Tigaday vivió un día para la historia. Pues no se recuerda que los carneros salieran por las calles de esta localidad de Frontera un Lunes de Carnaval y, menos, que entre el rebaño saliera una mujer; la única referencia femenina se remonta a años atrás y fue precisamente Estefanía Martín Miranda, la primera mujer que salió ayer de carnera, la que integró la comitiva, entonces dando viva a una loca.

Ya desde las tres de la tarde se reunieron los treinta y un jóvenes que iban a caracterizar los carneros, con algunas bajas porque algunos jóvenes que iban a salir el pasado domingo, cuando está fijada la primera de las dos salidas, tuvieron que marcharse porque en la fecha prevista no se celebró porque se suspendió por las malas condiciones meteorológicas, a lo que se suma el inconveniente de tener que correr con la cabeza y las zaleas de los carneros.

Estefanía recordó a EL DÍA, al final de la primera salida que realiza en el rebaño, que participó en los preparativos que se iniciaron el viernes 14 de febrero, cuando se entregaron los trajes para que cada uno los personalizara y los tuviera a punto para la salida. Ya ayer a las tres de la tarde, con el visto bueno de la asociación para participar siendo mujer, se sumó al grupo en la bodega que este año adquirió la administración pública y que precisamente corresponde a la bodega de Bendito Padrón en la llamada Casa del Miedo. Ahí se comenzaron los preparativos previos a que comenzara la salida a las cinco de la tarde.

Este año salieron 31 carneros y siete locos, y se estrenó una coreografía para explicar al público en qué consiste esta tradición que inició el recordado Bendito Padrón antes de la guerra. Para unos, unos personajes para meter miedo al pueblo; para otros, una ritual beréber que está vinculado con la fecundidad.

En primera persona, Estefanía, que regenta una peluquería en Tigaday, asegura que aunque nació en Tenerife hace 31 años, se considera más Herrera que las quesadillas, pues lleva viviendo 28 años en esta edición. Desde que tiene narices, cuenta, siempre ha salido a huir de los carneros, y en una oportunidad salió entre los locos que acompañan al rebaño. Para Estefanía es fundamental alimentar y cultivar el miedo entre los niños que van a verlos, e incluso entre los mayores. "Todos deben saber que esto no es un juego, y deben sentir ese miedo".

Al término de la salida, cuando incluso los carneros ya había subido a la plaza de arriba de Tigaday y participaron en las dos estampidas, Estefanía se mostró dispuesta a volver a salir a correr. Eso sí, hoy, que los carneros realizarán la segunda salida como marca la tradición, prefiere acudir entre el público para huir precisamente de quienes ayer fueron sus compañeros. "Fue una experiencia única y el próximo año espero incorporar a una amiga al grupo", asegura.

Otro de los participantes, Atasar, precisó que la salida de ayer fue más rápida que en otras ediciones, por aquello de que hoy, martes, volverán a salir a la calle. Así, los carneros recorrieron desde la plaza hasta la zona de la rambla donde se acotó el recinto y estuvieron en la calle hasta las siete y media de la tarde. Los participantes aseguran que es una situación indescriptible la sensación de salir corriendo detrás del público que se reúne en las calles de Tigaday, para tiznar a las personas que acuden al encuentro.

Durante ese tiempo, alguna caída y un par de rasguños que quedan en una anécdota, según explican desde los carneros, después de las carreras entre el público y el rebaño que dan vida a la fiesta por definición del Carnaval de El Hierro, Bien de Interés Cultural y "fiesta de guardar" para todos los habitantes del Municipio de la Frontera y de la Isla de El Hierro.

Todo comienza y termina con una estampida; ruido de cascabeles, zaleas y cornamentas curtidas, máscaras espeluznantes que embisten, empujan, topan entre sí y tiznan con betún a quien no corre lo suficiente. Hoy más.