Cantina ilegal

Larga vida al Carnaval

Larga vida al Carnaval

Larga vida al Carnaval / María Pisaca

Pedro Mengíbar

Cuando cerré esta mañana, parecía que había pasado por mi Cantina el huracán carnal, quien hoy dará sus últimos coletazos a modo de fin de fiesta. Menos mal que, a poco de empezar a recoger las consecuencias del carnaval de día de ayer, apareció mi amigo Dani, el de los Tres Teniques, quien no solo me ayudó a recoger sino con quien estuve echando una buena conversa.

Hablando con Dani, se asomó Arturito el Paja a la ventana y me dijo, bueno Pedro, ¡hasta el año que viene!, y concluyó: ¡El Carnaval ya no es como el de antes!. Y sobre esa frase conversamos Dani y yo. Ambos concluimos que quizás seamos nosotros, y no el carnaval, quienes hemos cambiado, quienes ya no somos como antes. Probablemente la fiesta siga siendo la misma, con sus errores y sus aciertos, con sus luces y sombras, pero sigue viva como nunca. Sigue siendo una fuente de cultura, una fábrica de arte en modo de artesanía, música o diseño; siguen siendo miles las familias que tienen su sustento en nuestra fiesta y muchos los millones de euros que se dejan en la ciudad, tanto nuestra gente como la que nos visita.

Quizás seamos nosotros los que si que hemos cambiado, ya peinamos canas y nuestra paciencia no es la misma. Nos cuesta aguantar bailando hasta la madrugada, nos incomoda la cola del tranvía, nos echamos las garbanzas pensando si luego habrá taxis para subir a casa. Comparamos la fiesta de hoy con la que vivimos cuando teníamos veinte años y los años no perdonan. ¡Que le digan a los jóvenes que han disfrutado como locos todas estas noches de fiesta que ya no es como antes! Por eso, cuando acabamos de recoger, mi amigo Dani y yo nos miramos y dijimos: ¡Larga vida al Carnaval!