“La Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá es un barco sin capitán”, sentencia Felipe Fariña, uno de los seis componentes de la murga que tras la última asamblea general de la sociedad decidió abandonar el grupo al igual que el director artístico, Agustín Marrero, y el responsable musical. “Agustín decidió marcharse; nadie lo destituyó”, precisa Felipe, que lamenta la “gestión administrativa horrible” de la institución y la falta de liderazgo de su presidente, Cristóbal Reyes.

Sobre lo ocurrido con el anterior de la Afilarmónica en las tres últimas ediciones (2020-2020), Felipe asegura que el presidente le envió por whatsapp un mensaje al director en el que le advertía de que o se iba o algunos socios propietarios le habían advertido de una moción de censura porque no veían con buenos ojos que el director continuara al frente de la Fufa. Ante este planteamiento, cuenta el ya excomponente del grupo, cuenta que Agustín decidió no seguir como responsable artístico, una marcha en la que le acompañaron otros cinco integrantes de la murga. De ahí que Felipe insista: “Agustín se fue, no lo destituyeron”, tras lamentar la vía de comunicación elegida por Cristóbal Reyes para informarle de la situación que afectaba al grupo, al margen de reprochar el peso que el responsable de la sociedad le reconoce a dos o tres socios propietarios en particular.

Felipe inició su trayectoria murguera en Lenguatrapos, hasta que se sumó a la fila de Los Que Son, donde conoció a Agustín Marrero, y lo acompañó en su incorporación a la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá a partir del año 2020, cuando salió en la fila por primera vez, para seguir en el Carnaval virtual hasta esta edición estival.

La asamblea celebrada semanas atrás en la que la directiva dio cuenta de su gestión evidenció la mala labor del presidente y su equipo, como evidencia incluso el desfalco de 5.800 euros que sufrió la sociedad en la venta de la Lotería de la pasada Navidad y que el equipo de Cristóbal Reyes no fue claro a la hora de explicar qué había pasado en la asamblea. "Bastaba con haber dicho desde el principio que se la habían jugado a la sociedad". Este asunto se encuentra en la vía judicial tras la correspondiente denuncia que presentó la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá contra la persona que se llevó las hojas con los décimos y que nunca repuso el dinero.

Felipe Fariña se lamenta del sistema presidencialista de la sociedad y en especial de que son los socios propietarios los que llevan el control de la institución, frente a aquellos que son socios por su condición de componentes pero sin embargo no tienen derecho a voto, de ahí el interés que admite que formalizó en el pasado este murguero que ahora abandona la Afilarmónica cuando solicitó a la directiva su admisión como socio de número. Pero se lamenta que su petición acabó en la basura y dejara en el olvido lo que debería ser un reto para garantizar el futuro de la institución: el relevo generacional en la propia Ni Fú-Ni Fá, que en su opinión se plasmaría incluso en la selección musical de las canciones.

El excomponente asegura que la asamblea en la que se aprobó la gestión de la directiva no se convocó debidamente, pues se hizo a través de whatsapp y con una comunicación en el tablón de anuncio, sin anuncios en prensa. “¿Qué pasa si alguien pasó por la murga y estaba cerrada?”, se pregunta Felipe.

También reprocha al presidente que no haya hecho vida en la sociedad, sin marcar una línea o implicarse en el día a día. Frente a esta postura, el propio excomponente admite que él estaba dispuesto a luchar por la Fufa, pero no en estas circunstancias, donde el voto de 42 socios propietarios vale más que la opinión de los componentes, que son los que desde que comienzan los ensayos sacan adelante la murga, a su juicio.

Para Felipe, en opinión que comparte con los otros cinco que han abandonado la Fufa, el gran problema de la Afilarmónica es que no hace equipo.