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Tropicana inaugura los ensayos

La comparsa de Candelaria retoma la actividad con un curso de baile en su nave industrial, con toda la normativa covid

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Ensayo de la comparsa Tropicana de Candelaria

La formación que preside José María Bolaños -el delegado covid que ya ha hecho el curso de seguridad- se acostumbra a bailar con los pasos medidos para garantizar la distancia social y por ‘grupos burbuja’. El local cuenta con el plan de seguridad que encargó el ayuntamiento de la Villa Mariana.

El protocolo covid al que se tendrán que adaptar a partir del día 25 de octubre todos los grupos que deseen participar en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife ya es una realidad en el local de ensayo de la comparsa Tropicana de Candelaria, que disfruta de la nave industrial que desde hace años alquila el Ayuntamiento de la Villa Mariana para conciliar el derecho al descanso de los vecinos con el derecho al ocio de quienes desean salir en este cuerpo de baile y parranda, que comparte sede con la comparsa infantil.

Esta formación que preside José María Bolaños cuenta con un local de 300 metros cuadrados en el Polígono Industrial de Güímar, donde los lunes, martes y jueves se suceden los ensayos en los dos grupos burbuja en los que el también delegado covid ha dividido a los 68 componentes del cuerpo de baile. Aunque la sede tiene capacidad que albergar a 75 personas ensayando a la vez –cumpliendo con el 50 por ciento del aforo permitido–, el baile de Tropicana se divide en grupos de 34 integrantes, que desde hace ya tres semanas han retomado la actividad no para preparar el repertorio del concurso del próximo año sino para participar en un curso de baile que le permita familiarizarse con la nueva situación y, sobretodo, volver a bailar después de casi un año y medio.

«Contra viento y marea». Es la frase que se lee en la camiseta que viste en el ensayo su presidente y que delata su intención de recuperar la relativa normalidad a través de un proceso que, en su caso, está tutelado por el Ayuntamiento de Candelaria, que «siempre va un paso por delante en todo», apostilla José María Bolaños.

La Concejalía de Fiestas, que dirige en la Villa Mariana Manolo González, encargó a Manuel Asensio, director de seguridad, la redacción del protocolo covid para recuperar los preparativos en la nave del Carnaval, donde se alternan en horario y días los integrantes de las comparsa adulta e infantil. Desde el pasado mes de junio se procedió a marcar en el suelo del local el lugar asignado a cada uno de los bailarines para garantizar el distanciamiento social y tanto el propio Bolaños como Sara, una componente de la comparsa que es enfermera de profesión, realizaron un curso online que los faculta como delegados covid de Tropicana.

«Cada ensayo tiene una duración de una hora... a ver si así vamos tomando formita», comenta con humor el presidente después de concluir lo que ya se ha convertido en un ritual. Hasta el local del Polígono Industrial de Güímar llegan sus componentes que, con mascarilla, entran a las nueve y media a la nave y, en una mesa habilitada a la izquierda Bolaños va tomando el nombre de cada uno de los asistentes al ensayo, en un listado que custodia por si acaso se registrara algún contagio.

Entre las componentes del grupo burbuja del martes, Naara Hernández, cofundadora de la murga femenina Triquikonas –que llevó a lo más alto– y letrista de Trinkosos, de La Orotava, y de Zeta-Zetas, que este año está pluriempleada como integrante en el baile de Tropicana. Al igual que todos los componentes, participa en el curso de baile con la correspondiente mascarilla, en el más difícil todavía en la hora que duran los ensayos que dirige Loren Díaz, un espejo para cualquier integrante de la comparsa que fundara en 1996 Efraín Medina.

Loren es de los pocos pioneros que se mantienen en la formación de cuerpo de baile y parranda; comenzó como bailarín, marchó a Madrid para formarse en baile clásico y desde hace ya seis años es el coreógrafo de Tropicana, y artífice del resurgir de esta comparsa que hace madrugar a los vecinos de la Villa cada vez que viene del concurso de Santa Cruz con un cartón. O dos, en Interpretación y Presentación.

Mientras los componentes se familiarizan con el escenario covid que fija el protocolo de seguridad, Bolaños y Beny Ramos hacen un repaso de la trayectoria de la comparsa, contando los años por fantasías. Beny es otro histórico de esta formación de baile y parranda que estrenó en Candelaria en 1995 y que llegó a Santa Cruz al año siguiente. Vecino de Barranco Hondo, admite que siempre sentía desconsuelo por salir en esta comparsa a la que vio desde la grada en dos concursos, hasta que Efraín Medina lo embulló, se incorporó al baile en 1999, y hasta le fecha, testigo de aquellos ensayos que se celebraban en el Cine Viejo y que luego se continuaron, con el paso de los años, en el centro cultural y el instituto hasta el polígono industrial. Beny encarna la esencia de la comparsa, «la unión; somos una familia», en una andadura similar a Bolaños, que también se inició en 1999 como bailarín, luego dejaría algunos años de salir y tras su reincorporación asumió la presidencia, convirtiéndose en el talismán que le devolvió los premios. Ahora tiene ante sí otro reto que nunca imaginó: volver a hacer Carnaval contra viento y covid, con máxima seguridad.

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