Cuando muchos madrugaron para comprar las localidades de los concursos –en especial de las murgas, el certamen más demandado– descubrieron la primera cola virtual de la historia, que se comenzó a formar desde las 23:50 horas del domingo por iniciativa de la tiquetera. La empresa tiró abajo su web para dedicarla en exclusiva al Carnaval y garantizó la venta; por la tarde aún quedaban unas cien de pie. 

«Este año, menos aforo y consiguió entrada todo el mundo». Esta frase, del laureado solista de El Cabo, Besay Pérez, resume la sensación generalizada entre los aficionados que desde primera hora de la madrugada de ayer se pusieron a la cola virtual que esta edición inventó tickety.es, empresa adjudicataria de la venta de localidades, que no solo sorteó los ya habituales bloqueos informáticos de ediciones por sobrecarga de usuarios en los servidores, sino que logró congelar el papel de las localidades de pie hasta las dos y media de la tarde, cuando quedaban aún 150 plazas, y a las seis de la tarde aún quedaban 127.

Una hora y veinte minutos después de abrir la taquilla virtual se había agotado el papel para disfrutar de la gran final de murgas del viernes, 17 de junio, en gradas o sillas y se hicieron de rogar las localidades para ver el espectáculo de crítica y pasacalle de pie, a pesar, incluso, de ser a cinco euros, a mitad de precio que el resto.

De las 5.552 localidades habilitadas para la gran final, en el aforo de mayor capacidad que se habilita este año en el recinto ferial, mil se destinaron para estar de pie entre la cabecera de las gradas y la tarima del escenario, a izquierda y derecha; el resto, se pusieron a la venta a diez euros en gradas y sillas, con la salvedad de unas 1.200 que se reservaron para entregar una por componente de las diecisiete murgas participantes en concurso, más la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá.

Las claves del éxito

Cuatro son las claves del éxito del sistema de ventas que esta edición ha limitado las críticas. La primera, la creación de la cola virtual, que desde al menos las 23:50 horas del domingo ya se activó. Así, quien colocaba la dirección tickety.es para verificar que su ordenador estaba preparado para iniciar al día siguiente los intentos de compra se encontraba con este mensaje en su pantalla: «¡Gracias por acceder! Serás redirigido en unos minutos al sistema de compra de entradas de: Carnaval de Santa Cruz de Tenerife», y asignaban un número de registro en la cola virtual, con esta invitación: «Por favor, no actualices esta pagina. Será redirigido automáticamente cuando tengas un puesto asignado para comprar la entrada».

A partir de ahí, recomendaciones de interés para los usuarios, en los que les advertían que tuvieran a mano el DNI, así como email, teléfono y fecha de nacimiento, datos que luego se les iba a pedir en los formularios. También se informaba de que solo se permitía la venta de cuatro entradas por cada operación, alertando de la necesidad de tener la tarjeta bancaria a mano para poder culminar los trámites.

Junto a la cola virtual, la segunda clave del éxito estriba en que tickety.es creó una pasarela digital de tal forma que tiró abajo la posibilidad de comprar otras entradas para centralizar todos sus recursos técnicos en la oferta de localidades del Carnaval. Poner tickety.es llevaba directamente a entradas de las carnestolendas.

Dos aspectos añadidos que completan la exquisitez de la oferta que pivota es la garantía de que funcionó la web y no petó. Las entradas son numeradas, algo que ya ocurría en la edición anterior, con el añadido de que en el papel figura los datos de quien la ha comprado, lo que permite identificar a quien incurra en reventa. El plus de mejora de este año: en el pasado se adquirían de formas aleatoria y esta edición el público pudo elegir dónde se sentaba.

Eso sí, tanto las entradas de final como los bonos murgueros son numerados. Además, los dueños de los 900 bonos disfrutarán de una ubicación privilegiada porque han sido ubicados en el sector central, delante del jurado del concurso.

Nathalie Saints El Día

Nathatlie Saints

A falta de cola física ante una taquilla tradicional, Nathatlie Saints fue de las primeras en la lista de espera que cogió por sorpresa a los miles de compradores de entradas. Ya a las doce menos diez de la noche del domingo al lunes alertó: «Si esto ya va así... mañana no digo más...». Y la taquilla virtual de tickety.es estaba previsto que abriera a las ocho de la mañana.

A sus 39 años de edad, esta candelariera de cuna que reside en SantaCruz explica que lleva ya siete años acudiendo a la gran final de murgas; antes se limitaba a escucharla por la radio.

Auxiliar de Biblioteca, Nathatlie Saints precisa que, aunque dejó preparado el ordenador para comprar las entradas desde la noche, por la madrugada tuvo que echar mano al móvil para adquirir las cuatro de final porque la terminal informática no funcionaba. A las 8:04 horas, cuatro minutos después de la apertura digital, Nathatlie ya había adquirido sus localidades, después de inaugurar la primera cola virtual que se hace para una final de murgas.

Aunque no forma parte de los colectivos, admite que «me gustan todas las murgas, las escucho a todas, pero tengo un poquito de debilidad por Bambones».

Freddy 'el Bombasso El Día

Freddy El Bombaso

Catorce minutos sobre las ocho de la mañana, Freddy El Bombaso, como se presenta en su perfil en Twitter, cantaba victoria. En su caso, como público, lleva 20 años pasando –entiéndase, acudiendo– a la final de murgas de Santa Cruz. «No soy componente, sino aficionado», precisa. Junto a una amiga se puso en busca de la entrada a las siete de la mañana; él con un ordenador y ella, con un móvil. Al final, lograron cuatro entradas sencillas para la final. «A las siete entró mi amiga, pero no le salía las entradas de la final, no sé por qué; media hora después yo las puede adquirir», precisa.

El problema inicial que se encontró es que al ser numeradas buscó en otros sectores, hasta que se decantó por la ubicación final. «Lo que vi mal es la incertidumbre de no saber por lo que estás esperando; eso de abrir la página media hora antes de la hora anunciada, que te encuentres en una cola y que, además, no sepas si ese mensaje algún momento va a cambiar o qué». «Lo positivo es que lo que viene siendo el trámite mientras las compras, iba bastante bien y no vi en ningún momento que se cayera la página, que eso también es positivo».

Borja Mora El Día

Borja Mora

Vecino de El Cardonal, lleva diez años sin faltar a la final de murgas. «Soy público habitual», alardea. A las siete de la mañana activó el link en busca de las entradas que consiguió a las 8:15 horas, y cinco minutos después recibió en su correo las localidades adquiridas: cuatro bonos murgueros y dos de final.

Jonay Ramos, otro de los primeros en hacerse con sus localidades, también advirtió que en los primeros momentos reinó la confusión, porque en la descripción de la entrada para comprar la localidad no se precisaba si eran para la final o eran bonos, ya que en la descripción ponía «final del concurso de murgas adultas y bonos fases del Carnaval».

Toni Brito, de Los Chancletas

Este componente de la murga de La Isleta que preside Tito Rosales cuenta que se conectó a las siete y media de la mañana y logró comprar las tres entradas para otros tantos compañeros de Los Chancletas a las 8:30 horas. «Este año no estamos en el ajo y es más fácil acudir», precisó.

Al cierre de la edición de este artículo, todavía queda un centenar de localidades de pie en la primera final sin caos en la venta de entradas desde la implantación de este modelo de ventas, en 2010.