Otra vez Cariocas. El ritmo vibrante de la batucada de la comparsa de Valleseco y los pasos vertiginosos del cuerpo de baile fueron suficientes para hacer temblar el pasado sábado por la noche a los miles de espectadores que se congregaron en Santa Cruz de Tenerife para disfrutar del concurso de Ritmo y Armonía. No es de extrañar que fueran precisamente ellos los que se alzaran al final con el primer premio de este popular certamen.

Tal y como ocurriera en el escenario del Recinto Ferial el pasado 15 de febrero, Cariocas se movió sobre el asfalto como uno solo. Y ello pese a la dificultad de la coreografía elegida, con movimientos extremadamente rápidos prácticamente en cada segundo, con mezclas intermitentes entre los diferentes bloques de los bailarines y con elementos que incluyeron todas las partes del cuerpo.

Brazos, piernas, cuello, cadera, hombros... los componentes de Cariocas mostraron un dinamismo tal que contagiaron, objetivo que además lograron gracias a sus propias sonrisas y gritos de ánimo. También en los miembros de la batucada, que marcaban el compás tanto con mazos y baquetas como con sus propios movimientos. La comparsa se lo estaba pasando bien y eso se reflejó en su actuación.

Similar le ocurrió a Joroperos, que obtuvo finalmente el segundo premio de Ritmo y Armonía y cuya actuación fue tan compacta que por momentos parecía que danzaban al son de algo más que solo percusión. La energía lagunera se mostró en todo el espectáculo preparado para el certamen del sábado, en el que destacó la ejecución de los cruces de movimientos por grupos así como los giros imprevistos, tanto en vertical como en círculos. Ayudados además por luces de led, los miembros de la batucada también se atrevieron con una coreografía que implicó algo más que movimientos basculantes. Lo que impidió que Joroperos llegara más alto en el podio fue la impecable actuación de Cariocas.

El tercer premio de Ritmo y Armonía fue a parar a Candelaria. Tropicana abrió el certamen y ya puso el listón alto gracias fundamentalmente a que planificaron una coreografía con movimientos arriesgados, algunos con aires de trap y otros con una base de sensualidad latina. Con los elementos de su diseño en los brazos como principal aliado para dar mayor vistosidad a sus movimientos, la comparsa ganó intensidad con sus figuras acabadas con el cuerpo de baile por los suelos y se ganó la simpatía del respetable al parar la batucada para imprimir ritmo solo con las palmas.

Accésit

El plantel de ganadores de este certamen, que lleva el nombre del fundador de las comparsas, Manuel Monzón, se completó con Bahía Bahitiare. La comparsa de Zara Díaz se alzó con el accésit con una actuación basada en la samba, aunque sus pasos iniciales se revelaron tan marcados que recordaban una marcha. El aval del grupo vino por un lado gracias a su coordinación, tanto en el colectivo como en bloques reducidos, así como los cambios de ritmo ejecutados a la perfección por la batucada y seguidos con naturalidad desde el cuerpo de baile.

Las cuatro formaciones mostraron su mejor cara en el desfile sobre la Avenida Marítima, anunciadas además cada una de ellas con un cañón de confeti. Lo mismo las tres comparsas restantes que si bien no alcanzaron uno de los ansiados cartones también fueron el mejor argumento de por qué de Ritmo y Armonía es uno de los concursos preferidos de los carnavaleros.

Es el caso de Rumberos, que apostó por hacer valer su trabajada fantasía también en el asfalto. Todos los cambios de vestuario formaron parte del espectáculo de la más veteranas de las comparsas, que destacó por su agilidad apoyada en los movimientos de brazos así como por las complejas figuras grupales al término de cada bloque. De entre sus pasos, llamativo que apuesten por pasos totalmente horizontales así como por movimientos estancos en bloque.

Al grupo que fundó Manuel Monzón le siguió otra de las formaciones más antiguas: Danzarines Canarios. Nada más arrancar ya despertaron los aplausos del público solo por contemplar como su presidente Luis Hernández con el estandarte en mano intentaba luchar contra el viento sin perder la sonrisa. Ya en lo que se refiere a la coreografía dispuesta para el Ritmo y Armonía, la comparsa chicharrera destacó por un ritmo ascendente, basado en movimiento de los brazos y muy marcados en las caderas que acabaron siendo de lo más trepidante. Ahí se apoyan en uno de los puntos fuertes de esta formación: la batucada con un ritmo particular que además tampoco para de bailar mientras toca. Además, varias de las formaciones del cuerpo de baile se centraron en dirigirse directamente al público, lo que logra arrancar sus aplausos.

Tabajaras también aprovechó su participación en el certamen de Ritmo y Armonía para mostrar al público la fantasía que les llevó a obtener el primer premio de presentación en el certamen del Recinto Ferial y que además aprovechó para elaborar un estandarte alusivo de lo más llamativo. En el cuerpo de baile destaca el movimiento en un único bloque ejecutado con coordinación mientras que lo más llamativo fue la combinación de pasos entre bailarines y miembros de la batucada.

Bailar con calima

La nota negativa no tiene nada que ver con el talento de los comparseros aunque sí revela su entrega a la fiesta. Las condiciones climatológicas, con un intenso episodio de calima instalado sobre la capital, no parecían a priori las más adecuadas para celebrar un concurso de estas características y finalmente tuvo sus consecuencias. Según se han quejado tanto miembros del colectivo como allegados, varios de los componentes tuvieron que ser asistidos al término de su desfile con dificultades respiratorias, por el esfuerzo realizado en medio de la calima.

El presidente de la comparsa, José Bolaños, manifestó ayer su decisión de abandonar el grupo para el próximo Carnaval: "En la vida todo tiene un ciclo y creo que el mío, por el momento, se acabó", reza la publicación en redes sociales del aún responsable de Tropicana en la que, además de deshacerse en halagos y agradecimientos, añade que "en la vida hay que descansar de todas las cosas que se hacen, bien sea por desgaste o por cualquier otra situación". "El año que viene no estaré dirigiéndolos, pero quiero que sepan que me van a tener ahí para lo que sea", dijo no si antes aclarar que terminará el Carnaval y con una orden incluso como presidente: "No se me vayan a escaquear".

De las palabras de Bolaños se desprende su pasión por la fiesta pero sobre todo por su gente de Tropicana, a los que agradeció el trabajo, el esfuerzo y la entrega "en los momentos difíciles" y sobre todo en la preparación de este año. Se despide además orgulloso porque en su último año al frente de la comparsa ha logrado cosechar dos terceros premios: de interpretación y de Ritmo y Armonía.