Desde la primera reunión que convocó el concejal de Fiestas el martes 9 de junio con las murgas, los representantes de esta modalidad se han enfrascado en la búsqueda de soluciones para lograr la cuadratura del círculo que supone poner de acuerdo a veintidós grupos que participarían en el próximo Carnaval, si se confirman las previsiones que baraja en la actualidad la organización.

Al término de la primera reunión reinó la confusión. Ante el concejal, las murgas se decantaron abiertamente por una exhibición por el problema que supondría celebrar los ensayos con el distanciamiento social de un metro y medio, mascarilla si no se garantiza esta separación entre componentes y una ocupación autorizada sobre el 50% autorizado en los locales municipales, una medida que se cebaría en especial con las murgas con mayor número de componentes. De ahí que como punto de partida Javier Lemus, director de Zeta-Zetas, advirtiera en el primer encuentro de los problemas para realizar ensayos y concursar con la calidad que se espera de las murgas, y Maxi Carvajal rechazó de forma tajante hacer un ERTE entre componentes, dado que más allá de ensayar por voces, luego estaría el problema de que no podrían subir a cantar todos en un mismo tema. "No pasa nada si no hay Carnaval el próximo año; por encima de todo está la salud de todos", sentenció.

Con la vista puesta en preparar las bases de un concurso idílico, el edil Andrés Martín Casanova citó a esta modalidad a una reunión que tendrá lugar mañana, para fijar las bases de ese certamen que se celebraría si las autoridades sanitarias lo permiten porque se garantizan la salud y no hay rebrote.

48 horas bastaron desde que se celebró la primera oficial para que Primi Rodríguez, de Bambones, y Manolo Peña, de la Casa del Miedo, promovieran lo que se ha llamado el café de Mamelucos, que se desarrolló en un bar que se encuentra frente al local de la murga ganadora del accésit de Interpretación y primero de Presentación del pasado febrero con la vista puesta en establecer una desescalada murguera para intentar celebrar el concurso en 2021 si las autoridades sanitarias lo permiten.

En la reunión del jueves 11 de febrero se acordó consensuar una propuesta que aúne los intereses de todos bajo las premisas de poder ensayar, garantizar la calidad y descartar que se limite la participación de componentes, y todo con las medidas sanitarias que lo garantice y sin rebrote del virus; también es mayoritario el rechazo a celebrar el Carnaval en junio, después de las Fiestas de Mayo.

Bajo esas premisas, Javier Lemus elaboró un texto de trabajo que se puso en común en el grupo de whatsapp que, bajo el nombre de 'Murgas Propuestas', se creó el jueves de la semana pasada, en el que se incluyó tanto a La Traviata, aunque ha anunciado su deseo de no participar para no contribuir al contagio del Covid-19 y porque cree que celebrar el próximo Carnaval será inviable por seguridad, así como a la novel formación La Sonora, de Carlos Estévanez, que se estrena como oyente en este foro virtual.

Simplificando el decálogo de la desescalada murguera elaborada por Javier Lemus, dos son las consignas en las que están de acuerdo todos los representantes: "unidad y esperar". Por ello, se plantean empezar los ensayos el 1 de octubre, para ver la evolución de la crisis sanitaria y su incidencia, por lo que plantearían a la organización retrasar el inicio del Carnaval del 15 de enero al 5 de febrero que, en el particular de las murgas se traduciría en que celebrarían su concurso en la semana del lunes 15 al sábado 20 de febrero.

Insiste Manolo Peña, de Mamelucos, que se trata de una acuerdo de máximos sobre un concurso puro y duro que habría que actualizar en función de la evolución de la situación sanitaria, que no ponga en peligro la salud de nadie, y condicionado por garantizar la calidad del repertorio y la participación de los 85 componentes que se permiten en la actualidad.

La propuesta de las murgas pasa por retrasar su concurso a la segunda quincena de febrero, obviando incluso el calendario de la Cuaresma aunque la propuesta sí ha procurado que no coincida con los cultos de Semana Santa. Así, el Miércoles de Ceniza que tradicionalmente se celebraría el entierro de la sardina, tendría lugar la tercera fase según el calendario de la desescalada murguera.

En el decálogo de Lemus se propone repartir las actuaciones de la veintena de murgas participantes en cuatro fases y no tres, como hasta ahora, para ganar tiempo a las tareas de desinfección entre grupo y grupo, y se propone que las ocho mejor puntuadas -como hasta ahora- protagonicen la final que se celebraría el sábado, aprovechando el reajuste que permite la decisión de las comparsas de celebrar exhibición y no concurso.

Es la propuesta base, sujetas a reuniones sobre la evolución que, en función de la incidencia de la pandemia o un rebrote, podría llegar a preparar hasta un mínimo de un tema para fase y otro de final, o incluso sin desterrar el formato de murgas infantiles: dar los premios a los mejores de las cuatro fases, siempre que las medidas sanitarias y las autoridades lo permitan.