casa con un indiano

En el segundo año de Asier Antona como alcalde de la plaza de La Habana, ya hay un protocolo para neófitos Indianos llegados de otras geografías y que encima se atrevan a juntar letras negras sobre blancas. Encima sobre blanco precisamente hoy. 

De la mano de Sonia Leal, la secretaria del alcalde, todo se dispone en el atrio junto a la responsable de mesa. Ellas no sólo comparten información sino que hasta montan las mesas desde donde se emite en el caso de las radios. 

Aunque la previsión de lluvia y mal tiempo hizo temer lo peor en las horas previas al Lunes de Carnaval, Los Indianos volvieron porque aún se están celebrando, a vivir en esplendor no solo en la plaza de España, también de La Habana, durante unas horas este Lunes de Carnaval. Lunes de Indianos. Con una mañana soleada.

Ocho de la mañana y todo listo. 

Llega el alcalde impoluto de la reunión de seguridad. Y de bomberos, policías y enfermeros a presidir la boda indiana de este año que protagonizaba Abraham y Patricia, la hija de Chona, aunque el palmero es él. 

Llega el medio centenar de invitados a las Casas Consitoriales y Antona celebra la boda y la decisión de elegir Santa Cruz de La Palma para casarse, incluso en Indianos. Y no pasa por alto que el único día del año que el ayuntamiento organiza la fiesta a los novios. Entiéndase la broma. Tardan más los contrayentes en recoger y poner rumbo a Parrilla Las Nieves que en Asier en enfilar la plaza de España donde se descubre la placa de ‘la plaza de La Habana’ . Si desde primeras horas se notaba el devenir ligero de trabajadores e inquietos carnavaleros por la calle Real antes de recibir a la Negra Tomasa en el puerto de Santa Cruz de La Palma, el amor en tiempos de carnaval también hizo acto de presencia con la boda indiana de Patricia y Abraham en el salón de plenos del Ayuntamiento capitalino.

Maletas y ‘matules’, puros, habaneras, delicados vestidos de lino, guayaberas, encajes, tocados y sones cubanos, desfilaron por la capital palmera, una coqueta ciudad de más de quinientos años de historia y que en carnavales sigue acogiendo a quienes desean compartir una historia común.

Sabor a Cuba. A caña. A la buena música que invita a bailar con clásicos del son. Este año no hay carteles que anuncien rincones de Cuba en la calle Real porque la propia vía, y la Marítima, y Odaly, el Barco o la Alameda o la Placeta... todo es Cuba. Si hablará la escultura de don Francisco, el poeta. 

En la calle Odaly está el corte con vallas. Hasta que llega las once y se permite el paso. Ya había sido el desembarco de Sosó. Llegan los indianos. Y por si faltaba color, una tanques dispara talco. Una. Dos. Tres. Cuatro. Propios y extraños viven en una nube. Lógico. Es día de Indianos. Atrás quedó la conferencia del historiador Víctor Correa para ayudar al visitante que se atreve a juntar letras de las características de la fiesta. 

Más canciones cubanas. Más son. Más caña. Más polvo. Y también ponen en promoción para atender a los medios a Raico Arrocha, el primer teniente del alcalde Antona y edil de Fiestas, lider de CC que garantiza la estabilidad municipal. ¿Alguien dijo que iba a llover?

 Lo cierto es que el alcalde pasó la noche en vela porque las previsiones no eran halagüeñas. Pero a las doce del mediodía la realidad es otra muy distinta. No sólo tiempo despejado sino hasta solajero por momentos. Todo es mágico. El ambiente, todo. 

Baja por las escalinatas de la iglesia del Salvador la Negra Tomás, este año flanqueado a izquierda y derecha para evitar algún traspié como el año pasado. 

Suena la canción de la Negra Tomasa. Miras a la izquierda y bailas, da lo mismo si lo conoces o no la conoces. Ambientazo en Santa Cruz de Carnaval. Es Lunes de Carnaval. Lunes de Indianos.

Cuando la Negra Tomasa baja de la plaza de La Habana, la fiesta desborda todo el centro de Santa Cruz. La típica foto de los balcones que el palmero Facundo Fierro repintó hoy también está en blanco. Lo mejor no es el color sino ese sabor tranquilidad. El gusto por el son. El buen ambiente y la sorpresa incluso por ver cómo una mamá se atreve a cruzar la calle Real con un bebé de meses...

Las parrandas toman la avenida Marítima. Que se llena de cientos cuartos de Tula. Y cada uno con sus historias pero mejor eso dejarlo en blanco.