Tal vez por su nombre oficial, Juan Ramón Marichal Alayón, lo identifique; si se presenta como Manón Marichal la familia del Carnaval ya lo reconoce. Siembra la duda cuando se anuncia su jubilación el próximo viernes, a sus 63 años. Surgen dos preguntas inmediatas: ¿deja de organizar La Canción de la Risa? "¿A quién saludaré ahora cuando vaya al Organismo Autónomo de Fiestas?", no en balde, desde marzo del año 2003 -hace casi diecisiete carnavales- ha estado siempre dispuesto a ayudar a cuantos han ido a realizar cualquier cuestión en la organización realizar trámites de fiestas.

De Manón Marichal se podría decir que es un trabajador vocacional por el conocimiento de la organización y porque fue primero carnavalero antes que personal del Organismo Autónomo de Fiestas y Actividades Recreativas (OAFAR) del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Y a pesar de que incluso entró por casualidad. Su formación inicial estaba más orientada a curar personas y acabó insuflando pasión por el Carnaval primero como miembro de la organización y luego como inventor del concurso de La Canción de la Risa, un legado que deja y seguirá tutelando hasta el que cuerpo aguante y la organización lo permita; de momento, el equipo del concejal Andrés Martín Casanova ya le ha hecho saber que tiene "un contrato de por vida" para seguir defendiendo el certamen que mantiene la deportividad que caracterizó al Carnaval de antes y que tiene su altar en el Guimerá.

Manón Marichal comenzó a trabajar hace 38 años. Primero cursó Medicina y luego Magisterio, y hizo su primera incursión en el mundo profesional en el bingo del Casino del que era dueño el padre de un amigo; una experiencia de verano. Cuando abandonó sus estudios, su experiencia y los contactos en la Facultad de Medicina le permitieron convertirse en visitador médico de la empresa FrancoCanarias, de donde pasó al Centro Médico Quirúrgico (antigua Clínica Zerolo), durante tres meses, hasta incorporarse a la Clínica Capote, donde pasó diecinueve años de su actividad profesional. Con su experiencia como visitador médico, estuvo una primera etapa como los antiguos ATS, ahora enfermeros, como encargado de la planta, hasta que luego pasó al quirófano de la misma clínica.

En paralelo, Manón Marichal participó en la fundación de Singuangos, en 1981, aunque por motivos familiares no llegó a salir a la calle con la murga de José Antonio González El Flaco el primer año (1982), si bien se reincorporó desde 1984 a 1990 con el grupo del barrio de El Monturrio, "desde la edición del Matarile hasta Hermoso Conejo"; los murgueros identifican sus años en activo por las canciones, en el caso de Manón, o por disfraces, otros. Fue testigo de la época irrepetible los cabezudos de Singuangos; el propio Manón dio vida a Alfonso Guerra.

El carisma y el humor de Manón Marichal no pasó inadvertido para Paco Padrón, director de Radio Club Tenerife. En aquellas inolvidables Noches de Carnaval, el programa estrella de la Cadena Ser en la época de oro que vivió con Pilar Socorro y José Antonio Pérez y que tanto bien hizo al Carnaval, la caravana del Carnaval visitaba los locales y cuando llegaba a Singuangos la audiencia entraba en éxtasis cuando aparecía Manón y se hacía con el micrófono, lo que le valió que Paco Padrón lo fichara para la programación de dos temporadas de Noches de Carnaval.

Pilar Socorro ficha por RNE con su Mojo Picón, y le siguió Manón Marichal, referente radiofónico tres o cuatro años, para luego dar el salto a Radio 21, de la mano de Juan Carlos Moreno, con el espacio In de night no alumbra al que dio nombre el malogrado Juanjo García, que fuera técnico de RNE . Ya entre finales de los años ochenta y comienzo de los noventa irrumpió un personaje que eclipsó mediáticamente al propio Manón: Floro, un modelo implantado por Juan Luis Calero, también en Radio Club Tenerife; ahí llegaron a coincidir Manón y Calero, aunque cada uno en diferentes programas; de humorista se reconoce aprendiz y reconoce la amistad que mantienen. Recuerda que el nombre de su personaje surgió de bromas con Paco Pineda; uno llamaba a Celina, y otro, a Floro, y atribuye a su esplendor a la época de Pilar Socorro y sobretodo Fabri Díaz, en el programa Carnaval Vivo, de Radio Nacional de España.

Entre las anécdotas, casi treinta años después recuerda cuando en un programa de Carnaval de Radio Club Pilar Socorro le pidió que se invente un personaje y habló con voz ronca. Luego entró en antena un director de rondalla, recién operado de larige y con la misma sonoridad de Floro. No volvió a abrir la boca Manón.

Estando ya en Radio 21, aceptó la oferta de ser director comercial de la emisora en la etapa de Radiotelevisión 21; justo en ese momento enfermó su esposa y Manón admite que no podía dedicarle tanta atención al trabajo como se esperaba de él; eso no evitó su despido. Atrás quedaron programas del Kiosco del Carnaval o La Casa de Socorro, con un incendio en el plató que pasó desapercibido para la audiencia.

El día que llegó a Fiestas

Fueron seis meses en el paro, con dos hijos y sin ingresos, en los que decidió ponerse a estudiar, hasta que en marzo aprobó las pruebas de acceso como personal de Fiestas, siendo concejal José Carlos Acha y Juan Viñas, gerente.

Admite que conocía el terreno de juego y jugaba con ventaja; tenía amigos en el Carnaval y las cosas eran más fáciles, si bien también hubo épocas, en especial antes de la etapa con el actual concejal Martín Casanova, donde fueron sus peores años en Fiestas y las cosas no fueron tan llevaderas.

Como una reacción a la duras letras de Singuangos -algunas hasta crueles, admite-, crea La Canción de la Risa, para reivindicar la murga más divertida "y un poco envidioso del humor de la chirigota, capaz de hacer del peine un bestseller de risa". Así eran los ensayos de Singuangos y el trato con los componentes, que ensayaban una letra y tres semanas antes llegaba la definitiva. Es el espíritu divertido que desea para su concurso, nacido hace 15 años.

"Me da pena por cómo me voy no por dejar de trabajar; no me voy del todo contento, pero sí agradecido por el cariño recibido. Lo mejor de mi trabajo: la cantidad de amigos y personas conocidas", asegura con la voz rasgada; con la admiración a Tamayo y Azpilicueta como directores de gala; o Zerolo, como el mejor alcalde; o Norberto Plasencia como edil de Fiestas; Juan Viñas como gerente de Fiestas; o a los Singuangos de su época y a los actuales Diablos Locos, y a Tom Carby como el referente de los directores de murgas... Para él, el Carnaval está en la calle, sin tantas normas -haría una final con las mejores cuatro murgas- y siempre innovando. Es su testamento vital de este carnavalero que le gustaría ser recordado como buena gente. Amén.