Zeta-Zetas tiene en Javi Lemus no solo a su director artístico y letrista junto a Santi Martel, sino al particular tutorial que explica al ingeniero de la murga, Josito Verdejo, los elementos que precisa para vestir las canciones. Son temas que no solo entran por los oídos -este año con el sello Richar Casanova, que hizo el más difícil todavía-, sino también por la vista. En la cocina del ingenio, Lemus y Martel se manejan a las maravillas, pero su lenguaje precisa de una traducción artística con el soporte de sus parodias. Ahí es donde juega un papel vital Josito, director técnico de Zeta-Zetas, que hace equipo con El Jefe, o Adán Lemus, responsable del equipo de trabajo de construir las letras que su hermano Javi, junto a Martel, escribía.

En octubre, Javi Lemus se reunió con Josito para desvelarle sus cartas. Le contó que el disfraz servía para el primer tema, y luego le planteó los temas de las palabras. Josito ideó unas letras tridimensionales, a las que daban vida los componentes, y que no fueran un recortable de cartón. Eso sí, se descartó hacer fichas y tableros para Zeta-Zetas conforme al libro de instrucciones en el que la murga ha convertido las bases del concurso. En la elaboración contaron con la ayuda de Fran Conde, de la murga infantil Retorciditos, y Adán Lemus se puso al frente del equipo de trabajo de las letras.

En finales de octubre se comenzó con la valla, una joya de ingeniería ajustada de forma milimétrica a las bases: "los elementos de atrezo podrán ser elementos de mano con un máximo de 1x1x0,80 metros por persona y tema y elementos de parodia o escena, que serán como máximo seis para toda la actuación y unas medidas máximas de 2x2x1 metros". Y eso se convirtió en una valla, con diez columnas de tres caras que rotaban sobre un círculo: una cara era para la Brifor, otra para el el machismo y otra, para el talento. Josito inventó otra, Sin Voz, con colgadores de toallas. Lemus&Martel querían cuatro músicas y precisaban cuatro vallas.

El atrezo era un gran lego de cartón que ideó Josito; nada estaba soldado, sino que se montaba y desmontaba. Hasta la cuarta tarima que se construyó con cuadradillo. La noche anterior se probaron las columnas en el local, y se descubrió que uno de los paneles de un metro de cada columna estaba al revés, lo que obligó a trabajar toda la madrugada. Una tarea que no era ajena para la murga, que llegó a pasar varios días 18 horas ininterrumpidas de trabajo.

De hecho, solo tres horas antes de que comenzara la final se montó por primera vez al completo la valla en el recinto, y pasó los preceptivos permisos en buena parte por la preocupación de algunas murgas que así lo solicitaron a la organización. Solo en materiales, 2.000 euros... Asegura Josito que Zeta-Zetas invirtió en la parodia, más los artistas, igual que cuando realizó el croma. "Entonces se hizo una pared de 16 metros de ancho y dos de alto, pero entonces no estábamos entre los favoritos". Comparte el agotamiento que soporta Javi Lemus, pero confía en que desista de tirar la toalla y vuelva a soñar con otro Carnaval. Cabe el más difícil todavía. Hay ingenio y equipo, admite.