Cantina ilegal

EduCarnaval

Diablos Locos, en la final.

Diablos Locos, en la final. / Andrés Gutiérrez

Pedro Mengíbar

Anoche tuve por fin la oportunidad de cerrar temprano mi Cantina; como la gala infantil no acabó a las tantas, los clientes que pasaron por mi negocio no tardaron mucho en marcharse. Y entre los que vinieron, se encontraba el amigo Elías, de Diablos Locos, con el que eché una conversa durante un buen rato.

Elías es el coordinador de un proyecto cultural llamado EduCarnaval gracias al cual, cientos de niños, de muchos colegios de la isla, están conociendo la vertiente menos festiva y para mí, más importante de nuestra fiesta. En esta semana que hoy empieza se pone en marcha una nueva edición de un proyecto que, lejos de estar liderado por los responsables políticos de nuestra educación, lo lidera una murga, una de las más emblemáticas de nuestro carnaval, pero ha sido una murga la que ha tenido la iniciativa, cogiendo a nuestros políticos con el pie cambiado, quienes parece ser que se empiezan a sumar, probablemente a regañadientes, a un proyecto que debe ser implantado en todos los colegios e institutos de la isla, desde educación infantil, hasta bachillerato.

Entrevistas con protagonistas de la fiesta, talleres de percusión o confección de disfraces y hasta visitas a locales de ensayo, forman parte de unas jornadas que acaban en la Casa del Carnaval, donde disfrutan de su contenido de una manera cercana. Ha sido tal el éxito de la iniciativa de Diablos Locos, que ya son muchos los colegios, incluso de otras islas, que han solicitado sumarse al proyecto. La implicación del Ayuntamiento, del Cabildo y de la propia Consejería de Educación se antojan irremediables dado que la iniciativa cultural de los trónicos tiene una demanda imparable. Conocer nuestra fiesta, su industria, su cultura, su idiosincracia y su historia, hará que la gente demande menos botellón y más EduCarnaval.