Me hacía falta una noche como la de ayer, tranquila, sin agobios, de las que te dan opción a limpiar un poco, prepararte para el fin de semana y echar una conversa con algún amigo. Fue lo que pasó a eso de las nueve, cuando entró mi amigo Javier Cabrera quien además de carnavalero, es directivo de Queremos Movernos, asociación de defensa a ultranza de los derechos de las personas con discapacidad.

Suele venir porque, además de que le encantan las garbanzas de mi madre, mi local es totalmente accesible. Con Javi las conversas suelen ser profundas, casi místicas. Anoche hablamos de sostenibilidad y accesibilidad en el Carnaval. Llegamos a la conclusión de que, si bien en lo primero la organización ha aprobado con nota, en lo segundo tiene un suspenso más que merecido. Comenta Javi que ha echado en falta el mismo interés que han tenido de que sea un Carnaval limpio en que lo sea también para todos. Están muy bien las medidas para que la fiesta no genere tanta suciedad: La obligatoriedad de reutilizar los vasos plásticos, la instalación de contenedores de residuos, de bolsas gigantes, de más baños públicos de mejor calidad, de urinarios múltiples para hombres... todo eso ha estado genial, pero a Javi le hubiera gustado ver el mismo empeño en que las personas con discapacidad hubiesen disfrutado de la fiesta en igualdad de condiciones. La audio-guía que se había empleado en ediciones anteriores, este año se puso tarde, y mal, a raíz de una denuncia de Queremos Movernos; el video que otros años distribuyen con el programa del Carnaval, accesible para personas sordas o ciegas, este año fue una chapuza: sin fechas y sin horarios. Por no decir que las zonas reservadas para personas con movilidad reducida en las cabalgatas que, si no se comunican, es como el que huele las garbanzas, pero no puede probarlas.

Javi, y muchos de mis clientes, confían en que en el futuro se corrijan errores y se pueda disfrutar, en igualdad de condiciones, de un carnaval tan sostenible como accesible.