Mientras la organización del Carnaval trabaja en el regreso de la fiesta de la máscara a la nueva normalidad tras la incidencia del Covid, que dejó a Santa Cruz sin murgas –ni otras expresiones carnavaleras en febrero de 2021, Ni Pico-Ni Corto culmina el proceso de renovación que inició cuando Fino Díaz, hijo del cofundador de la institución, Abelardo Díaz, decidió hace dos años dejar en manos de su hijo David la presidencia de la sociedad de El Toscal. El reto: el regreso, al menos, a estar entre el top ocho de la final.

Lo que parecía un reto imposible después del lustro en el que la historia de Ni Pico estuvo marcada por el carisma de Carlos Estévanez y Óscar Gómez, se ha tornado en una realidad. Solo los número cantan: la nueva Ni Pico-Ni Corto pasa de estar ajustada al mínimo de cuarenta componentes a duplicar sus filas. 

¿Cómo se ha hecho el cambio? David Díaz coge una murga desconsolada durante dos años por estar en la final y, a pesar incluso de la opinión de su padre y ya expresidente, apuesta por dar un cambio revolucionario. Traza la estrategia y se llena de paciencia. Entre los movimientos fundamentales, el fichaje de David Padilla, que ya había anunciado su salida de la portuense Cascarrabias, de Salvador Quintero, a la que llegó a las cotas más alta en su trayectoria murguera, aval que demostró cuando funda Zeta-Zetas e irrumpe con un formato interactivo y más tarde en Trabas. 

Otro movimiento propio de tablero de ajedrez, la reunificación de gran parte de la familia Díaz, que ha aportado dos murgas al Carnaval, desde 1973 Ni Pico-Ni Corto y desde 2004, La Traviata, esta última con Juan Díaz. El reencuentro de muchos de los primos Díaz se tradujo en el regreso a casa de uno de los máximos exponentes de la nueva generación que triunfa en el Carnaval: Yeray Farra, por carisma y corazón. Y con él se vinieron a Ni Pico más de una quincena de compañeros.

David Padilla y El Farra son dos polos de atracción que multiplican la fila. De los cuarenta componentes de Ni Pico, la murga de El Toscal suma ahora 79, incluso en plena época de Covid y sin posibilidad aún de ensayar.

David Díaz apuntala también a Padilla con una ayuda de lujo, Josué Villanueva, conocido por su éxito de La Gozadera y sus valores musical. Al puzzle de la tercera generación de la familia Díaz de El Toscal le faltaba un director artístico. Por el camino ya había renovado también la nómina de letristas, tras la marcha de Nino Bello a la inédita La Sonora, de Carlos Estévanez y Óscar Gómez.

David logra la cuadratura del círculo: junto a David Padilla y Josué Villanúa, suma a Sergio El Bombero, y Romén Soriano, de Rebobinados, junto a un tridente mágico que aspira no solo a dar el pase sino a mayores metas: es el regreso de Javi Pechi, tras su incursión en Mamelucos, Yeray El Farra y el broche de oro: Carlos Casanova, que despidió del Carnaval a.C. (antes del Covid) en La Traviata –devolviéndola a la final y con un criticón en el concurso de murgas de Las Palmas–.

El fichaje de Carlos Casanova, uno de los soportales de la exponente de la generación Bazzocchi del Carnaval, no solo se queda en su incorporación como miembro del equipo de letristas de la murga en la que se estrenó como autor, en 2010, con el Juego de la Oca, sino que también tendrá el reto añadido de ocupar la dirección artística. No se trata de una misión desconocida para el profesor Casanova, que compaginó batuta y letras en Desbocados, en 2012 y 2013, cuando se sacó de la chistera la rondalla o el futbolín. Luego prefirió regresar a la final, en La Traviata, donde contribuyó con temas como Las señales (2014), El Kiosco (2015), Charlot y El zapatero (tercero de Interpretación, 2016), sin pase en 2017 y 2018; accésit con El Sindicato y Marcelino (2019) hasta cerrar esta etapa en 2020 en dicha murga. Sorteada la tentación de acabar en Triqui, Carlos Casanova será el cabeza de serie de la nueva Ni Pico que protagoniza el reencuentro de compañeros y amigos de murga con la mirada puesta en las bodas de oro que celebrarán en 2023.

Antes, el presidente de la murga David Florenfino Díaz advierte: «Ni Pico-Ni Corto no dejará ningún componente por el camino; si no podemos salir todos no concursaremos», un aviso a navegantes de cara el Carnaval 2022. Ahora falta que el Covid permita hacer realidad el resurgir de aquella murga creada en el 73.