Comenzó de mano derecha de Jaime Azpilicueta y desde 2015 y hasta 2019 fue el director artístico del Carnaval. Entonces, como responsable de las galas; en su estreno se consagró con el festival infantil. En paralelo, ha desarrollado su actividad profesional en Auditorio. Este año se reencuentra con el concejal de Fiestas, a quien conoció en 2007, cuando era gerente y Camacho estaba en la Sociedad de Desarrollo, binomio que inventa el Carnaval virtual.

¿Qué es más difícil: trabajar con actuaciones hechas o fabricar Carnaval?

El encargo de este año es mucho más difícil porque tenemos menos tiempo para trabajar y es cuatro veces el volumen de trabajo de otros años. En el espectáculo final que equivale a la gala teníamos mucho trabajo previo, empezábamos grabando en octubre. Todo es nuevo, incluso las actuaciones, es inédito, compuesto para este espectáculo.

Es el Carnaval de Enrique Camacho porque tutela toda la programación.

Este año el proyecto que encargó el concejal de Fiestas, Alfonso Cabello, fue crear un equipo de trabajo que tiene una cabeza, como todo en la vida, pero hay un equipo muy grande que está trabajando como siempre se tendría que hacer: darle una coherencia y una unión a todo lo que ocurre, desde el concurso de fotografía a Santa Cruz, corazón del Carnaval.

¿Se les ha echado encima el tiempo? ¿No habría sido mejor que coincidieran las fechas del virtual con el programa 2021 sin Covid? Al final, el Carnaval virtual invade la Cuaresma.

Varios aspectos han condicionado la elección de la fecha. Partimos de una tradición en la que lo multitudinario es la base, tanto en la calle como en el escenario; totalmente antagónico con la situación actual. Todo ese trabajo de análisis y ver cómo evolucionaba la pandemia retrasó la decisión, hasta que se han encontrado fórmulas para poderlo desarrollar y no se ha querido desaprovechar. Ha sido un acierto que no coincida con el Carnaval, porque esto no es nuestro Carnaval, sino algo inspirado en nuestra fiesta.

Este año no se puede quejar porque parece que tiene plena confianza con el concejal.

Y yo se lo agradezco. Nos conocimos hace catorce años cuando él estaba de gerente de Fiestas y yo estaba de ayudante de Jaime, y también de coordinador de Santa Cruz Más Viva y nos conocemos. Los dos somos muy inquietos a la hora de crear y surgen muy buenas ideas. Es muy cómodo trabajar así; hay mucha conexión.

¿Es un Carnaval de consenso con los grupos?

Absolutamente es un Carnaval de consenso, o eso es lo que se está intentando. Cuando nos pusimos a dibujar el boceto de todo hablamos con todos los sectores implicados. Nada de lo que ocurra en la programación es baladí.

Hay quien piensa que 2,3 millones para un Carnaval que no se celebra es mucho dinero.

No puedo esta de acuerdo con esa afirmación. Por un lado, si se celebra, aunque sea de forma distinta. Y por otra parte, la administración tiene ciertas obligaciones para con el cuidado de los sectores profesionales y sociales, aunque haya alguien que no lo valore. El trabajo social que desarrollan los grupos por la ciudad es impagable y hay que cuidar que se mantenga vivo. Desde el momento que los grupos no se reúnan entramos en riesgo de perderlos. Es una inversión en mantener los colectivos sociales y la actividad profesional de muchos profesionales que aporta a la ciudad algo más de un espectáculo de 30 minutos.

Pero las actuaciones están tomadas de vídeos.

Las actuaciones están tomadas de vídeo pero también hay mucho trabajo de encargo y sobretodo se está pensando en la sostenibilidad de todo el entramado de la labor social. En el caso de las rondallas, agrupaciones... el testimonio que estamos recabando es oro molido. No puede seguir esa imagen mala de lo que ocurre en el mercado de La Salud o los entornos del Carnaval; no es cierto.

Este es un Carnaval sin calle.

