Siempre que Tino "El cepillo" pasa por mi cantina, nos lo pasamos pipa porque, al hablar de temas de actualidad, reparte a diestro y siniestro y casi que barre con todo, de ahí su apodo. Ayer estaba enfrascado, a cuenta de los datos que han salido a la luz, de lo que el Ayuntamiento le ha pagado a Paulina Rubio por su actuación en la Gala.

Y tanto a Tino como a muchos clientes de mi negocio les sorprende la actitud del actual equipo de gobierno y su doble vara de medir. Por un lado, critican que se haya pagado 500.000 euros a Juan Luis Guerra por un concierto de tres horas de duración, en riguroso directo, a una estrella de primer nivel mundial y que protagonizó el evento más multitudinario que se recuerda; y por otro lado contratan a otra "estrella" en decadencia y se gastan 105.000 euros, en ocho minutos de playback, con canciones antiguas y en unas condiciones tan penosas que hemos vuelto a ser noticia a nivel nacional. Lamentable. Sorprende también que se critique la forma en la que se contrató al dominicano, motivo por el cual su expediente está en la Fiscalía, pero no que se esté tramitando la contratación de Carlos Vives para este año, exactamente igual, con pago por anticipado incluido. Y no solo lo dicen los clientes de mi cantina; lo afirmó el propio concejal de Fiestas en unas declaraciones en la radio en las que no dudó en afirmar que es la única manera de contratar. No es la primera vez que sorprende el edil con algo así; ya declaró también que la adjudicación de quioscos tenía, para él, muchas dudas jurídicas pero que, así y todo, lo iban a volver a hacer igual. Y se quedó tan ancho.

Mis clientes esperan que, si con Guerra hubo irregularidades, los responsables deben pagar sus consecuencias, pero también esperan que el mismo concejal que acudió a la Fiscalía, estudie con cariño las contrataciones del presente carnaval. Hay algunos, como "El cepillo", que aseguran que, pasada la fiesta, a muchos se les va a subir la bilirrubina.