Antonio, Fran y Javi Hernández se iniciaron en la música con su abuelo; el primero, director de Las Valkirias; Fran, en ‘excedencia’ del laúd en el Orfeón, y el pequeño, solista de oro de El Cabo.

El recordado Ángel Hernández Arvelo, conocido tanto en el mundo de la lírica como del folclore como Ito, tal vez nunca imaginó llegar a ver a su tres nietos como punta de lanza de la música, arte que él, autodidacta, desarrolló gracias a un barbero de La Laguna, que le enseñó el lenguaje musical.

Ito, policía local por la mañana y músico por la tarde, fue componente del Orfeón La Paz en su Laguna natal desde mitad de los años sesenta hasta el inicio de la década de los noventa, donde incluso tuvo la oportunidad de compartir escenario con su nieto Antonio Hernández, conocido familiarmente como Toño, y en la actualidad director de la rondalla Las Valkirias, la primera formación de mujeres que ha logrado un primer premio de Interpretación.

La historia de la música en la familia de Ito se remonta a la referida década de los sesenta. Primero como componente y con el paso de los años escudero –como le gusta decir a su nieto Toñi– de los los maestros de la época gloriosa del Orfeón La Paz Manuel Hernández, Tomás Montesdeoca y Fernando Hernández de León.

«Empezó como aficionado a la música y acabó como un modo de vida», precisa Toño, que precisa que su abuelo Ito, fuera de la rondalla, integró el Dúo Rancho Grande, junto a José Grosso Morín, que toma nombre de la zona que existe en el barrio de El Coromoto, de donde procede esta familia. «Fue pionero en la edición de los primeros discos», apostilla, para recordar que el Ayuntamiento de La Laguna le dio su nombre a una plaza en 2017 por su labor.

Ito y su esposa tuvieron diez hijos, de los cuales José Luis y Manuel Hernández Melián continuaron con el arte de la música. «La generación de mi padre se la saltó, pero a nosotros se nos inculcó esta pasión por decreto ley», cuenta Toño con un eterno espíritu jovial y exquisito conversador. Antes hace un alto para precisar que su abuelo quedó viudo con poco más de treinta años, siendo padre de diez hijos. «Me contaban que aquello sobrecogió a La Laguna».

Mi abuelo comenzó como aficionado y terminó como una forma de vida

Toño Hernández - Director de la rondalla Las Valkirias

El director de Valkirias.

Antonio Hernández, que hereda el mismo nombre de su padre, es el mayor de cuatro hermanos. Su padre, pintor y chapista; su madre, ama de casa. Toño, administrativo en el Hospital Universitario de Canarias, actividad que compagina con la música por la tarde. Autodidacta, estudió por libre Composición y Armonía con Juan Felipe Rodríguez, quien en la actualidad es responsable de la orquesta de Pulso y Púa del Orfeón La Paz de La Laguna, con quien no se medirá este año en el concurso de rondallas de este sábado por ausencia de los laguneros. Además, Toño cursa Dirección de Bandas y Orquestas con el maestro Navarro Lara, de Huelva.

Para Toño, el Orfeón fue el primer grupo en el que militó. «Tanto mi hermano Fran como yo, primero entramos por la lírica y luego desembarcamos en el folclore, cuando lo normal suele ser justo a la inversa». Con la experiencia en rondallas, Toño se sumaría a la agrupación folclórica Real Hespérides que constituyó su abuelo, entre otros, en 1947. «Era un colectivo familiar», apostilla Toño, que pone en valor los 75 años que celebra esta formación que él mismo dirige en la actualidad.

Más allá del Orfeón y la agrupación foclórica Hespérides, Toño Hernández ha militado también en Raíz Canario, en una época en la que estaba en boga el estilo de Añorzan y Garoé. Desde 1991 a 2001. Fue el ciclo que permaneció en el Orfeón, donde también coincidió con su hermano Fran en la orquesta de pulso y púa. En su primer año como componente del Orfeón, en 1991, con el maestro Fernando Hernández de León, la rondalla lagunera logró un segundo de Interpretación, y al año siguiente, con el cambio de director –llega Juan Ramón Vinagre– suma un tercero de Interpretación, si bien desde 1993 solo conocería primeros en esa modalidad hasta que cerró su ciclo en 2001. Cabe recordar que el Orfeón logró con el maestro Juan Ramón Vinagre dieciséis primeros de Interpretación consecutivo; veinte en total.

