El recinto ferial acogió el jueves el concurso virtual para elegir la mejor canción del siglo entre los diez temas que pasaron la primera criba, a la que concurrieron las 21 murgas de 2020 con su canción favorita. La votación popular cambió la tendencia del pase a la final, cuando sacó enteros Bambones. La Fasnia, de Diablos Locos, pasa a la historia como el mejor tema de estas dos décadas del siglo XXI en un formato donde el verdadero ganador fue la murga.

¡Esto sí que son un pedazo de murgas! Al final del programa de televisión que se inventó el director artístico del Carnaval virtual 2021, Enrique Camacho, se respiraba euforia por el pedazo de espectáculo que se había retransmitido a través de Televisión Canaria durante casi tres horas y media y que era el resultado de haber reunido en un mismo formato los mejores temas del género rey del Carnaval –al menos los propuestos por las propias murgas–.

Fue una exhibición de talento, una demostración de pasión y una exaltación de la esencia de la murga desde diferentes aristas: desde el espectáculo de Diablos, con su Fasnia; a la letra y la interactuación de Bambones, con su Escuelita murguera; al canto a Canarias de SaryMamel’s, el humor a raudales de La Posesa, de Triqui, o la técnica como nuevo pito murguero, en el Croma de Zeta-Zetas.

Junto a estos cinco favoritos que han marcado las dos primeras décadas del siglo XXI, exquisitos compañeros de viaje en esta aventura virtual, con El Quiosquero, de La Traviata; Los Militares que de la mano de Trapaseros conquistaron Santa Cruz para las murgas del Norte; la reinvención de la letra bajo la premisa de la aparente improvisación con Letra de números, de Burlonas; La Canción tuiteada, y de nuevo tuiteada –valga la redundancia– de Tras Con Tras, o las reinas del humor: Quinquiañeras, con Triquikonas en la cresta de la ola, en el orden que se quiera.

Ganó Diablos Locos con La Fasnia en una exhibición de estilos de murgas, pero la verdadera triunfadora de la noche fue la murga, porque el resultado final era cuestión de preferencias de estilos; lo mejor: ver la riqueza y el tesoro que tiene el Carnaval en sus murgas.

No fue una final al uso, sino una justificación en forma de concurso para alimentar la llama del Carnaval chicharrero, como ha insistido la organización. Y el objetivo, al menos con las murgas, se ha cumplido con creces y generando y sentimiento de buen rollo y orgullo porque todos, al final, se han sentido identificado con el resultado final, al poder mostrar cada uno su mejor versión.

En la final virtual de la Canción del Siglo sucede como con el Carnaval en general: si tuvieras que presentar a un amigo de la Península o el extranjero el Carnaval lo llevarías al Coso o al Carnaval de Día. Y con Diablos Locos y su Fasnia ganó precisamente eso: el Carnaval, el espectáculo, el sabor a tradición de los bailes y los cantantes aderezados con la exquisita crítica que coló Víctor Asensio. La Fasnia es la máxima expresión de ingenio comercial, apto para todos los públicos, incluso de otras latitudes del mundo.

Ya si a ese mismo invitado le quisieras mostrar la esencia de la murga, la mejor definición podría ser La Escuelita Murguera, la exquisitez del ingenio para interactuar con el público y la murga irse de rositas dejando en manos de los espectadores las palabras más gruesas para calificar la gestión de un concejal –entonces fue Acha, hoy puede ser Cabello, con rima por estrenar–. Ironía, crítica, humor... Bambones.

El programa de la canción del siglo fue una exhibición de estilos que permitió revivir la noche histórica de SaryMamel’s, la conjunción perfecta de Xerach Casanova y Airam Bazzocchi que se convierte en la banda sonora de las murgas de Canarias; una obra de arte en forma de canción. A estas joyas se suma también La Posesa, de Triqui -Traques, interpretada en 2006 y que quince años después vuelve a despertar carcajadas como ocurrió en el plató en el que se convirtió el recinto ferial. Una locura de canción que demuestra que el ingenio murguero no tiene límites; lo malo, que aquel equipo de letristas haya decidido cerrar su etapa. ¡Por favor, vuelvan!

El resultado de la votación

Este es el resultado de la votación que, también por primera vez, se basó en el voto popular a través de SMS: Diablos Locos, con La Fasnia que cantaron en el año 2014 quedaron primeros, con el 24,41 por ciento de los votos recibidos, seguidos, en segundo lugar por Bambones, con Escuelita Murguera de 2003, que recibió el 16,44% de los apoyos. Y eso, 18 años después de aquella actuación que se desarrolló en la plaza de España.

En tercer lugar, Mamelucos, con SaryMamel’s (2018), que sumó el 13,9% de los mensajes de apoyo; cuartos, Triqui-Traques y La Posesa (2006), con el 11,19% de los votos; quintos, Zeta-Zetas y El Croma (2019), con 11,13%; sextas, Triquikonas, en la flor de la vida en sus Quinquiañeras (2013), con el 7,5%; séptimos, Trapaseros y sus Militares (2012), con el 6,08%; octavas, Burlonas, con Letra de números (2017), que sumó el 4,19% de los apoyos; novena, Tras Con Tras y su Letra tuiteada (2018), con el 2,66%, y décimos, La Traviata, con El Quiosquero (2014), que sumó 2,51% de los apoyos emitidos por SMS.

