Trabachones abrirá este viernes, a las 21:15 horas, la gran final de murgas adultas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, después de que el jurado emitiera el primero de los dos veredictos de esta edición. Este es el orden de la gran final de este viernes:

Murgas finalistas

  1. Trabachones
  2. Trapaseros
  3. Diablos Locos
  4. Mamelucos
  5. Bambones
  6. Burlonas
  7. La Sonora
  8. Zeta-Zetas

La primera en actuará, en calidad de telonera, será la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, bajo la dirección de Agustín Marrero, y dará paso al tiempo en concurso según el orden que deparó el sorteo celebrado ayer al término de la tercera y última fase, donde se conoció qué ocho grupos de los diecisiete participantes subirán al escenario este viernes. Después de Zeta-Zetas, la última de la final, vendrá la actuación para amenizar la deliberación del jurado de Los Gambusinos, murga de Fuerteventura y ganadora el pasado mes de marzo del certamen de Las Palmas de Gran Canaria, para continuar con la actuación de Ni 1 Pelo de Tonto hasta que se conozca los ganadores del concurso rey del Carnaval chicharrero.

Entre las ocho finalistas elegidas por el jurado, pasan a la gran fiesta de la crítica, el pasacalle y el espectáculo cuatro colectivos que protagonización la primera fase: Zeta-Zetas, Mamelucos, Trapaseros y La Sonora; dos de la segunda: Burlonas y Diablos Locos, y otros tantos de la tercera: Trabachones y Bambones. De otra forma, para el jurado, la primera fase fue una final adelantada según su veredicto.

Respecto a la final de 2020, la última celebrada antes del covid, mañana repiten seis de los protagonistas de entonces: Zeta-Zetas, Mamelucos, Burlonas, Diablos Locos, Trabachones y Bambones, después de caerse Desbocados, a juicio del jurado. De esta forma, quedaban dos plazas libres respecto a hace dos años. De ahí incluso que parezca que la final de mañana tiene más plazas que murgas con méritos propios para estar en ella.

Trapaseros, que protagonizaron la actuación más equilibrada de la primera fase, por encima incluso de Zeta-Zetas y Mamelucos, recibieron la recompensa a su trabajo y apuesta por Santa Cruz. Padres del Certamen de Murgas del Norte a comienzos de la década de los años noventa, en 2018 quedaron descalificados por pasarse de tiempo en el concurso comarcal y desde entonces decidieron apostarlo todo por Santa Cruz. Antes, en esa bicefalia alternaban Santa Cruz con el Norte. En 2012 lograron un histórico segundo de Interpretación y en 2015, un tercero. Curiosamente, desde que renunciaron al Norte para quedarse en Santa Cruz -2019- no habían logrado un pase a la final, con la que este viernes se reencontrarán. Y no vienen ciegos; alguno asegura que se plantarán con la especialidad de la casa: sus parafernalias.

Los de Los Realejos, con Juanka López al frente y el regreso de Julio Alexis Fernández Calzadilla a la dirección musical tras el paréntesis de Josito Suárez (Nietos de SaryMamels), ocuparon una de las dos plazas vacantes respecto a 2020; la otra, que dejó libre La Traviata, que ha decidido cerrar sus puertas después de trece años, era una lotería. La realidad es que este año quedó en evidencia que había más puestos en la final que murgas con méritos propios para cubrirlos.

En un segundo, o tercer escalón, Triqui, Ni Pico o incluso unos Chinchosos parecían con opciones para esa octava plaza que tendría sabor a cartón para cualquiera de ellas, por que supondría el reencuentro con el olimpo murguero tras años de separación. Sin embargo, con una barata tan abierta, saltó la sorpresa, y el jurado se decantó con La Sonora, de Carlos Estévanez y Óscar Gómez, que se independizaron de Ni Pico-Ni Corto, junto al letrista Nino Bello, y dejaron atrás su murga de origen para hacer historia: año de estreno y pase de oro a la final.

De resto, el pase a la final se puede valorar más por lo que pudo haber sido y no fue que por las murgas que continúan empadronadas en la gran final. De haber pasado Triquis, habría sido salir del túnel del tiempo en el que se han metido, con el mérito de haber sido la única que se se lo jugó todo al humor -o al menos lo intentó-, igual que le ocurre a Ni Pico -con cambio de director, con Carlos Casanova, y responsable musical, ahora Rubén García-, cuánto más a Chinchosos, con Lolo García y Gustavo Pomares empeñados en innovar con un Récord Guinness, que ve la final como una leyenda.

Para alegrías al escuchar el veredicto, la de las chicas de Adela Peña, no porque Burlonas no se lo merecieran; antes bien, estuvieron sensaciones. Pero el pase a la final reconocido por el jurado es el certificado de calidad al trabajo realizado en los últimos cinco años -seis, si se incluye el Carnaval virtual-, que no se han bajado de una final; tiempo más que suficiente para tutear a los antes veían, y admiraban, desde la grada

Otra alegría, la de Trabachones. Con Trabas en el olvido, en 2020 afrontaron una metamorfosis y se reinventaron, con Domingo López Fumero y la apuesta por Yone Expósito, la tercera generación de la factoría Lenguas y Lengüines. Yone es la excelencia: la suma de director y letrista, lo que se traduce en marcar estilo, y quien triunfa es precisamente quien tiene un objetivo claro a donde llegar. Y ese es el éxito de Trabachones. Una murga seria, armada y con planta que, tras su refundación, afronta su segundo pase a la final consecutivo.

