Participantes y amantes de la fiesta de la máscara tienen una cita en la Casa del Carnaval, donde se combinan dos exposiciones; una, el ‘escaparate’ de los primeros premios, que incluye también guiños a la historia, y otra, en la sala Luis Hormiga ‘Suspi’, dedicada a los Carnavales Tradicionales de Canarias.

La capital tinerfeña oferta a vecinos y visitantes la exposición de los trajes ganadores en la pasada edición de la fiesta de la máscara, una muestra que se puede visitar desde hoy en la Casa del Carnaval, que fue inaugurada en 2017 y que ayer reabrió al público con aires renovados, al dar cabida no sólo a los disfraces de los ganadores sino con guiños a personajes de la fiesta y al carnavalero del año, un reconocimiento que se hace por primera vez y que se incluye en la vitrina de la exposición permanente, en tributo a Josema Guiance, presidente de la murga Trabas.

Junto a la exposición permanente –que tiene una duración de un año, tal vez en esta ocasión, dos, ya que este edición no se celebran concursos por la crisis sanitaria–, se suma una muestra en la sala polivalente Luis Hormiga Suspi, bajo la supervisión del folclorista Benito Cabrera, que se dedica a los carnavales tradicionales de Canarias, con especial protagonismo a las costumbres de Lanzarote y guiños a otras manifestaciones populares del Archipiélago, como los diabletes o los carneros, así como el Lucas y el Don Crispín, de La Orotava. También se incluyen cinco maniquíes con disfraces y tres caretas de diferentes manifestaciones junto a murales de fotos y textos para adentrarse en los orígenes antropológicos de la fiesta de la máscara desde hace cinco ciclo. Los diabletes son el referente histórico de mayor valor –su origen se remonta al siglo XVI, según Benito Cabrera– hasta el Carnaval más reciente, referido al desembarco por las calles chicharreras de parte de la tripulación del buque cañonero Laya, en su escala en Tenerife, como rescató para la historia el célebre periodista de El Día Juan Antonio Padrón Albornoz.

Una guía de lujo

Después de la presentación protocolaria de la muestra, un recorrido por el escaparate del Carnaval, el único acto presencial en esta edición marcada por el Covid, como admitió el propio alcalde. Como guía de lujo, la artesana e hija del padre y fundador de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, Elena González Ramírez, que, junto al equipo de la Casa del Carnaval, ha preparado la exposición.

En los 1.100 metros cuadrados de la Casa del Carnaval, por la que desde su apertura ya han pasado 70.000 personas –hasta su cierre en marzo, por la crisis sanitarias– se descubren detalles, como el único sello que se ha dedicado a una reina del Carnaval, en 1982. En la parte dedicada a los patriarcas de las carnestolendas chicharreras, el último traje que vistió Enrique González, padre de las murgas, o uno de los primeros que lució Manolo Monzón, padre de las comparsas, que incorpora incluso la maleta con la que regresó cuando marchó de polizón a Venezuela. En este rincón se incluyen los trofeos que conceden las murgas adultas –a excepción del Borja Reyes– así como una pequeña muñeca de Fran Romero que recrea el traje de la primera Miss Carnaval –génesis de las reinas–, título que ganó en 1935 Onagra Díaz Lorenzo con su fantasía Vampiresa 1933, en un festival que se desarrolló en el Círculo de Amistad XII de Enero.

Junto al traje de la reina de 1987, que vistió Mónica Raquel Estévez –réplica que se muestra junto a una miniatura–, destaca también el saxofón y un retrato de Nicolás Mingorance, letrista de cabecera de la Ni Fú-Ni Fá (que precisamente ayer cumplió 93 años), junto a Jesús Navarro Olivós Navarrito, así como la colección de archivo sonoro donada, con magnetófono incluido, por Víctor Rojas Rojita que trabajara en Radio Nacional de España y que se incorpora por primera vez. Más joyas: uno de los primeros trajes que lució la agrupación coreográfica Los Bohemios, la decana de la modalidad, o el tributo al entierro de la sardina que recuperó la Fufa en 1979. A unos metros de Los Bohemios, pioneros de coreográficos, está el tributo a Josema Guiance, carnavalero de esta edición, hijo de los alma mater precisamente de Bohemios, Pepín y Peque Guiance.

Las tres reinas del Carnaval 2020, presentes en el acto, tuvieron la oportunidad de posar junto a sus fantasías que se disponen en la sala principal: la fantasía infantiles, junto a trajes de las murguitas, y el traje de los mayores, junto a las rondallas. También están presentes las comparsas ganadoras y donde estaba el taller de maquillaje se ha dispuesto un espacio para los personajes populares de la fiesta, junto a una fotografía gigante, donde antes estuvo la de Zeta-Zetas, que se dedica ahora a Bohemios por sus bodas de oro.

La muestra es un entremés de Carnaval que invita a visitar la fiesta en febrero, si el Covid quiere.