Subdirectora artística con la mayoría de los directores de gala de los últimos 30 años, Geni Afonso mamó la fiesta desde la cuna y luego fue coreógrafa de Cariocas, entre otros grupos. Agradece a Azpilicueta que la valorara artísticamente antes de que resucitara la gala de Las Palmas para regresar a su Carnaval. 

“La gente del Carnaval es una gran familia; a todos les mueve el mismo sentimiento”. Así lo siente y lo manifiesta Geni Afonso, subdirectora artística del equipo de Enrique Camacho que lleva gran parte de su vida dedicada a la fiesta de la máscara; primero con grupos, en los primeros pasos de la escuela del Carnaval que puso en marcha en los años ochenta, y desde inicio de los noventa en los equipos de los directores que se han sucedido al frente de los espectáculos, desde Jaime Azpilicueta, Francis Suárez, José Antonio Plaza, Rafael Amargo o Enrique Camacho.

Quien conoce a Geni Afonso sabe que no cabe el postureo, sino que tiene tanta pasión por el Carnaval como sinceridad a la hora de expresar su opinión. Todo presidido bajo una máxima: “no cabe desprestigiar el trabajo de ningún grupo porque no te guste o no seas capaz de hacerlo; otra cosa es que te agrade más o menos”.

De casta le viene al galgo su pasión del Carnaval. Difícil es hablar con ella de la fiesta y no verla emocionada, con la lágrima en los ojos, cuando recuerda a la gente de la fiesta, de quien admira su tenacidad y entrega. Hermana de José Víctor Afonso, director de la agrupación musical Los Yuppies y máximo exponente del colectivo Bienmesabe –de marcado valor etnográfico–, ambos mamaron Carnaval en su casa de la mano de su padre. “Todos los domingos formábamos una parranda en nuestra casa de Tacoronte, mi padre con su bandurria y José Víctor, con la guitarra”. Su progenitor militó en la desaparecida rondalla Educación y Descanso, para luego sumarse a Tronco Verde y más tarde en Círculo de Amistad XII de Enero y Gran Tinerfe, al margen del grupo que tenía en El Sauzal y con el que cumplía con la tradición cada Navidad la paso de Lo Divino.

A comienzos de los 80

Después de cursar hasta quinto de piano en el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife, esta coreógrafa fue la culpable de los primeros movimientos con los que Chichiriviches acompasaba su actuación a comienzo de los 80, dado que salieron del instituto Andrés Bello, donde los conoció a través de su entonces pareja, Francis Suárez. En 1984 asume las coreografías de la comparsa Los Cariocas, de Valleseco, y también instruyó a la agrupación musical Purahey o la coreográfica Bohemios. En un año llegó a tener a su cargo el montaje de tres o cuatro grupos, compaginando las coreografías de Cariocas con las de Bahía Dorada, locales que visitaba el equipo de dirección de Jaime Azpilicueta.

En los preparativos de la edición de 1990 –dedicada a los cuentos infantiles –, recibió un día la llamada de Jaime Azpilicueta que se interesó por el repertorio que habían preparado Los Cariocas, y fue ahí donde Geni le comunicó que ya no continuaba vinculada a la comparsa, oportunidad que aprovechó el director madrileño para invitarla, junto a Francis Suárez, a sumarse a su equipo, la recordada comisión artística.

Para Geni Afonso, Jaime Azpilicueta es una persona muy especial. Ya desde 1990, Geni tuvo a su cargo la responsabilidad del movimiento escénico de grupos en la gala, aprovechando la complicidad que siempre ha caracterizado su relación con la familia del Carnaval. Azpilicueta, que había estado al frente de la dirección artística desde 1988, deja la dirección en 1992 y al año siguiente se incorpora José Antonio Plaza, un tiempo de transición que continuaron hasta 1994 Francis Suárez y Geni Afonso. Dos hechos los llevaron a dar el salto a Las Palmas en 1995. Plaza tenía en su equipo como ayudante de dirección a Arnaldo Benegas, una relación difícil de llevar. Además, en 1994 la organización de Las Palmas decide celebrar la gala de la reina en Las Canteras y acaba en un fiasco.

