Pedro Mengíbar abre su 'Cantina Ilegal' con "Aroma a Carnaval"

En mi cantina el olor que destaca es el de las garbanzas de mi madre

Pedro Mengíbar, en la presentación de su libro 'Cantina Ilegal', en 2020. / El Día

Parece que fue ayer cuando eché el cerrojo a mi cantina, dando por concluida una edición más de nuestra fiesta y ya estamos otra vez empezando a disfrutar de ese gusanillo que nos entra a todos desde que Melchor, Gaspar y Baltasar ponen rumbo de vuelta a Oriente.

En los locales de los grupos de Carnaval que dan vida al Centro Esteban Reyes, antiguo Mercado de la Salud, en la calle de la Noria, o en otro emplazamientos de la ciudad, se palpan los nervios, las prisas, se nota el brillo de las lentejuelas, se impregna el olor a silicona que protagonizan los últimos preparativos que darán paso a la edición cuya gala inaugural se desarrollará esta noche.

En mi cantina el olor que destaca es el de las garbanzas de mi madre que, un año más, está dispuesta a hacer cuantos calderos hagan falta para que ninguno de mis clientes se quede sin degustar tan rico manjar. Por un momento dudó si seguir con las garbanzas rellenas de conejo en salmorejo o pasarse a unas lentejas rebozadas, con una base de batata y una reducción al Pedro Ximenez, pero además de que eso le da más trabajo, las garbanzas en mi negocio forman ya parte de una tradición a la que mis clientes están acostumbrados.

Entre garbanzas, lentejuelas y silicona, Santa Cruz se convierte en estas fechas en una ciudad que reboza en cada esquina un auténtico y entrañable aroma a carnaval.