En la pasada edición de las fiestas deslumbraron en el certamen de su colectivo que sí existe en Las Palmas de Gran Canaria. Tanto que el pasado domingo volvieron a subirse a las tablas del escenario del Parque Santa Catalina. "Se bajaron muchos llorando de la emoción de ver la recepción del público", explica su presidenta Natalia González, quien pese a agradecer el enorme recibimiento de las vecinas carnestolendas afirma que "lo que queremos es triunfar en Santa Cruz".

En cierta manera ya lo hacen puesto que fueron los primeros anoche en recibir los aplausos en el concurso de la modalidad adulta en el Recinto ferial tinerfeño y seguramente obtendrán el mismo cariño el próximo sábado en el concurso de Ritmo y Armonía. Pero incluso llegar hasta ahí ha costado a la pequeña gran comparsa de Candelaria, que hacen algunos años ni siquiera podía ver televisada su actuación.

"Es difícil estar solo", resume la responsable del colectivo durante los últimos cuatro años, que argumenta que tienen que "pelear y luchar" prácticamente cada cosa. Incluso desde la consideración de grupo en Fiestas: "Entendemos que deberíamos tener al menos la misma subvención que las murgas infantiles en lugar de los grupos coreográficos como hasta el año pasado", lamenta González.

Aún así, esa pelea cotidiana ha servido para que Tropicana Infantil se haya labrado su propio hueco año a año. Y ya van 24. De hecho, confían en poder celebrar de manera especial la edición de la fiesta de 2021, cuando cumplan sus bodas de plata. Quizá con un concurso, "no por competir, sino porque motiva al grupo".

"Claro que nos gustaría que hubiera más comparsas infantiles pero sabemos que es difícil", admite su presidenta. Cualquiera lo diría después de ver la actuación de los pequeños anoche en el Recinto Ferial, con espectáculo cargado de ritmo, basado en el diseño que ha creado Jorge González y que ha estado coreografiado por David Gómez, quien "se ha volcado muchísimo con los niños".

Se reflejó en el escenario, momento en el que además la comparsa sorprendió con una innovación que González define como "pequeña" pero que supone un salto: Por primera vez en su historia realizaron un cambio de vestuario durante el show. Es solo un ejemplo de los pasos en pro de la calidad del colectivo, que además también se esfuerza en fomentar entre los niños y niñas "valores como el respeto o la convivencia". "Por eso paramos de hacer cosas, de actuar donde sea. El problema es que queremos ir a todos sitios", bromea.