Pocas veces los niños de tercero de Primaria han disfrutado tanto aprendiendo lo que es una rima consonante o asonante, o hasta una sinalefa, y eso gracias a la iniciativa de Diablos Locos que impartirá hasta fin de año talleres de letras, percusión, diseño o maquillaje en una decena de colegios.
«¿Qué es trónico?». Fue la pregunta tan clave como ingenua que dirigió uno de los niños de 3A del Colegio de Educación Infantil y Primaria Príncipe Felipe, en la villa de Candelaria, a los tres ‘embajadores’ de Carnaval que dejaron atrás el disfraz para, enfundados en los suéters de la murga Diablos Locos, cambiar el local de ensayo por las aulas escolares.
Ayer vio la luz el proyecto educativo EduCarnaval que durante la pandemia, hace ya casi un año, ideó Ruymán Rodríguez Sccoby para ponerlo en marcha en el colegio del Camino La Villa donde imparte clases sacando punta a los medios audiovisuales como recurso alternativo al confinamiento. Según surgió la idea, la puso en común con los compañeros de la murga y, con la complicidad del grupo, creció, hasta tomar forma como una unidad educativa que se presentó a una decena de colegios, desde San Fernando Rey, en Santa Cruz; a Isaac de Vega, en San Isidro; el Domínguez Afonso, en La Orotava o El Cardonal, que celebraron con tal entusiasmo la propuesta que la han hecho suya e incluso la han ampliado, mano a mano con el claustro de los Diablos Locos y los profesores de cada centro.
El bautizo de pizarra tuvo lugar ayer en Candelaria, con una doble carga afectiva en el caso de uno de los tres profesores trónicos, es el particular de Elías Alonso, antiguo alumno del centro. A su vez, no jugaba de visitante porque entre el equipo de docentes del Príncipe Felipe se encuentra Carlos Gustavo Morales; don Carlos en el aula y La Rumbera Ultraperiférica en los escenarios y la calles que hasta llegó protagonizar un cartel del Carnaval de la Villa Mariana.
45 minutos bastaron para conocer qué es una murga y que los niños realizaran su particular ‘chío chío’
Pero las carnestolendas chicharrera no le son ajenas a gran parte del claustro del centro. Bastó ver a la directora del Príncipe Felipe, Marián Vals, rememorando la época de los Chichiriviches junto a su compañero Toñi, tutor de quinto de Primaria. Por aquella época, a comienzo de los años ochenta, estaba al frente de Diablos Locos el mismísimo Tom Carby. ¡Quién le habría dicho que sus chicos han cambiado estos días la trompeta por la tiza con el paso de cuarenta años!.
Con el aval de Víctor Asensio El Maestro y el entusiasmo de la generación Okaidi de Diablos Locos la murga plasmó en un exquisito documento los objetivos: talleres de letras, música, diseño y disfraz, maquillaje, entrevistas a personajes del mundo del Carnaval y visita al museo de la fiesta, locales de murgas y a la sede de la organización, en la calle La Noria.
Faltaba pasarlo del papel al pupitre. Acostumbrados a tener 30 minutos por actuación en la fase o la final de murgas, Elías, Foche e Idafe contaron con 45 minutos –el tiempo que dura una clase– para impartir la lección.
La tutora de 3A, Aránzazu Gorostiza, actuó de Alexis Hernández el día de la final y presentó a los murgueros en medio de un silencio atronador de principio a fin. Elías rompió el hielo y se presentó como componente de Diablos Locos, y arrancaron la clase con un vídeo tutorial del mismísimo Víctor Asensio, quien en cinco minutos seleccionó cuatro de las más de doscientas canciones que ha escrito en sus más de 25 años como letrista de Diablos Locos para destacar los valores de una murga: reivindicación social, canariedad, historia y humor e ironía. Hasta ahí la teoría, en la que el autor le explicó a los niños qué es una rima asonante y otra asonante con un chío chío como ejemplo práctico.
A partir de ahí, Foche e Idafe –uno de los más reputados letrista de la nueva hornada del Carnaval– afrontaron la parte práctica, que a priori se antojaba un reto imposible: sobre la marcha, que los niños hicieran una estrofa.
Primero eligieron a que cantar, nada más adecuado que a la pandemia. Para ayudar a los niños, la profesora Aránzazu le recordó las rimas que han estudiado cuando han hecho poemas. Surgió a primera palabra: malilla, como propuso la alumna Enma Cruz, sobre la que sus compañeros, en complicidad con la profesora, buscaron la rima: maravilla, cabecilla, vacunilla. A partir de ahí era cuestión de desarrollar las frases y encajarla en la melodía que había cantado en el tutorial Víctor Asensio. Con la clase entusiasmada se armó la copla: «Cuando por fin me pusieron la primera vacunilla/los efectos secundarios me dejaron muy malilla/mucha tos y muchos mocos y dolor de cabecilla/qué ganas de que se acabe ya toda esta pesadilla/para estar de maravilla», al ritmo de palmas y cuando tocaba el timbre que anunciaba el fin de la clase, para seguir luego a 3B.

En el caso del Príncipe Felipe sus 600 alumnos trabajarán con la unidad ampliada de EduCarnaval con el objetivo de formar una gran murga infantil el 25 de febrero, cuando en la fiesta de Carnaval cantarán juntos con algunos componentes de Diablos en el patio del colegio.
Cuando se iban, un niño le preguntó a Idafe: «¿Qué es trónico?», porque se lo leyó en su suéter. «Ser trónico es buscar el lado bueno de la gente, el criticar defendiendo al pueblo, ayudar a los demás. Nosotros, los Diablos Locos, somos trónicos porque somos una murga que nos gusta participar en todo; desde los colegios a ayudar en centro de mayores y alegrar la vida de cada uno».