Después de la intensidad que presidió la reunión del pasado martes entre el concejal de Fiestas, el socialista Andrés Martín Casanova, y los representantes de las murgas, vino la calma en el encuentro que protagonizaron ayer las agrupaciones musicales, que se desarrolló en un ambiente de tanta camaradería como de sinceridad.

Casi la totalidad de los representantes de las formaciones musicales reconocieron que esta modalidad no se puede permitir dejar de celebrar su concurso, porque eso pondría en peligro la continuidad de la modalidad en sucesivas ediciones. Por este motivo, acordaron caminar de la mano de la organización de la fiesta, que volvió a plantearle los tres escenarios que baraja de cara a la próxima edición. En 2021 habrá Carnaval, a falta de que el protocolo Covid-19 y la evolución de la situación sanitaria permita conocer si se puede celebrar con las medidas actuales de protección, reforzando las medidas de seguridad en distanciamiento y presencia de componente y número de personas entre el público o, en caso de rebrote, trasladarlo en el calendario.

Dada la antelación con la que se produce la reunión, admitieron, prefirieron avanzar en un seguimiento puntual de la incidencia de la crisis sanitaria, dando pasos conforme a lo que permita la situación en cada momento.

Con este panorama, el presidente y uno de los componentes decanos de agrupaciones musicales, Pedro Ortega, de Sabor Isleño, apuntaló la decisión avalada por el resto de representantes de concursar, y logró el compromiso de Fiestas de que el certamen se desarrolle el sábado que hasta ahora tenían las comparsas, aprovechando que prefieren hacer una exhibición al tradicional concurso. Ortega explicó que el cambio de fecha permitirá que las agrupaciones musicales no celebren su acto en la 'resaca' de la final de murgas, sino hacerlo el sábado siguiente, lo que le permitiría reunir a más público. Desde las filas de la laureada Caña Dulce, su director, Juani Febles, se mostró a favor de que los comparseros y los murgueros asistan a este concurso como público para apoyar a la modalidad más familiar del Carnaval, después de que alguien dejara en el aire la reflexión de que "algunos prefieren ver la repetición de su murga en la final, horas antes, que acudir a apoyar a las agrupaciones musicales, que actuaban en día después".

El representante de Nobleza Canaria advirtió del riesgo que supone el virus para los componentes de mayor edad, argumento que fue contestado por algunos compañeros reconociendo que es tan cierto como que las agrupaciones musicales no son tan numerosas, y pueden celebrar los ensayos sin tanto riesgo, o incluso apostaron por hacer los preparativos por voces.

Entre los representantes de las agrupaciones musicales, Tano Mujica, director de Chaxiraxi y curiosamente también de la parranda de la comparsa Cariocas, trasladó la preocupación de su colectivo sobre qué ocurriría si hacen un gasto en la compra de telas para preparar su fantasía y se suspende el Carnaval por el rebrote: "Si abrimos la inscripción, asumimos el compromiso de abonar la contratació", aseguró el concejal de Fiestas.

La reunión entre Andrés Martín Casanova y las agrupaciones supuso el estreno en las tareas como representante de la nueva representante de la formación Cantares Luz de Luna. Para las formaciones, el principal problema era garantizar que no perderían la inversión en los trajes en casos de suspensión, más que los ensayos, "ya que al no ser tan numerosas, podemos organizarnos por voces".

El ambiente fue tan distendido como lo evidenció el diálogo entre el portavoz de Siboney y de Sabor Isleño, sobre el número de plumas para sus fantasías, mientras aseguraban que el público sabrá reconocer y disculpar que los disfraces que estrenen el próximo año sean más austero que el otras ediciones.

Los grupos trabajarán los próximos quince días en la revisión de las bases con la vista puesta a "reinventar el concurso", para lograr la solera y el brillo que lo caracterizó, dando por hecho que no escatimarán esfuerzos para dar mayor esplendor a su modalidad y al Carnaval, siempre que la crisis sanitaria, por lo que la comunicación fluida entre grupos y organización facilitará conocer en cada caso la situación y adoptar medidas si fueran necesarias.