Luis Quintana y Víctor Lemes llevan cinco años 'dando la chirimurga', en su 'apostolado' por recuperar el Carnaval en la calle, su razón de ser, según admite. Los escenarios no le eran ajenos, pues son cantautores y, además, le encantan los disfraces y las chirigotas. Solo hacía falta un proyecto y surgió en una conversación. A partir de ahí, ya es una costumbre que cuando están en medio de las giras de mayo o junio surjan las ideas para la siguiente edición.

Quintana define la Chirimurga de El Timple como "una payasada bastante serie" que comenzó a andar hace cinco años en una conversación de amigos que acabó implicando nueve personas, en su mayoría cantautores en la primera edición, cuando se presentaron como Los Guardaplasmas, en tributo a los guardaespaldas de Mariano Rajoy quien inmortalizó cuando era presidente del Gobierno sus apariciones en la pantalla.

"Los canarios sabemos que cuando una conversación comienza con un no hay hue... hay mucho peligro". Así comenzó el reto de sacar la chirimurga, que cinco años después los llevó el pasado fin de semana a visitar Cádiz. Luis Quintana reconoce la dificultad que entraña actuar en un teatro, porque el público me al grupo al completo, a diferencia de cuanto lo hacen en la calle, que el espectador atiende a quien tiene más cerca. Aún así, garantiza el desparpajo, la improvisación y la locura de la chirimurga, esté en el teatro o en la calle.

En los inicios, hacían falta componentes 'locos', 'carotas', capaces de aprender las letras en tres semanas... Y así comenzó este proyecto con Jesús Garriga, Leticia Álvarez, el recordado Ángel Sánchez, Ángel Ravelo... El éxito de aquella experiencia fue tal que se plantearon reconvertir aquella tontería para la que se prepararon en dos semanas en un proyecto que precisaba preparativos de unas seis semanas.

De Los Guardaplasmas pasaron el segundo año a los Mu Yayos, un tributo a los mayores; luego a Los Que Hacen la Calle, en honor a los barrenderos, y el año pasado, Servicio 24 horas, que realza el valor de las madres. En su quinto año hacen historia porque es la primera vez que no se disfrazan de persona sino de cosa: Sin Mí No Eres Nada, una reflexión sobre el tiempo que se entrega al móvil.

Luis Quintana admite que la Chirimurga nació para sumar, sin entrar en litigio con las murgas, que cuentan con más gente, lo que le posibilita más juego en las voces. Reconoce la dificultad que supone cantar anclado con un micrófono, pues su repertorio se caracteriza precisamente por la frescura y actuar con megafonía de ambiente, como se podrá ver hoy, a las 20:30 horas, en el teatro Leal. Reivindica las letras de actualidad, hasta el punto que asegura que más de una vez han estado en una discoteca y ha tenido que salir corriendo al baño para grabar una nota de voz de una estrofa que componen con la canción que acaban de escuchar.

En sus cinco años de andadura, admite que muchas veces le han preguntado si se han planteado entrar el concurso, pero Luis Quintana explica que "no vamos a un certamen porque no tenemos por qué ponernos delante de un jurado para que nos evalúe y encima hasta le da vergüenza reírse con nosotros cuando escuchan el repertorio que interpretas". Admite su emoción cuando amantes de la fiesta de 60 o 70 años los paran por la calle para decirle que les recuerda a los grupos de antes. "No queremos que una institución nos diga cuando tenemos que salir a la calle, sino actuar cuando y donde nos apetezca: la calle".