La gala de Las Palmas

El entonces concejal de Fiestas Sebastián Franquis –en la actualidad consejero del Gobierno de Canarias– les plantea a Francis Suárez y Geni Afonso asumir la dirección de la gala. Aceptaron el reto con una decisión arriesgada: llevar el escenario principal de la fiesta al parque Santa Catalina, devolviendo la fiesta al centro neurálgico de la ciudad y aprovechando la trasera del escenario en los edificios Miller y Elder. Fue edición histórica que devolvió el esplendor de la fiesta de Las Palmas a costa de un trabajo de producción enorme, pues tuvieron que ir academia por academia de danza para buscar grupos de baile para conformar el espectáculo. Irse a Las Palmas fue una decisión muy dolorosa. “Lloré porque me tuve que ir a Las Palmas cuando yo pensaba que me había ganado el puesto en la comisión artística de Tenerife, pero la relación entre Francis y Arnaldo era insostenible y Francis era mi familia; se imponía ser ecuánime”.

En el equipo que formaron en Las Palmas Francis Suárez y Geni Afonso participaban ya como regidor Israel Reyes, en los últimos años director de la gala de la capital grancanaria.

En 1996 Santa Cruz contrata a Eduardo Bazo, protagonista de la gala de México que a punto estuvo de ocasionar un conflicto diplomático por la mala imagen que se daba de los habitantes de aquel país y a la siguiente edición Francis Suárez y Geni Afonso asumen la dirección de la gala de la reina desde 1997 hasta 1999. Luego vendría Sergio García, entre 2000 y 2003, y Geni Afonso volvería al equipo de dirección artística del Carnaval de la mano de Jaime Azpilicueta desde 2004 (salvo 2010 y 2011, con Sergio García, y desde 2012 y 2015, con Juan Carlos Armas); con Amargo, en 2007, fue la responsable de cásting, y en 2020 dirigió los concursos.

Hablar con Geni Afonso es hacer un repaso por la historia del Carnaval de los últimos treinta años. Cuando se le pregunta con qué responsable artístico se quedaría de cuantos ha trabajado, asegura con la franqueza que le caracteriza que “de todos he aprendidos; de unos lo que hay que hacer, y de otros, no que no. Con todos he aprendido”. De nuevo ensalza al maestro Jaime Azpilicueta, “la primera persona que me ha valorado artísticamente”, también pone en valor a Francis Suárez, “porque hicimos lo que creíamos”, y elogia a Enrique Camacho, “porque es un orgullo trabajar con él, una persona muy inteligente, que vale muchísimo y que lo siento mío porque empezó con nosotros”, en la segunda etapa de Azpilicueta en el Carnaval.

Sobre los escenarios favoritos –a trabajado desde la plaza de España, a la explanada del parque marítimo o el recinto ferial–, Geni lo tiene claro: “Yo soy de calle, de la plaza de España”, por más que reconoce que el recinto ferial es mucho más cómodo; aún así es partidaria de “no poner límite a la fantasía, con un escenario grande con más posibilidades”. Por encima de las pantallas led, admite que es más teatral, sin que ello suponga renegar de los adelantos técnicos, sino beneficiarse.

Respecto al balance de la gala del domingo, sentencia: “Se podía haber hecho más de no haber tenido limitaciones de gente malintencionada. Para Geni, “es fundamental contar con la gente de aquí; está bien tener un artista invitado que de otra manera no tendrías, pero... a la gente le gusta ver en su justa medida: la gala es el momento de ver a los artistas que tenemos aquí”.

El espectáculo del domingo, la Eurovisión del Carnaval, fue una demostración de que el equipo artístico “piensa en quien ven el espectáculo y en los que no se ven sobre el escenario, y así lo demostraron los documentales; fue una válvula de escape. La gala va en contexto a las condiciones que vivimos en cada momento; se ajusta a la situación del momento y el Carnaval es el reflejo de la sociedad por es digo que la mejor gala es la de cada año”. “Fíjate en la situación actual, estamos terriblemente mal y tenemos una gente maravillosa, y pobrecito quien no lo sepa ver”. “La gala del domingo ha sido el lado positivo de todo lo negativo que nos ha tocado vivir”.

Geni s habla con el corazón: “Admiro a la gente del Carnaval. Pasa hambre, frío, sueño para sacar lo más bonito en sus repertorio y en sus disfraces”. Entre las claves para que crezca el Carnaval, la información, porque ha permitir divulgar la labor que realizan y a la vez traer materiales nuevos”.

Insiste en la escuela del Carnaval, y en la necesidad de poner en valor la industria de la fiesta en todas las facetas, desde la percusión al maquilla; el error es que algunos se queden en los piques y no reconozcan que la unión hace la fuerza, concluye.