Hijo del fundador de la modalidad más llamativa de la fiesta, el Covid no le ha sido ajeno a Juanjo Monzón, si bien lo diagnosticaron en septiembre como asintomático. El obligado confinamiento, cuando serían los primeros ensayos, alimentó su faceta musical: hasta quince temas culminados.

Mucho se ha hablado desde que el 13 de marzo del año pasado se decretó el estado de alarma por la incidencia del Covid, hasta suspenderse el Carnaval 2021 y que se limitará a una programación virtual. Juan José Monzón, hijo del fundador de Rumberos y de las comparsas en Canarias, advierte de lo importante y serio que es esta pandemia.

Recuerda que el 13 de septiembre, cuando estaría con los ensayos de su comparsa, Los Rumberos, y de la agrupación musical Luz de Luna, fue a visitar a un familiar y tres días después le advirtieron que estaba enfermo, por lo que se tuvo que someter a unas pruebas, como todos los que lo visitaron, que confirmó en el caso de Juanjo que era positivo asintomático. Lo justo para que se activara el protocolo Covid y quedara recluido en una habitación de su casa hasta que finalizara el riesgo de contagio. Y eso en pleno septiembre, con el mono de ensayo.

Esta situación alimentó, más si cabe, la faceta creativa de Juanjo Monzón, que desde entonces –septiembre– y hasta la fecha ya ha realizado quince canciones con las que se alonga a sus perfiles en las redes sociales, reivindicando que desde las trincheras de la vivienda de cada amante de la fiesta defenderán el Carnaval. Eso sí, con un canto a la responsabilidad; una invitación a todos a la prudencia y a respetar las normas de seguridad, “porque esto es algo muy serio”, recalca.

Pero Monzón quiere ver la vida en color de Carnaval, con la misma pasión que se contagió de la mano de su padre cuando lo acompañaba desde las primeras Fiestas de Invierno, cuando Manolo militó en la Masa Coral Tinerfeña. O más tarde, cuando su padre, que habría regresado de Venezuela, inventó sacar a la calle lo que llamó comparsa, como las que había visto por la televisión.

Junto a sus compañeros del Mercado Nuestra Señora de África se organizaron en un grupo de amigos y compañeros en 1965 para salir a la calle por primera vez en 1966, y desde 1967 como se conoce en la actualidad. Y en esa aventura, sus compañeros inseparables: Juanjo y Rogi Monzón, sus hijos, junto a Bella, esposa entonces y madre de los vástagos comparseros.

En la primera aparición en la génesis de Rumberos, en 1966, Juanjo y su hermana participaron –él con 6 años– disfrazados de ratón y gato.

55 años haciendo Carnaval con la comparsa, salvo la ausencia de Rumberos entre 1982 y 1984, por una circunstancia familia que lo impidió, pero no evitó que Juanjo Monzón se sumara al grupo de percusión Samba Achinet, que luego lideró José Couto. Tampoco salió Rumberos en 2002 como comparsa, aunque sí abrió la Cabalgata con el estandarte al frente, protagonizando un emotivo reconocimiento a su paso por el ayuntamiento, donde se encontraba el director de galas de reina, Jaime Azpilicueta.

En 2004 también hizo un paréntesis de un año Rumberos y Juanjo Monzón, en apenas dos semanas, montó la parranda de Los Brasileiros, de Esteban Reyes, lo que le valió un enfado de su padre, recuerda su hijo.

Juanjo se refiere a su progenitor con admiración. Junto a la creación de las comparsas en Canarias, recuerda que en 1984 importó al Carnaval los ritmos de los artistas y orquestas del Caribe, como el disco del Africano de Wilfrido Vargas y su insistencia por traer a los Billo’s Caracas Boys, objetivo del que convenció a la organización del Carnaval.

“Todos a las trincheras”

Desde el 19 de septiembre, Monzón ha compuesto quince canciones para sofocar su mono de ensayos. El último, Todos a las trincheras, canto a la responsabilidad, desde el compromiso de velar por el regreso de la fiesta y una visión optimista que dice así:

"Voy a pensar que todo ha sido un sueño

que el mundo va a mejor,

aunque no sea de nada cierto

pero lo siento en mi interior,

quiero expulsar la energía

positiva que llevo dentro,

aunque se extrañen de esta locura]

pero está ahí aguardando el momento.

Canto con rabia y sinceridad

porque ya está bien!,

voy a borrar toda oscuridad

que late en mi sien,

quiero pintar de colores

el espacio donde me muevo,

y que las lágrimas sean bengalas]

e iluminen tus sentimientos.

Estribillo.

No, no vamos a rendirnos no!

todos a las trincheras,

que están repletas de caramelos]

y de cosas buenas,

de música y baile

y de esperanza nueva.

Se los digo como lo siento!

Y, y lucharemos juntos, ¡sí!

arrimando el hombro,

para ganarle la guerra

con la mejor sonrisa,

con ráfagas de besos

y balas de alegría...

Estribillo.

Puede ser que me llamen insensato]

pero a mí me da igual,

no concibo la vida

sin un chapuzón de Carnaval,

hago un desfile de “andar por casa”]

desde mi habitación,

con mi sombrero y una maraca

voy de la cocina hasta el salón.

Estribillo”.