El Carnaval 2021 pasará a la historia como la primera vez desde 1979 –cuando se recuperó– que no se celebre el Entierro de la Sardina en las calles y , sin embargo, su recreación en las redes sociales comenzó puntual. A las 20:31 horas Fiestas colgaba en sus perfiles oficiales un vídeo de poco más de un minuto y medio para arrancar la programación virtual, precisamente, por el final. El alma de esta Sardina, un murguero de bandera, Josechu Álvarez.

“Oh, covicito, ¿qué te creías? ¿que ibas a poder con nosotros? Pues, no, mi vidita, no. He resurgido de mis cenizas para devolver el Carnaval a Santa Cruz de Tenerife”. Con estas palabras, Josechu Álvarez, que encarnó anoche a la sardina chicharrera, lanzó su grito de guerra para protagonizar el resurgir de la sardina que marca el inicio de la programación virtual que alternará entre concursos de fotografías, Diálogos de Carnaval en las redes sociales, presentación de las candidatas a guardianas en las tres modalidades, así como cada una de las canciones con las que las murgas de la pasada edición optan a convertirse en el mejor tema del siglo... para concluir en la semana del 3 al 7 de marzo con programas temáticos sobre cada categoría de la fiesta y, por último, la gala de las guardianas.

Un minuto sobre las ocho y media de la noche se emitía en las redes sociales el vídeo que presentaba a la Cofradía del Chicharro a las puertas de su sede, la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá presidida en su balconada por la otra sardina, más tradicional –de cartón piedra– elaborada por el murguero y artesano José Antonio Hernández, Toño el Topo. A partir de ahí, la Cofradía le hace un paseíllo al cámara que va al encuentro de la sardina que se gira y... se devela su identidad transgresora propia del miércoles de Sardina, como se hubiera celebrado ayer de haberse respetado el calendario, de no haber existido la crisis sanitaria. Dando vida a la sardina, Josechu Álvarez, un murguero de pro del Carnaval chicharrero.

“Por lo menos el Covid no consiguió quitarme este año ni la peluca ni los tacones”. Se expresa así Josechu Álvarez, el nieto de Abelardo Díaz, quien en 1973 sacó junto a Domingo Ortega la murga Ni Pico–Ni Corto, cuya cuna se localiza en el chicharrero barrio de El Toscal.

Josechu Álvarez, director de murga, es uno de los incondicionales en los repartos del responsable artístico de la gala, Enrique Camacho; ya en ediciones anteriores –2018– contó con los responsables de las formaciones críticas del Carnaval para hacer una recreación de artísticas de cantantes de la época.... y acabaron subidos, tal día como ayer, en una carroza en el entierro de la sardina dada la aceptación de la que disfrutaron en la elección de la reina, donde protagonizaron el número humorístico que fue la edición 3.0 de los Nine Blazer de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, en las décadas setenta y ochenta.

El año pasado apuraba el tiempo pata concluir su ciclo de auxiliar sanitario y ya Josechu se encuentra inmerso en la vida laboral de los hospital, precisamente en esta edición del Covid. “No sabes lo difícil que se te hace ver morir casi el mismo día un padre y su hijo”. Es plenamente conscientes y pertenece a esos profesionales que encarnan la figura de los héroes sin alas del virus.

Josechu Álvarez da vida a la sardina de la edición del Covid. ARTURO RODRÍGUEZ

A consecuencia de la crisis sanitaria, Josechu vivió ayer un día inusualmente tranquilo, como todo este Carnaval virtual que no lo ha dejado impávido. “Por lo menos me he podido sacar la espinilla –se ríe– de la sardina”. Hace unas semanas, Enrique Camacho le remitió un whatsapp y le dijo que había pensado en Josechu para que hiciera algo en la programación virtual y no le podía decir que no.

Nacido el 26 de febrero –mes carnavalero por excelencia– de 1979 –cuando su abuelo ya llevaba seis años sacando a su Ni Pico-Ni Corto, Josechu admite que Enrique le tiene ganado por la profesionalidad y respeto con el que se dirige a la gente del Carnaval y el empeño que pone para hacer grande la fiesta de la máscara.

A Josechu tampoco le hace falta mucho para secundar la novelería del Carnaval, siempre con las máximas medidas de seguridad. Yo 1985 no tenía seis años– y ya estaba desfilando como mascota con Ni Pico, al igual que mucho de sus primos y los hijos de componentes de la murga, hasta que en 1991, y hasta 1993, salió de componente de la murga infantil Chinchositos. Recuerda que la situación económica no era una excepción entonces, y se turnaba con su hermana para salir con la murga y así paliar los gastos económicos que suponía salir en un grupo crítico infantil.

Aunque ya desde 1997 estaba en la trasera de escenario ayudando a maquillar y colaborando con la murga, se incorpora como componente en 1998 para asumir la dirección del grupo el año de bombero de la murga de El Toscal, el 2000. Y ahí permaneció hasta 2008, para a la edición siguiente, cuando tenía pensado cerrar su paso por el Carnaval, aceptar la invitación de sumarse a La Traviata –escindida de Ni Pico–, también en la dirección, aunque él se hubiera contentado con haber tocado el triángulo en la percusión. Es pasión de Carnaval.