Los grupos oficiales del Carnaval cedieron anoche el testigo del protagonismo de los concursos a la fiesta en la calle, la auténtica protagonista ahora, cuando don Carnal abandona el recinto ferial -que ha sido el cuartel general de la fiesta durante casi tres semanas- para encontrar en la vía pública su escenario natural. La Cabalgata anunciadora, el desfile más largo de cuantos se celebran cada edición, anoche pareció eterno, lento y anárquico.

Los grupos arrancaron a las 20:00 horas, según el horario previsto por la organización, desde la avenida de Bélgica, a la altura del parque Viera y Clavijo. Poco a poco fueron desfilando hasta Ramón y Rajal, donde estaba prevista a las 20:30 horas una conexión con la alcaldesa de Santa Cruz de Tenerife, Patricia Hernández, y el concejal de Fiestas, Andrés Martín Casanova. Al frente de la Fufa, Agustín Marrero, que se estrenaba como director de la murga madre de Canarias, para seguir de cerca la batucada de Tabajaras, primer premio de Presentación, y luego Mamelucos, la mejor murga también por su disfraz, así como Sabor Isleño y luego Joroperos.

Este año la organización había apostado porque al principio del desfile ocuparan los primeros puestos los ganadores del apartado de disfraz, lo que suscitó algunas críticas entre los participantes. De hecho, si Zeta-Zetas no hubiera ganado el tercero de disfraz, habría sido la última murga en pasar ante el público, ya que Fiestas estableció que, a excepción de los ganadores en Presentación, se mantuviera el mismo orden con el que se sucedieron las actuaciones en los concursos, ya fuera de murgas, comparsas, agrupaciones musicales o rondallas... De los primeros, también Diablos Locos, por su doblete de Presentación.... e Interpretación, pero Bambones, terceros por su repertorio quedaron rezados en el primer desfile del Carnaval. Esta decisión provocó el malestar por el nuevo criterio empleado, aunque no tanto como la decisión de que este año los grupos solo tengan una actuación oficial en todo el calentario de la fiesta en la calle, que comienza hoy mismo.

Abriendo el desfile, la reina del Carnaval, Sara Cruz, que tantas veces vio desfilar a la agrupación musical de su abuela, Laly Sierra, -Chaxiraxi-, y ayer era precisamente ella quien presidía el desfile como reina del Carnaval.

Entre los primeros participantes, cuando el desfile todavía mantenía ritmo, participaron los representantes de la comitiva del entierro de la Sardina de Murcia que tiraron la casa por la ventana regalando centenares de pitos y juguetes plásticos que despertó alguna crítica de los grupos que lo seguían porque aseguraban que las componentes de las comparsas se había resbalado al pisarlo.

Después de algunas murgas infantiles, aparecieron las agrupaciones coreográficas como Azahar, que celebra 30 años, denunció que cuando se disponían a salir en la cabalgata le levantaron "acta de infracción al vehículo por no tener limitar de sonido". Y aseguraron que esta situación afectaba a varias formaciones coreográficas a pesar de que, según su versión, desde Fiestas le habían dado el visto buena a la documentación presentada, dado que, según recordaron, "no somos carroza ni coche engalanado, porque en ningún momento nos requirieron esos requisitos". Precisaron que desde hacía un mes había cumplimentado los trámites con la organización.

Ya a las diez de la noche, dos horas después de comenzar el desfile, había pasado la reina y las damas de honor así como la reina infantil, pero comenzaron a hacerse visible de forma obtensible los parones y vacíos entre grupos por la parte baja de la plaza de San Fernando, en el barrio Duggi

Parecía que la organización de Fiestas había perdido el control de la Cabalgata. En realidad, un personal que pareció más menguado que en otras oportunidades y que anoche se identificó coordinando el desfile inaugural del Carnaval, en su salida a la calle, a los directores de los distritos y al personal de confianza de esos departamentos.

Entre grupos, ya no solo eran vacíos sino que la Cabalgata no avanzaba y parecía que no había intenciones de que recuperaba el ritmo. Desde la organización se aseguró a las que diez de la noche la cabecera de la Cabalgata había sorteado ya el trayecto hasta cerca de la plaza de España.

Poco antes de la medianoche continuaban saliendo grupos desde la avenida de Bélgica. La reina de los mayores no había llegado concluido el desfile, sino que se encontraba en su carroza a la altura de la plaza del Príncipe. Si seguían los vacíos. Parones.

Entre los grupos participantes, destacó la presencia de los Cumbacheros, llegados de nuevo desde Lanzarote, que tuvieron todo el tramo de distancia que quisieron para protagonizar de su actuación. Ya a la medianoche, por encima de la plaza militar, en Ramón y Cajal, a 200 metros de la esquina con el puente Galcerán, un componente de la murga Chinchosos cayó de forma sobrevenía mientras desfilaba junto a su murga, lo que provocó que se reclamara la presencia de asistencia sanitaria, acudiendo al lugar tres ambulancias. El murguero fue animado, nada más llegar personal de Protección Civil y Policía Nacional, e incorporarse otros efectivos sanitarios. Esta situación se tradujo en que, si ya la Cabalgata había acrecentado los espacios y parones entre grupos, el incidente provocó que se parara durante casi 20 minutos, con un vacío entre Ramón y Cajal y la sede del ayuntamiento.

El incidente ocurrido con el murguero dejó casi en una anécdota que la murga Klandestinas desfiló con las bocas tapadas en protesta por el trato recibido desde la organización, según explicaron algunas componentes. Al cierre de esta edición reinaba el desconcierto en el desfile, que esperaba al menos que acabaran de sucederse la presencia de los grupos en una desangelada Cabalgata, sin ritmo, muchos vacíos y un sobresalto que acabó por deslucirla.