Desde comienzos del siglo XX Toño se desvincula se las rondallas, más inmerso con la dirección de Achamán, hasta qe en 2017 se incorpora en la rondalla femenina Las Valkirias como director de la orquesta de pulso y púa. En la sucesión de directoras –primero Mercedes Cabrera, que dejó paso a Inmaculada Bello–, Toño se pone al frente de la formación líríca que preside Vicky López en 2019, y no guarda buen recuerdo de su estreno, pues no lograron premio, una tendencia que varió hasta el punto que en 2020 logró el primero de Interpretación con una formación de coro femenino, algo insólito en la historia del Carnaval; eso sí, se reconoce orfeonista de corazón por la pertenencia de su abuelo, de ahí el sueño de un día coincidir juntos en la rondalla lagunera.

"En el Orfeón coincidimos Toño y yo y mi abuelo era el director de cuerdas"

Fran Hernández - Laúd de El Orfeón 1990-2004

Un laúd de oro en el Orfeón.

A Fran, el segundo de los cuatro hermanos Hernández, tampoco le ha sido ajena la música, si pone en valor aquellas parrandas que se formaban en la calle Rodríguez Moure, a la altura del Instituto Cabrera Pinto, donde disfrutaba de las voces del folclore como Dacio o El Morita. Nacido en 1978, comenzó en la música con 12 años, si bien con 8 comenzó a formarse.

Recuerda que comenzó en el plecto gracias a sus tíos Manolo y Luis, y también militó junto a su primo Toñi en la rondalla familiar Hespérides. Con 14 años se estrena en El Orfeón; primero desembarca Fran, en 1990, y luego su primogénito, en 1991, quienes estuvieron a las órdenes de su abuelo en la orquesta de plecto del Orfeón.

Fran recuerda que su formación con el laúd la recibió de su tío, mientras su hermano Toño se adentraría más con la guitarra. «Al principio era cuestión de repetir la obra, luego ya aprendimos a leer el lenguaje musical. Le pedí a mi abuelo que me enseñara su toque con el laúd», algo que cultiva en la actualidad a pesar de su responsabilidad en este mandato como concejal de CC en La Laguna y secretario general de esa formación. «Todavía hoy una vez a la semana toco sobre los discos de mi abuelo»; en 2005 cerró su ciclo en las rondallas, con el Orfeón, si bien ha continuado vinculado al folclore, hasta el punto de haber sido director de la Escuela Municipal de Folclore de Guía de Isora. Recuerda con emoción el espectáculo que participó con sus hermanos en Arona en honor de su abuelo.

"Mi corazón es orfeonista por tradición familiar pero El Cabo me dio la oportunidad"

Javier Hernández - Solista de El Cabo

La voz prodigio.

Javier, tercero de los hermanos Hernández que nació en 1983, comenzó en la música con dieciséis años precisamente en la rondalla familiar Hespérides, y cuatro después ya estaba cantando en Los Sabandeños.

«Me llamó Elfidio Alonso, era la época en la que estaban Mena, Héctor»... cuenta con admiración. Javi, solista de la rondalla El Cabo desde 2014 gracias a la invitación que le realizó el director Israel Espino –también compañero en las filas de Los Sabandeños, y en la actualidad director–. «Sabía que tenía oído pero nunca pensé que se me fuera a dar tan bién», explica para contar que toca la guitarra, el timple y hasta el teclado, «aúnque no soy como Fran», casi se disculpa esta voz privilegiada que cuenta con dos primeros de Solistas (2015 y 2018) y dos segundos (2017 y 2019); eso sí, en El Cabo, donde le dieron la oportunidad.

Aunque se reconoce orfeonista de corazón, agradece la oportunidad que le ha dado El Cabo: «siempre soñé cantar en una rondalla», explica Javi que compagina su labor como trabajador de Worten con su pasión, la lírica.

Su cuarta hermana, Marta, ajena a la música, presume de llevar el título de una obra en su nombre. Los hermanos Hernández son herederos de un arte transmitido de generación en generación