Esta final disfrazada de concurso nada tiene que ver con el formato tradicional; de hecho, el programa de televisión se limitó a a diez temas, sin pasacalle y despedidas; en realidad, un solo tema por murga –el mejor, a su gusto–, con el aliciente añadido para los amantes del morbo de que entre los diez finalistas estaban tres murgas femeninas –Tras Con Tras, Burlonas y Triquikonas– y una formación del Norte, Trapaseros.

Otra de las novedades en el formato inventado por Enrique Camacho fue la inclusión de dos mesas de debate, un paso más en su apuesta por innovar, algo que a iniciara con Alexis Hernández cuando en 2017 incorporó las finales de murgas a la americana.

En la final virtual, se cambiaron las tornas. Los murgueros siguieron sus actuaciones a través del televisor salvo el caso de tres invitados de lujos: José Antonio González El Flaco, de Singuangos –que cerró sus puertas en 2004–; Pedro Mengíbar, director y fundador de Trasnochados, y también referente en la historia de Triqui-Traques y Ni Fú-Ni Fá, y Sandra Ramos, quien militó durante diecisiete años en Marchilongas, de ellos nueve como directora. Complementando la mesa de murgueros, otra para periodistas vinculados con el Carnaval: Natacha Llarena, quien incluso tuvo el placer de trabajar con César Fernández-Trujillo en Radio Isla; Manoj Daswani, de Radio Club Tenerife –ambos han sido jurado de murgas–, y Humberto Gonar, de EL DÍA.

¡Prevenidos!

Desde las cinco de la tarde –cuatro horas y media antes del inicio del programa en directo– comenzaron los preparativos, sometiendo primero a los miembros de la mesa a un test de antígenos, prueba a la que se sometieron hasta los diez directores de las murgas finalistas y también a los maestros de ceremonia, Alexis Hernández y Laura Afonso; esta última con un espectacular diseño antesala de la noche de las guardianas de hoy.

Poco a poco se fueron incorporando los murgueros finalistas; de los primeros en llegar, Xerach Casanova, de Mamelucos; Juanka López; Maxi Carvajal, de Diablos Locos, o Almudena Domínguez, de Triquikonas... Para algunos, test con Vladimir y el hisopo se presumía más difícil que la prueba de sonido de la primera murga en cantar el día de la final, cuando no había Covid.

Javier Caraballero, del equipo de dirección, se encargó de preparar los previos, desde el momento de la prueba del sonido a enviar a maquillaje a los participantes en el programa para que todo estuviera a punto. Todos los preparativos desarrollados con exquisitez y en todo momento reinaba un sentimiento de alegría por el reencuentro, aunque fuera para un formato virtual.

Junto a Enrique Camacho, pieza fundamental la desempeña Jorge Salamanca, el otro director, el de Televisión Canaria, para garantizar que todo funcione a la perfección. A él le compete el célebre grito de guerra: ¡Prevenidos!.

La sorpresa para los asistentes fue encontrar poco antes del inicio a los componentes de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá a la puerta de la entrada del recinto, con mascarilla y distanciamiento social, lo que no evitó el chascarrillo murguero de... “ojo, que es población de riesgo”, por aquello de la veteranía de la murga madre de Canarias. Y es que Enrique Camacho no quiso una final, aunque fuera virtual, sin la Fufa, a la que se le rindió tributo en su 60 aniversario con discurso incluido del alcalde, a quien le faltó que le activaran el semáforo que limita el tiempo de actuación de los grupos.

A partir de ahí, se sucedieron las actuaciones por orden alfabético, siendo los Bambones los primeros en abrir el tiempo de actuación. El formato contemplaba que primero hablaba el director con los maestros de ceremonias para explicar su sensación o cómo surgió el tema y luego se emitió la canción graba. Y así, las diez finalistas, mientras todos juntos seguían en la trasera del escenario por un monitor el programa. El mundo al revés: unos periodistas en el escenario y los murgueros, delante de la pantalla... cosas del Covid.

Fue una exhibición de camaradería, de buen rollo, de orgullo... ver el exquisito buen ambiente entre todos los directores; nada que ver con las veladas cuando se espera el veredicto del jurado.

El programa del jueves fue para presumir de los estilos de murgas y una exhibición del ingenio y el tesón de cuantos han hecho grande este género.

Las Palmas te responde

La anécdota de la velada vino precisamente en el momento más intenso: la votación. Se esperó a que Zeta-Zetas, la última en participar, acabara de presentar su Croma para abrir la votación a través de SMS, y el rótulo que puso la Televisión Canaria la lió cuando dijo que había que incluir la palabra “Murgas”; lo más curioso fue que quien votaba recibía este mensaje: “Palabra no reconocida. Ayto. de Las Palmas de Gran Canaria”, precisamente en una edición en la que los murgueros de allá no andan satisfechos con el trato recibido. Solventado el error, se cerraron después de 20 minutos que deparó el nombre de la murga ganadora: Diablos Locos, que recibió una metopa, edición bolsillo, para inmortalizar una edición histórica y para el orgullo del... murguero, parafraseando a los trónicos.