El Carnaval tiene varias patas: la calle, el escenario... y todo está relacionado, pero creo que los chicharreros somos lo suficientemente originales e inteligentes para saber disfrutar las cosas en la manera en que debemos. SI este año la irresponsabilidad gana a la responsabilidad, tendremos un problemas. Hay que estar en casa y vivir las cosas en la manera que podemos vivirla. No porque haya por ahí el comentario de que vamos a ponernos la peluca hay que organizar una fiesta de esa puesta de peluca. Hay que trabajar desde la responsabilidad para proteger lo que queremos recuperar. Estoy absolutamente en contra de que alguien organice una verbena o jolgorio que pueda provocar o tener un repunte de casos. Hay que ser responsable.

Hasta los grupos han pedido extremar las medidas de seguridad en el espectáculo.

Las murgas han solicitado cantar con mascarilla y hemos buscado una trasparente y que permita poder cantar con ella. Es un ejemplo de lo que tenemos que hacer todos.

¿El Covid marca un antes y un después?

Confiemos que poco a poco vayamos recuperando nuestro Carnaval como nos gusta. En mi profesión, todos estamos convencidos de que nada va a ser igual.

¿Cuándo volveremos a ver la plaza de España con 250.000 personas?

No tengo ni idea porque todo va cambiando cada semana, cada día. Hace unos meses desde el sector se hablaba en el sector de que en el verano de 2021 iba a ser el pistoletazo de salida para volver a la normalidad en el mundo del espectáculo; ahora no lo sabemos y se está hablando de otoño, y se dice con mucha precaución.

También han quitado el motivo de Carnavales del Mundo.

No, va a estar implícito en el espectáculo del 7 de marzo.

Parecía que lo habían sustituto por #SomosCarnavalJuntos.

No. Es un hasttag y un deseo que trabajar juntos; algo que elige el pueblo... ¿quiénes somos nosotros para cambiarlo?

Pero sí quitó el escenario de Javier Torres Franquis.

No es verdad. Sencillamente no se ha podido hacer el montaje que estaba previsto en un contexto en el que nos encontramos ahora mismo. Javier es un magnífico profesional que hizo un muy buen trabajo el año pasado.

¿El año pasado le gustó más el escenario que la gala?

Como siempre digo, nunca hablo del trabajo del otro; me gusta que me respeten el mío y yo respeto el de los demás.

¿Cómo será el escenario?

Vamos a hacer un plató de televisión en el recinto ferial de 1.600 metros cuadrados de pantalla en un formato en herradura; es un montaje técnico que parte de un proyecto artístico.

¿Cómo se fabrica este Carnaval?

Con mucha vídeo llamada. El concejal empezó a hacer una ronda de entrevista con diferentes opciones en septiembre y presentamos el proyecto artístico que escogieron.

Es la puesta de largo de su empresa Encaro Factory.

Me he cogido una excedencia en el Auditorio para trabajar en lo privado, y este es el cuarto o quinto trabajo. Encaro no nace para Carnaval, nace para trabajar, y afortunadamente estamos trabajando en diferentes proyectos y empresas privadas. El Carnaval es una línea, pero no es la única.

¿Entraría en la dualidad de llevar el Carnaval de Tenerife y de Las Palmas?

No, el Carnaval de Las Palmas tiene un magnífico director artístico que recomiendo que mantenga a Israel Reyes, como ha demostrado desde hace ya casi 17 años.

¿Aspira a estar 17 años al frente del Carnaval de Tenerife?

¿¡Yo!? No tengo ni idea. No me planteo para nada un horizonte tan largo, ni tan corto. Cuando uno se note agotado o no tenga nada que aportar debe de ser hacer un ejercicio de honestidad con uno mismo que es la garantía para quien te contrata.

¿Las Guardianas del Cetro es la firma de la paz entre Enrique Camacho y los diseñadores?

Siempre he estado en paz con los diseñadores. Tengo la suerte de siempre poder decir que me he podido llevar bien con casi todo el mundo, Tal vez alguien no se lleve bien conmigo. Con los diseñadores nunca hubo desencuentros. Entiendo que ellos defienden sus tres minutos y medio a muerte; aquí entra en juego mi visión externa para aportar y esa siempre pudo ser el detalle en el que cual rozábamos un poco. Con el paso de los años se han dado cuenta de que lo que les planteaba no era descabellado, sino para enriquecer. Este año no hay competiciones. No hay ganadores ni perdedores. Buscamos excusas para buscar un contenido en el cual todos estemos representados.