Desde el más sencillo hasta el más grave incidente. Todo se canaliza en el Puesto de Mando Avanzado (PMA) situado en el ámbito del Hospital del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Se trata del "cerebro" de coordinación de recursos sanitarios, de emergencias y de seguridad en la concentración de personas más importante que se produce en la Isla de forma anual. Este engranaje conformado por personas conectadas por emisoras y teléfonos no se para en las madrugadas de la fiesta. Y cada año se ajusta para intentar que sea más eficaz.

En un mismo espacio trabajan un agente de la Policía Local, un integrante de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, tres gestores de Cruz Roja Española, una coordinadora de recursos de Protección Civil y la directora del Puesto de Mando Avanzado. En una esquina de la transparente e iluminada caja se encuentra Margarita García-Ramos, técnico de la Concejalía de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento capitalino y encargada de despachar las incidencias a los diferentes gestores de cada recurso que trabaja en las calles. Este año, la amenaza de fuertes vientos, que no llegó a ser tal, impidió la concentración de un gran número de personas en las calles en la madrugada del pasado domingo.

Habla con serenidad, la misma que necesita para saber valorar cada alerta y determinar qué medios se deben enviar a cada situación. Tras 10 años conoce bien su labor, pero reconoce que la movilización de medios depende de la manera en que cada alertante describa lo que tiene delante. Y, muchas veces por desconocimiento del testigo, o se exagera la importancia de la situación o se infravalora. Durante la Cabalgata de la tarde del lunes, un joven componente de la murga Los Chinchosos sufrió un desvanecimiento. El aviso de la incidencia llegó al PMA por alertantes de Protección Civil, la Policía Local, sala operativa del 1-1-2 (por la llamada de particulares) y por personal de Fiestas. García-Ramos aclara que "cada uno aportó su interpretación" de lo ocurría y "eso es un hándicap" para el envío eficiente de recursos. En unos casos se alertó de un coma etílico, en otro de un infarto y en otros por un desmayo. Al final, se enviaron recursos para una parada cardiorrespiratoria. Esta profesional explica que las incidencias se atienden por estricto orden de entrada y, ante la coincidencia de muchas llamadas, se prioriza lo que se estime más urgente.

En la noche del viernes y las primeras horas del sábado coincidió el final de la cabalgata con el inicio de los bailes. En ese momento, entre las pocas incidencias relevantes figuró la avería de una carroza de grandes dimensiones al inicio de la calle Méndez Núñez, que obligó a movilizar una grúa con suficiente capacidad como para retirar el citado vehículo.

La mayor intensidad de las actuaciones tiene lugar a partir de las cuatro de la madrugada, sobre todo desde el momento en que se corta la música en escenarios y quioscos, entre las cinco y las seis horas, y el desalojo de los carnavaleros. Este año, por primera vez, la Policía Local realizaba el control de las cámaras de videovigilancia del carnaval desde el citado Puesto de Mando Avanzado. La ventaja es que, en tiempo real, las incidencias pueden ser observadas por el agente municipal y el enlace de la UIP en el recinto, lo que permite una respuesta coordinada más rápida que en ediciones anteriores. La Subdelegación del Gobierno ha autorizado la instalación de unas 17 cámaras en total en cinco enclaves diferentes. Los equipos de imagen ofrecen una gran nitidez en las imágenes y detecta a distancia las posibles agresiones, los pases de droga o una caída, por ejemplo.

Un elemento fundamental del dispositivo es Cruz Roja Española. Oswaldo Díaz es el director de Socorro y Emergencias de esta ong en la provincia. Su labor en el Hospital del Carnaval se inició hace más de doce años y ha vivido una transformación considerable del dispositivo desde aquella época, cuando apenas había tres módulos asistenciales. Este año existe hasta un "box" especializado para Pediatría en el puesto médico. Aclara que los recursos materiales, los profesionales y los voluntarios mejoran con el paso del tiempo y la experiencia acumulada. El concejal de Seguridad Ciudadana, Florentino Guzmán, recorre los diferentes espacios de la instalación, ya que participó en la confección expediente del proyecto y ahora ya puede verlo instalado. Destaca la cantidad de profesionales que durante diez días afrontarán momentos y situaciones complicadas, para atender y cuidar a enfermos o heridos mientras la mayoría se divierte. En su primer año en dicho cargo, reconoce que su labor pasa por observar las acciones y que ya habrá tiempo después de las fiestas para hacer una valoración de lo bueno y de lo malo con el objetivo de intentar mejorar. Uno de los responsables del operativo de Cruz Roja es Emmanuel Marrero, que lleva 25 años en la ong y 12 en el dispositivo del Carnaval santacrucero. Explica que en el Puesto Médico hay un equipo de recepción de datos, que se ocupa de recabar la información de los pacientes que entran al mismo y de dar las altas cuando se recuperan.

En una carpa son atendidos aquellas personas adultas que llegan con intoxicación etílica, mientras que en otra, más pequeña, se cuida a los menores bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas. Las ambulancias con este tipo de servicios no paran de entrar y salir del recinto en las primeras horas de la mañana. En otro apartado está el equipo de logística de Cruz Roja y uno de sus recursos es el Vehículo de Intervención Rápida (VIR). Marrero apunta que alrededor de 100 personas están activadas por Cruz Roja en el Hospital del Carnaval.

Un responsable del Equipo de Respuesta e Intervención en Emergencias (ERIE) en asistencia sanitaria de la ong es el enfermero Domingo Pérez García. Su puesto laboral está en el centro de salud Orotava-Dehesas, pero en las noches de diversión con disfraces él atiende a quienes entran en el Puesto Médico. En el recinto trabajan tres médicos y nueve enfermeros. "El principal problema de estas noches está relacionado con las drogas y las intoxicaciones etílicas", aclara Pérez García. Más del 60 por ciento de las atenciones se deben a los problemas de personas de varias edades con la ingesta abusiva de alcohol. También pueden afrontar en el recinto cortes producidos por caer sobre cristales o pisarlos, o bien, los menos, por lesiones de arma blanca. Quienes llegan en ambulancias pueden sufrir, además, contusiones, bien por caídas o bien por peleas. Y otro grupo de pacientes corresponden a aquellos que sufren patologías, en unos casos por tener resfriados, procesos gripales o padecer hipertensión o diabetes, no tomar la medicación y beber alcohol, entre otros. Las situaciones más complicadas se producen con aquellos ciudadanos que sufren complicaciones con el consumo de drogas de diseño. Domingo Pérez señala que en estos casos "el organismo absorbe estos estupefacientes de otra forma y el riesgo es mayor". Para hacer frente a estos episodios apunta que "nos hemos nutrido mucho de los antídotos". Su momento más duro lo vivió en los carnavales del 2014. Un varón de 35 años murió tras drogarse y sufrir una parada cardiorrespiratoria.