Ver a Diablos Locos en la final es lo más habitual para el público de los últimos 25 años. Curiosamente, después de cruzar el desierto de los cartones, el tándem formado por Maxi Carvajal y Víctor Asensio la ha convertido en la única que el último cuarto de siglo siempre ha estado en la final. Pero este año tenía un mordiente: Tomy Carvajal, la tercera generación trónica, es el nuevo director; y por lo visto en fase, no es solo haya venido para quedarse, sino que es sinónimo de éxito, marca tendencia con el relevo generación de la mano de la generación okaidi y es un modelo de murga para garantizarse otros 25 años de vida, como poco. Ahora, junto a Tomy, con Acaymo 'Magia' Correa, que le ha venido a dar un plus de calidad musical.

Ser ganador en los últimos cuatro años de tres primeros de Interpretación convierte a Zeta-Zetas en la murga a batir. En fase fueron su principal enemigo y pasaron por debajo de la espectacular presentación, de más calidad que la que se vio en la gala de la reina. Las fotos del tándem Javi Lemus-Santi Martel aparece en el google murguero cono sinónimo de innovación, originalidad, espectáculo y murga 3D. A esto se suma que son los expertos en vacíos legales con el fin de alimentar el más difícil todavía, en beneficio de la final, y además serán los encargados de cerrar el tiempo de juego de la gran final. Es un todo o nada, como su apuesta artística, con otro mago de las voces, Richar Casanova.

La final recreará el pulso de estilos de las últimas cinco ediciones: del espectáculo más visual que abandera Zeta-Zetas, y al que se suman las parafernalias de Trapaseros, que volverán a entrar en acción, a exponentes de la letra por encima de la puesta en escena, caso de Bambones y Burlonas.

Bambones reivindicará la letra. Su magisterio. Y quieren dejar en olvido que cualquier tiempo pasado fue mejor, cuando ellos eran el referente y luego se hablaba de marcas blancas a las que se asociaba a Trapaseros, por el estilo musical fruto de compartir director musical, Julio Alexis Fernández Calzadilla, o incluso, por la similitud de los algunos arreglos de la era Zeta-Zetas con David Padilla. Tiempos, tiempos. Ya en 2020 incluso vieron la luz con un guiño al nuevo estilo, si bien prefieren deslumbrar por las perlas engarzadas en formas de estrofas frente al auge de la nueva tendencia.

Completan la nómina de finalistas del Carnaval de la Ciencia Ficción Mamelucos. Han cerrado la etapa de las canciones de Airam Bazzocchi que parecían comisiones de investigación, y comienzan la Era BZC, tras la marcha en la dirección musical de Xerach Casanova. Al igual que Trabachones, ser director y letrista supone un plus. Airam se inicia en esa senda, si bien un archiconocido de la modalidad, con el agravante de haber sido el letrista al que muchos han acudido para cubrir sus repertorio a ser ahora rival directo y la cara de una murga que afronta una transición.

2022 será el año del estreno en la final de dos directores: Airam Bazzocchi, en Mamelucos, y Tomy Carvajal, en Diablos Locos; nuevos con la batuta y sin embargo viejos conocidos.

Se suma un noveno finalista -en una cita que podría haber sido a seis y no habría pasado nada-. El principal rival para los protagonistas de la fiesta de mañana, ese noveno finalista, es el sonido. La mayoría de las murgas no se han sentido cómodas, hasta el punto de que algunas se han quedado desdibujadas sobre el escenario, caso de Zeta-Zetas, con una presentación superior al tema; o unos Mamelucos fijos discontinuos salvo su minuto de oro; algo similar a lo que le ocurrió a Bambones, actuación que pareció en la tercera fase tener sordina.

Será una gran final. Al menos por el número de espectadores, 5.552, que agotaron en 48 horas las localidades; con el añadido de que es el aforo mayor que se verá esta edición en el recinto ferial, y el plus de que es la fiesta de los pasacalles.

Quedan horas para el recinto ferial acoja el pulso entre la letra y el espectáculo. Ocho murgas y una cita con la historia, en un formato de un tema en fase y otro en final que gana adeptos incluso para los más puristas. Pero eso será un debate de cara al futuro más inmediato, si bien no pasa inadvertido la sobrecarga murguera en la final frente a la fases: en las dos primeras cantaron seis y este viernes diez; eso sí, dos fuera de concurso (Fufa y Gambusinos), y ocho en su pugna por los cartones.

Este viernes, señoras y señores, vuelve la gran final.

Crónica de la primera fase de murgas adultas:

Crónica de la segunda fase de murgas adultas:

Crónica de la tercera fase de murgas adultas