David Padilla (Santa Cruz de Tenerife, 1978) ha decidido tomarse un año sabático en Cascarrabias, murga del Puerto de la Cruz en la que lleva siete años, tantos como a finales en el Certamen del Norte, sumando un primer premio de Interpretación en 2019, que le valió el salvoconducto a la sociedad de Salvador Quintero para participar por primera vez en Santa Cruz desde su fundación en el año 1984. A esto se suman dos segundos y tres terceros de Interpretación, más uno en disfraz y dos premios Criticón.

El viernes pasado, el que ha sido director musical de la murga comunicó su decisión de disfrutar de un año de descanso para descansar después de tantas noches de ensayo y en la autopista -dada la distancia desde su domicilio al local de ensayo- y también al coincidir con una intensa etapa profesional. David Padilla se compromete con Cascarrabias, a la que considera su murga del Norte, a no dirigir ni salir en otra formación de la comarca hasta que de forma expresa este colectivo no le comunique su deseo de desvincularse, precisamente porque se considera atado afectivamente a la sociedad y los componentes. Cuando se le pregunta si contempla otros proyectos en Santa Cruz, dado que se le ha vinculado con Ni Pico-Ni Corto, David Padilla es tajante: "No quiero pensar en nada, sino tomarme un mes de descanso y centrarme en mis ocupaciones familiares y profesionales antes de ver si realizo algún curso". El ya exdirector musical de Cascarrabias aseguró que desde noviembre sabían de sus dificultades para ensayar la murga. Aún así, participó en una reunión con la nueva directiva de Cascarrabias, que presidente Máximo Quintero (hijo de Salvador Quintero), que le expuso un ambicioso e ilusionante proyecto que le expuso el nuevo presidente que David Padilla lamenta no poder asumir.

Junto al director musical cierra su ciclo en Cascarrabias el percusionista Víctor Ventura, pues considera que son un equipo y vinculó su decisión a la de Padilla, quien desde hace 34 años está vinculado a las murgas. Sus inicios fueron en Mamelones, como componente en 1986, para al siguiente asumir la dirección en sustitución de Lorenzo Marichal. Cierra su etapa en la Casa del Miedo y se sumó a proyectos adultos de Quinquiñecos, como director, haciendo historia porque, al igual que ocurriera en la cantera, fue el responsable más joven en infantiles y adultas.

La infantil Chiripitifláuticos logró su segundo de Interpretación con David Padilla de director musical, que montó a Guachi adulta, Caprichosas, Quinquiñecos infantil, sus Zeta-Zetas, Rebeldes, Marchilongas y Cascarrabias.