De verdad que, si este carnaval de verano dura dos semanas más, o contrato a alguien o me corto las venas. Anoche tuve aquí a la policía local, a punto de sancionarme, a las seis de la mañana. Pero entre la gente que venia de la Gala infantil y la del estadio, los clientes estaban en mi cantina como garbanzas en lata.

Y no solo se habló de la Gala infantil, y del partido del Tete... también del concurso de murgas infantiles que empieza hoy. A diferencia de años anteriores, ya se han celebrado todos los concursos y componentes de rondallas, de agrupaciones, de comparsas y, sobre todo, de murgas adultas, tenemos una oportunidad de oro para demostrar que en realidad apoyamos a nuestra cantera. Especialmente, en el apartado de murgas adultas, tenemos una oportunidad de oro para demostrar que, cuando cantamos eso, se trata de lo que realmente pensamos y no de un levantaplazas más. Tenemos la oportunidad de otorgar a los pequeños el inmenso placer de cantar ante un recinto casi lleno, aunque para eso tienen que colaborar sus propias aficiones, quienes, lo que vienen haciendo últimamente, es llegar al concurso media hora antes de que canten los suyos y, una vez terminado, tomar las de VillaDiego.

Los románticos del Carnaval, entre los que mi amigo Juanjo Ramos me incluye, echamos de menos aquellos concursos de día en la Plaza de Toros donde la afluencia era abrumadora y unas aficiones aplaudían a otras cual si fueran de la misma murga. El calendario de este carnaval de verano ha querido darnos la oportunidad de comprobar si en realidad nos importa la cantera, o lo que se canta es pura demagogia. A esa oportunidad, ya la hemos bautizado en mi cantina como: El gran reto.