Historias que esconde el Carnaval de Santa Cruz: se casaron en la Cabalgata y los novios e invitados se convirtieron en la ‘cola del Norte’

Muchas son las fotos que inmortalizan uno de los disfraces más originales de cuantos se han visto este Carnaval en las calles de Santa Cruz pero pocos entrañan una historia que entremezcla reivindicación y amor como el de la cola de la Autopista del Norte. Y es que esos históricos atascos dan para mucho... hasta para una boda en Carnaval, como ocurre con Adrián, de Jardina (La Laguna) –aunque lleva ya más de un año y medio viviendo en La Matanza–, y Adriana, de El Sauzal, e histórica sufridora de los atascos en el volante.

Se conocieron hace doce años. Él estudió en Sevilla Magisterio, con la especialidad en Educación Física y en la actualidad imparte clases en el instituto de Punta Larga; ella cursó sus estudios de Enfermería en Madrid.

El pasado mes de diciembre decidieron contraer matrimonio y acudieron al Juzgado de Paz de La Matanza, que le dio fecha para el viernes 9 de febrero... nada más y nada menos que Viernes de Cabalagata. O sea, Carnaval. Ambos son carnavaleros y en el particular de Adrián, carnavalero de disfraz, como lo evidencia la fantasía del león de la Metro-Goldwyn-Mayer que se hizo en el año 2012; el disfraz de Padre Anchieta, en 2015, o el de Mema García, con Machos y Hembras y viceversa.

Con la fecha decidida y a sabiendas de que coincidía con Carnaval, organizaron la boda. El enlace civil se desarrolló el viernes 9 con celebración familiar en la casa de los nuevos contrayentes, en La Matanza. Y al día siguiente, con los invitados, en su mayoría llegados desde Madrid.

A la una de la tarde del sábado una guagua recogió a los invitados en Santa Cruz, con un alto en La Laguna, para seguir a la casa del nuevo matrimonio en La Matanza, donde fueron recibidos con una copa de cava. A partir de ahí, juegos para fomentar el conocimiento de los más de ochenta invitados. Repartidos en grupos, los premios eran pelucas, gafas de sol, pitos... y así hasta que a las once de la noche se descubrió una gran señal que mostraba el destino: bajar al Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, que era lo único que sabían de antemano que iban a hacer.

Lo que desconocían es que lo harían disfrazados con las fantasías que la familia de Adrián –con su hermana, Elena, y madre, Cristi– confeccionó durante una semana. «Cada vez que nos quemábamos las manos era una medalla de Carnaval», admite Adri en complicidad. La guagua los trasladó hasta la plaza de la Paz la noche del Sábado de Carnaval y desde entonces no han faltado a la cita en cada baile, con sus descansos, obvio, pero en una fiesta que no se ha dado tregua y con un disfraz reivindicativo: «estamos hartos de la cola que soportamos», cuenta el novio en la plaza de la Isla de la Madera donde fueron invitados en la tarde de ayer por Darío López en la novena edición de Te lo curraste Mascarita.

El grupo se ha convertido en uno de los más fotografiados y lo que muchos no saben es que son novios e invitados de una boda, pero es que la cola de la Autopista del Norte da para mucho.

En el papel más de maestra de ceremonia, no de boda sino del Te lo curraste Mascarita, Elena González, la hija del célebre Enrique González Bethencourt, recuerda cuando en 2012, estando invitada como jurado en el concurso de la Canción de la Risa, le propuso a Darío un concurso para poner en valor la originalidad de los disfraces. Dos años después la llamó Darío, de Pa’lante Producciones, y nació esta experiencia de gran aceptación.

En esta edición hasta se organizó una conga para que todos los participantes de la convocatoria de la plaza Isla de La Madera secundaran el disfraz de ‘La cola del Norte’, y es que después de tantas noches de Carnaval hasta Darío echó mano para ayudar a reconstruir la ambientación, y es que hasta una de las señales con las que salieron al Carnaval los invitados de la boda acabó en Tacoronte. Suerte que alguien los llamó y la recuperaron. Ayer, en la plaza Isla de la Madera, eran un improvisado photocall de un Carnaval que enamora por el ingenio de su gente.